Capítulo 79. Yoko Ono

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Capítulo 79.

Al día siguiente, miércoles, 7:18h.

Alba había pasado una noche horrible en el hospital, desde que había salido de aquella sala, dejando a Natalia con su madre y aquel otro médico, su cabeza no había parado de darle vueltas a lo mismo. La posibilidad de que la morena se fuese cinco años a África a vagar por Dios sabe dónde... vale, era cierto que sería algo bonito y altruista que hacer a cambio de nada, pero, por otra parte... ¿no podía hacerlo cualquier otra persona? Tanto como la idea de perderla durante cinco años, le aterraba la de que se quedase allí, sacrificando su sueño, por su culpa, para estar con ella.

Estaba tan inmersa en sus pensamientos que no es consciente de que ha llegado a casa hasta que, al abrir la puerta, le llega un increíble olor a comida. Es entonces cuando se da cuenta de que no come nada desde el almuerzo del día anterior. Entra despacio y se acerca a la cocina, en la que le espera una mesa perfectamente montada en la que hay un café humeante, un vaso con zumo recién exprimido, un plato con tostadas y aguacate, y un pequeño recipiente con una rosa de papel.

Al llegar a la mesa, Alba recoge una tarjeta en la que con la letra de Natalia aparecen dos palabras: "LO SIENTO", y no puede evitar repasar aquellos trazos con los dedos, abandonándose de nuevo a sus pensamientos más negativos... la morena iba a irse.

- Tendría que habértelo comentado, perdóname – aquella voz detrás de ella la sorprende, pero no se gira para mirarla, intentando hacer acopio de valor para soportar el posible palo que está por venir – Ni siquiera lo pedí yo, vino Raúl a ofrecérmelo. Hemos operado varias veces juntos y hacemos buen equipo, por eso estoy la primera de la lista, si es que quiero irme...

Alba no contesta, ni se gira, pero cierra los ojos y baja la cabeza, preparada para el hachazo.

- Pero no quiero, no quiero alejarme de ti – continúa mientras la coge por la cintura y la obliga suavemente a girarse – no pienso dejarte ahora que he conseguido que me digas que me quieres.

Natalia levanta la barbilla de Alba con un dedo y apoya su frente en la de ella, rozándole los labios con los suyos.

- Perdóname, tendría que habértelo contado, pero fue hace tanto tiempo que ya ni me acordaba – explica suavemente mientras la rodea con los brazos – Además, no puedo irme a ningún sitio sin ponerte el cepo.

La rubia, confusa, se despega de ella y la mira a los ojos, buscando una explicación.

- No me mires así, ¿en serio crees que voy a irme de misionera cinco años y dejarte aquí sin ponerte una argolla? – la morena, con una sonrisa divertida, se dirige hasta la mesa y retira la silla, para que la pequeña se siente – Venga, desayuna y a la cama.

Alba, se sienta despacio, sin quitarle el ojo de encima y se lleva una de las tostadas al a boca. Cerrando los ojos para disfrutar de aquel manjar deshacerse en su boca. Aún no entiende como aquella mujer la puede hacer pasar del miedo más profundo a la felicidad más absoluta en cuestión de segundos.

- Uuummm... - la rubia pone los ojos en blanco y sonríe-

- ¿No vas a decir nada de lo del cepo ni de lo de la argolla? – pregunta la navarra divertida.

- Nop – responde justo antes de reír a carcajadas.

- Ohhh, vamos – protesta – no tiene gracia que ya no paniquees cuando te hablo de compromiso.

- Lo sé – contesta entre risas.

- Bueno, voy a hacer la compra mientras te echas un rato – dice haciendo un puchero.

La morena le deja un beso en el pelo y se dirige hacia la puerta.

- ¡Nat! – Alba la llama sin levantarse de la mesa, pero mostrándole una sonrisa que casi no le cabe en la cara - ... te quiero.

INSOMNIUM | AlbaliaWhere stories live. Discover now