Capítulo 19. Cuna de Caín

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Esa misma noche...

- ¿Natalia?... ¡Natalia!, ¿pero qué haces tú aquí? - y de pronto, esa voz con la que se encuentran de frente, las saca a ambas de sus diálogos internos.

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- ¡Santi! - grita la morena, lo suficientemente alto como para que Alba, que va pegada a su espalda la escuche y suelte rápidamente su mano.

- Vamos, no me jodas - Natalia escucha el susurro de la voz de la rubia a su espalda, lo que le provoca una sonrisa involuntaria.

- ¿Qué... qué haces TÚ aquí? - le pregunta a su hermano.

- Mamá me habló de este sitio, he venido con unos amigos - le contesta él con suficiencia, mientras ojea el local, como buscando algo.

"Mamá te habló de que Alba venía a este sitio, más bien", piensa Natalia, maldiciendo el sentido de la oportunidad de Santi.

- ¿Y tú por qué has venido? - vuelve a preguntar el chico - ¿has venido con Miki?

Viendo que Natalia no encontraba una excusa razonable para su presencia allí, Alba decide salir de su escondite y saludar:

- Pero bueno, Santi, ¿cómo tú por aquí?, no sabía que bailases salsa - dice la rubia, acercándose al chaval y dejándole un beso en la mejilla.

- No bailo, pero estaría dispuesto a aprender si encontrase una buena profesora - al decir esto, tira de la mano de Alba, obligándola a dar una vuelta sobre sí misma, para dejarla pegada a su cuerpo.

Aunque, en un primer momento, el gesto molesta profundamente a Natalia, al ver la cara de asco de la rubia y su intento de escabullirse de él, no puede evitar dejar escapar una carcajada.

- ¿Y tú de qué te ríes? - le pregunta su hermano, molesto, dando un paso hacia ella.

- De ti, pringado - le contesta rápidamente, pegándose aún más al chico.

- Ey, ey, ey, haya paz, ¿eh? - dice la rubia colocándose entre los dos - Santi, le debo una cerveza a tu hermana por ayudarme con la tesis, ¿te apuntas?

- Por supuesto, a una y a las que quieras - contesta el chico tirando de Alba hacia la barra y olvidándose de sus amigos, que a Natalia le parecían, cada vez más, una excusa para aparecer por allí.

Tras hacerse cada uno con su cerveza correspondiente, la rubia les guía hasta su grupo de amigos, si hay algo que no quería era estar en medio de una pelea fratricida sin apoyo.

- ¡Ey, chicos!, os presento a Natalia y a Santi - dice Alba llamando la atención del grupo.

- ¡Muy buenas!, venid aquí - dice Dave, pasando los brazos por encima de los hombros de los hermanos - ¿qué bebéis?

Los dos responden levantando sus botellines a la vez, provocando las risas de todos.

Después de una hora, la situación era aún más tensa, Santi, con un par de copas de más, no controlaba lo que salía por su boca y había puesto a Alba en más de una situación comprometida. Natalia, que habría sacrificado a su hermano allí mismo, fingía entretenerse en conversaciones a las que, realmente, no prestaba atención mientras que veía como la rubia se "escudaba" en sus amigas sin que ella pudiera hacer nada sin descubrirse.

- Vamos a ir a bailar, Alba - consigue articular Santi, al que el alcohol ya le hace hablar prácticamente en otro idioma.

El chico intenta coger a la rubia del brazo, pero debido al mareo, acaba dando un codazo a África, que deja escapar un grito. Esto provoca que Carlos y Alfonso se pongan delante de él, bloqueándole el paso hasta las chicas.

INSOMNIUM | AlbaliaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt