Capítulo 78. Lucky

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Tres semanas después, martes, 19:36h.

- ¡Vilma, ya estoy en casa! – dice Natalia al entrar por la puerta, justo antes de soltar la chaqueta y las llaves en el armario de la entrada.

- ¿Los Picapiedra, abuela?, ¿no te parece que deberías usar referencias más... de tu edad? – contesta Alba desde la cocina.

- ¿Llegaré algún día a casa y no te meterás conmigo por algo? – responde la morena que se acerca hasta la puerta de la cocina.

Y la encuentra allí, descalza, tan sólo cubierta por una enorme camiseta que dejaba uno de sus hombros al aire, está picando fruta mientras algo que huele increíblemente bien se cocina en una olla.

- Madre mía... - la navarra recorre despacio con los ojos las piernas de Alba, deleitándose en cada curva, y sigue subiendo hasta encontrarse con aquella boca, en la que la pequeña mordía nerviosa el labio inferior.

- Nat... - intenta regañarle entre la risa y la vergüenza.

- ¿Dónde hay que firmar para ver esto cada día al llegar a casa? - sin dejar que la rubia suelte el cuchillo ni la fresa que tenía en la mano, Natalia se acerca despacio y la levanta del suelo, agarrándola fuerte del culo.

- ¿Ver qué exactamente? – pregunta juguetona.

- Verte aquí... medio desnuda... cocinando... - explica mientras la deja suavemente sentada en la encimera.

- Ajam... - dice la pequeña, que deja caer el cuchillo en el fregadero, pero no tiene tiempo de soltar la fruta – espera... voy a ponerte perdida.

- Creo que es tarde para evitar eso – susurra ya casi contra su boca la morena, mostrándole una sonrisa.

- Qué cerda eres – contesta entre carcajadas.

- También es culpa tuya – dice antes de atrapar aquellos labios con los suyos.

El beso rápidamente pasa a mayores, las manos de Natalia se deslizan por debajo de la camiseta de la rubia que, con su única mano libre, se agarra a su nuca. Cuando ya los jadeos de ambas son casi incontrolables, la navarra se separa ligeramente, buscando los ojos de Alba, que puede ver aquellas pupilas dilatadas, gritando la necesidad de hacerla suya. Muy despacio, Natalia se arrodilla, mientras tira hacia abajo de la ropa interior de la otra, que no puede evitar deja escapar un gemido, viendo lo que pretende hacer.

- Nat, no... - Alba, que intenta mantener el control de la situación, dejar caer la fruta al suelo, agarrándose a la encimera en el momento en el que siente la lengua de la morena entre sus piernas - ¡joder!

Aunque tarda unos segundos en reaccionar, la pequeña empieza a moverse al ritmo que le marcan las manos de Natalia, agarradas a sus muslos. Cuando empieza a sentirse mareada, acaricia el pelo de la morena, que entiende rápidamente el mensaje y acelera el ritmo.

- No... no puedo más... - gime Alba, empujando hacia donde más la necesita, la cabeza de Natalia, que no puede evitar gemir por la excitación – Nat, Nat...

El orgasmo sacude a la rubia, susurrando su nombre y aquello excita aún más a la navarra, que no duda en ponerse de pie y abrazarla a su cuerpo, hasta que deja de temblar.

- Dios... - jadea oculta en su cuello – ¿dónde tengo que firmar yo para tener esto todos los días?

- A mí no me confundas ¿eh?, que sabes que luego voy y me caso enseguida – bromea Natalia, que alcanza la mano con la que la pequeña se está agarrando a la encimera, aún manchada de fruta y se la lleva a la boca, con una sonrisa.

La morena lame despacio cada uno de los dedos de Alba, metiéndoselos en la boca y, sin saber bien si es por el comentario o por contemplar aquella escena, la rubia intenta tragar sin conseguirlo, ya que se le ha quedado la boca seca.

INSOMNIUM | AlbaliaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon