Capítulo 69. Satisfaction

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Esa misma noche, viernes, 21:17h.

Alba, que había elegido un diminuto vestido negro que, aunque ancho, insinuaba bastante bien su figura, esperaba sentada en el sofá a que la morena saliese de la habitación.

- Nat, vamos a llegar tarde y, por una vez, no va a ser culpa mía – la llama la rubia desde el salón.

- Por favor, pídeme lo que quieras, pero no me hagas llevar esto – suplica la otra desde dentro.

- Venga, va a ser divertido – contesta ella entre risas.

- Es que se nota muchísimo, va a darse cuenta todo el mundo... - la morena sale del cuarto haciendo un puchero, mientras se intenta colocar el pantalón.

Alba se reclina en el sofá, poniendo ambos brazos estirados en la parte superior mientras cruza las piernas. La figura de la navarra apareciendo por la puerta la deja sin aliento, lleva puesto un pantalón de pinza negro bastante ancho que tapa en la parte de la cintura con una camisa larga en color blanco, se ha recogido las mangas hasta mitad del antebrazo y lleva unos tacones de aguja de esos que provocan infartos.

- Joder, nena... - es lo único que consigue salir de la boca de la rubia, que se relame sin dejar de mirarla.

- Alba, voy incomodísima, se nota el bulto – protesta señalándose la entrepierna.

- Oh, venga ya, quejica – se ríe la otra, que se levanta despacio para acercarse a ella – a ver, déjame a mí.

Alba desabrocha con cuidado el pantalón de la morena, que se queda callada de pronto. Muy despacio mete la mano dentro y acaricia los bóxer de marca que Natalia ha elegido para la ocasión.

- No... no aprietan suficiente... se nota mucho... - empieza a quejarse de nuevo hasta que la rubia levanta la mirada para encontrarse con la de ella.

Podrían pasar días enteros sin salir de la cama más que para comer algo, podrían estar sin separarse ni un milímetro durante horas, tan solo besándose, podrían pasar la eternidad juntas... pero Natalia sabía que jamás sería capaz de controlar lo que provocaba en ella esa mirada felina de la rubia cuando quería algo. Alba, con mucho cuidado tira de la goma de la prenda hacia abajo, hasta que, producto de la tensión del arnés, se escapa de la ropa interior aquella polla color carne.

- Alba... - la navarra no consigue articular más palabra que esa cuando los ojos se le abren como platos al contemplar a la rubia acariciando aquella cosa con la mano.

No sabía por qué, pero ver los movimientos de la pequeña estaban haciendo que Natalia perdiese el control y sintiese el corazón a punto de salírsele del pecho. Aunque lo que casi le provoca el infarto es verla arrodillarse ante ella y llevarse aquello a la boca.

- Dios... - susurra la morena, a quien, por algún motivo enfermizo, aquello la está llevando casi al límite.

Tras unos segundos recorriendo despacio aquella polla con la lengua mientras la acariciaba, Alba vuelve a ponerse de pie, lanzándose a la boca de la navarra, que la recibe, agarrándola por el cuello para atraerla hacia ella. Mientras que Natalia busca ansiosa la lengua de la rubia, ésta parece seguir jugando con el arnés mientras acaricia su pierna, deslizando el pie desde su tobillo hasta su muslo. Los besos a medias de Alba la están volviendo loca y necesita sumergirse en ella hasta ahogarse, cosa a la que la otra parece no estar dispuesta, pues se aparta una y otra vez, obligándola a buscarla de nuevo.

- Aaahhh... - el gemido de la rubia contra su boca y sus manos atrayéndola de golpe hacia ella, obligan a Natalia a mirar hacia abajo en busca de una respuesta.

Una descarga eléctrica recorre el cuerpo de la morena hasta acabar en su entrepierna cuando contempla que la pequeña se ha montado en aquella cosa y ahora se mueve sobre ella. Producto de un deseo irrefrenable, Natalia alza a la rubia por el culo y la apoya en la parte alta del sofá para tener mejor acceso a ella, empezando a mover sus caderas.

INSOMNIUM | AlbaliaWhere stories live. Discover now