Capítulo 33. Feeling Good

16.1K 623 119
                                    

La mañana siguiente, domingo, 8:18h

Natalia se despierta con la sensación de haber dormido dos días seguidos, al abrir los ojos, se descubre a sí misma abrazada a la espalda de cierta rubia, que duerme plácidamente. Recorre despacio el cuerpo de Alba con sus ojos, la verdad es que mirarla dormir es bastante relajante.
La morena mira el reloj de su muñeca y se asombra al ver la hora; es normal que la rubia no se crea lo de sus problemas de sueño si, con ella, siempre acaba sucumbiendo a él.

Sus movimientos hacen que Alba, aun dormida, gire sobre sí misma, y quede cara a cara con ella. Aunque, en principio Natalia teme haberla despertado, comprende que no lo ha hecho en el momento en el que la pequeña entrelaza sus piernas con las de ella y pasa un brazo por encima de su tripa. La morena, que estaba pensando en salir de la cama, decide disfrutar un poco más de ella y se gira sobre su costado, abrazando a la rubia, que le responde enseguida, escondiendo su cara en el cuello de Natalia. La navarra cierra los ojos un segundo y aspira el olor de su pelo...

Dos horas más tarde...

Un hambre voraz hace que la morena se despierte de nuevo para encontrarse en la misma postura en la que estaba al cerrar los ojos, le parece increíble su capacidad de dormirse cuando Alba está cerca. Con mucho cuidado sale de la cama, toma prestada una camiseta a la rubia y va a la cocina. Tras rebuscar en la nevera y en un par de armarios, Natalia se decide a hacer una tortilla, bacon y café. También ha encontrado fruta y lo que parece ser una jarra con zumo de naranja natural.

La morena prepara una bandeja con la fruta, los zumos y las tazas, cuando la vitrocerámica empieza a emitir unos pitidos muy desagradables. Intenta apagar los fuegos pulsando los diferentes botones de la placa pero no consigue que cese el sonido, además, justo en ese momento, la cafetera italiana termina de hervir por lo que al apartarla con la mano, se quema.

- Ey, ¿intentas quemarme la casa? - pregunta la rubia, apoyada en el quicio de la puerta.

- Yo... yo... intentaba hacer el desayuno - explica la otra, aun sacudiendo la mano dolorida.

- Déjame que te ayude, anda - contesta la rubia con una sonrisa.

Pasando junto a Natalia, Alba apaga la vitrocerámica, acabando con el molesto ruido; usa un paño para coger la cafetera y apartarla del fuego, y saca las tostadas, algo carbonizadas de la sartén.

- Bueno, he visto quemaduras de segundo grado menos maltratadas que esto - dice riéndose mientras enseña un trozo de pan negro a la morena.

- Lo siento, yo... me llevo fatal con las cocinas - se disculpa la otra.

- Ya veo - sonríe la rubia mientras coloca más pan en la plancha - anda, ven.

Alba coge a la morena de la mano y se la coloca bajo el grifo, dejando caer agua fría sobre ella; mientras la remoja, se agacha, buscando un paño limpio en uno de los cajones, para después, envolver la quemadura con él. Durante todo ese rato, Natalia la sigue con la mirada, en silencio, estudiando a aquella Alba "doméstica".

- No sueles cocinar mucho, ¿no? - pregunta la rubia con una sonrisa en los labios.

- La verdad es que nunca, cambiaría sin pensarlo la cocina por un gimnasio - explica la otra mientras Alba de acerca de nuevo a los fuegos - Suelo comer en la cafetería del hospital o alguna porquería de la máquina.

- Vas a matarte si sigues comiendo tan mal - protesta Alba, controlando las tostadas.

- ¿Cómo lo haces tú? - pregunta la otra, curiosa, sorprendiendo a la rubia, ya que no suele interesarse por su día a día.

INSOMNIUM | AlbaliaWhere stories live. Discover now