Al día siguiente, domingo, 13:30h.
Alba había aprovechado el insomnio para hacer limpieza en casa y poner un poco de orden en sus cosas, ya que lo de poner orden en sus ideas le estaba resultando más difícil de lo que esperaba. Había salido de la cama a las siete, para las doce de la mañana ya había dejado todo más limpio que un quirófano y había preparado comida para el día siguiente.
Para su desgracia, en el mismo momento en que se habían acabado sus actividades programadas, sus ganas habían traicionado a su sentido común y había acabado escribiendo a quien no debía.
Casi a la vez que Alba envía el último mensaje, escucha sonar el portero. Sin preguntar quién es, abre y se dirige a la puerta, mirándose un momento al espejo para comprobar que todo está en su sitio. Producto de las dudas de última hora, la rubia no ha tenido tiempo de arreglarse, por lo que la va a recibir con la ropa de estar por casa, unos mini pantalones vaqueros de cuando iba al instituto y una camiseta enorme de publicidad de alguna marca de cerveza que ya casi ni podía leerse por el paso del tiempo. Lleva el pelo algo revuelto, pero en general su aspecto es aceptable, por lo que decide que abrir la puerta con esas pintas, antes incluso de que la morena llame al timbre.
Abre justo a tiempo para verla salir del ascensor. Se ha puesto unos vaqueros rotos y una enorme sudadera color camel, aunque no ha perdonado pintarse los ojos, lo que hace que la mirada de la rubia se dirija precisamente a ese punto.
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INSOMNIUM | Albalia
Fanfiction¿Qué pasa cuando una fuerza imparable choca contra un objeto inamovible?... pues algo así.