Capítulo 63. Nothing Else Matters

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Habían pasado casi cuatro días, en concreto 91 horas y 45 minutos desde que Alba había visto a Natalia por última vez. Sabía que la morena cumpliría con lo que se esperaba de ella y acudiría a aquella comida con Miki y sus compañeros de trabajo. Miki… su marido. Quería creer la parte en la que ella le había prometido dejarlo, en la que le había dicho que sólo quería estar con ella, pero lo cierto era que ahora no estaba allí, estaba con él y que aquello parecía no tener una salida fácil para la navarra, por lo que era probable que ésta lo arriesgase todo.

“Tal vez si fueses más clara con ella, Alba, tendría menos miedo”, se regaña la rubia a sí misma.

Pero el miedo le estaba haciendo imposible dar un paso más, imposible contestar a sus mensajes… ni siquiera le había permitido coger alguna de las 42 llamadas perdidas de la morena de los siguientes tres días a su marcha. Alba solo miraba la pantalla del móvil hasta que éste dejaba de sonar y volvía a lo que estuviera haciendo en ese momento.

La voz de Natalia retumbaba constantemente en su cabeza, le impedía conciliar el sueño. Algunas noches incluso, creía poder escucharla a su lado mientras dormía:

"Rubia, soy yo, ¿tienes un ratito para hablar?"

"Albi, ¿te puedes escapar un momento?, dime algo"

"¿Estás enfadada todavía?... Alba, por favor... habla conmigo"

"No tienes que hablar tú si no quieres, ¿vale?... pero descuelga el teléfono..."

"Habla conmigo, por favor... te echo de menos.."

"Alba… Alba, por favor, coge el teléfono… sólo cinco minutos, te lo prometo…"

"Joder, con el puto contestador... ¿tanto te cuesta?, sólo un minuto, por Dios"

"Soy yo otra vez… ¿qué es lo que he hecho tan mal, Alba, para que ni descuelgues ni contestes a un puto WhatsApp?"

"Por favor, Alba... no puedo más... no puedo más..."

Había estado a punto de contestar en varias ocasiones, sobre todo cuando había escuchado llorar a la morena al otro lado, pero su propio miedo se lo había impedido.

¿Qué pasaba si lo cogía y Natalia le decía que se lo había pensado mejor?, que no podía dejar a su marido, que se había dado cuenta que aquello que decía sentir por ella era una confusión momentánea… ¿qué pasaría si nunca llegaba a ser lo suficientemente valiente como para dejar todo aquello?

Alba ya ni siquiera se planteaba qué haría ella si en algún momento la morena le dijese que ya era libre y que ya podían estar juntas. En cualquier otra etapa de su vida, habría sido ella misma la que convenciese a la chica de turno para que no rompiese su matrimonio, pero ahora… era Natalia… sólo eso… era Natalia… que se había instalado en su pecho y parecía que se negaba a que la desalojasen de allí, por más que la rubia lo había intentado.

La simple idea de escuchar su voz diciéndole que se lo había pensado mejor le helaba la sangre.

Después de tres días y una noche completa, la navarra se había rendido y había dejado de llamar. El hecho de que no se hubiese plantado en su casa, hacía pensar a Alba que podría seguir en Madrid, con Miki. Aquel pensamiento la tuvo vomitando toda la mañana, por lo que decidió trabajar desde casa para evitar preguntas embarazosas en el hospital.

INSOMNIUM | AlbaliaWhere stories live. Discover now