Capítulo 85. Valió La Pena

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Casi una semana después, sábado, 21:35h.

Natalia sale del hospital después de una guardia de 24 horas con la sensación de que la mejor forma de invertir su tiempo sería quedarse trabajando en un turno más. Su vida desde hacía una semana se reducía a ir de casa al trabajo y del trabajo a casa, considerando "casa" el piso de Sabela, en el que la morena se había hecho dueña y señora del sofá.

A pesar de que su amiga le repetía constantemente que para ellos no suponía ningún problema tenerla en casa, la gallega seguía pensando que la mejor idea, teniendo en cuenta la comodidad de la cirujana, hubiese sido que ésta se trasladase a un hotel.

- Natalia, por Dios, si es que casi no puedes moverte - decía la otra.

- No pasa nada, Sab, es cuestión de días - contestaba la otra sin prestarle mucha atención.

- Cariño... ¿tú no te has planteado que es posible que Alba no pueda con esto y lo mejor sea que os separéis? - intenta decir la gallega de la forma menos dolorosa posible.

- No, eso no va a pasar, tarde o temprano acabará bajando la guardia - explica la morena, ahora mirándola a los ojos - Es solo que... ahora piensa que está haciendo lo mejor para las dos... tú dale tiempo.

Pero el tiempo pasaba y el contacto con Alba se reducía a unas pocas frases vía WhatsApp en las que se ponían al día de su rutina y poco más. A pesar de que la navarra había intentado llevar la conversación hacia un lado más sentimental, la rubia siempre había conseguido esquivar el tema y cortar la conversación. Estaba claro que aquello no se iba a solucionar a base de presionarla, por muy claro que lo tuviese Natalia.

Justo aquella noche, la morena estaba más perdida que nunca ya que Alba le había comunicado el día anterior que saldría con las chicas y que no estaría disponible para la hora a la que solían hablar por la noche. Natalia llega a casa de Sabela, con una caja de pizza en la mano, pizza que apenas mordisquearía ya que sólo tenía ganas de acostarse y que la noche pasase cuanto antes. La idea de Alba bailando entre todas aquellas mujeres que la recibirían como la especie de diosa que parecía ser para ellas... aquella imagen le nublaba el juicio.

Justo cuando estaba a punto de retirar las cosas de la mesa y meterse en la cama, el sonido de su móvil la distrae. Con el aparato en la mano, se da cuenta de que lleva un rato recibiendo mensajes.

 Con el aparato en la mano, se da cuenta de que lleva un rato recibiendo mensajes

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INSOMNIUM | AlbaliaWhere stories live. Discover now