Capítulo 62. Elígeme

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Esa misma noche...

- Sí o no, Alba, ¿te has ido con Santi? - insiste la morena, que suelta su mano.

- Sí...

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- Joder... - la queja de la morena es casi un susurro ahogado - ¿por qué?, ¿por qué con Santi?

Aunque había dejado de beber hacía un par de horas, Natalia siente peor que nunca el efecto del alcohol en su cuerpo. En su interior, es consciente de que no tiene ningún derecho sobre la rubia, que no puede exigirle nada, porque es ella la que aún no ha sido lo suficientemente valiente como para salir de aquel matrimonio, que cada vez sentía más como una cárcel, en el que ella había entrado por su propio pie y en la que la mantenía, con mucho esfuerzo, todo su entorno.

- Nat, venga, vamos dentro - su voz es delicada, incluso aquella mano tendida delante de ella parece sinceramente preocupada, pero la morena aún desconfía.

- ¿Por qué Santi, Alba? - pregunta Natalia con los ojos encharcados - sabes que va a estar recordándomelo hasta la saciedad, que ya no voy a tener un momento de paz tampoco en casa de mis padres, cada vez que le vea voy a pensar en cómo él... y tú...

- ¿Qué? - contesta la pequeña, cada vez más confusa.

- ¡¿Tenías que acostarte con mi hermano?!, joder, lo hubiese podido soportar con cualquier otro tío, pero ¿con mi hermano? - la navarra parece cada vez más nerviosa, viendo que la otra no acepta lo que acaba de hacer - que es mi puto hermano, Alba...

Las palabras de Natalia, que iban subiendo de volumen conforme lo hacía su nerviosismo, se ven silenciadas por un manotazo de la rubia en su cara.

- ¡No me he acostado con tu hermano! - susurra Alba enfadada, intentando contener la tensión de estar discutiendo en su descansillo a las cinco de la mañana.

- Alba, me lo ha dicho él - se defiende la otra, algo más calmada, mientras se toca la mejilla dolorida.

- ¿Te lo ha dicho él?, ¿tu hermano Santi, el que nunca miente ni cuenta historias? – pregunta Alba, agarrándole la cara a la otra y obligándola a mirarla a la cara.

La mirada de la rubia deja a Natalia sin palabras, sobre todo al ver una lágrima rodando por una de sus mejillas. La morena retrocede un par de pasos, confusa.

- Me... me he asustado... Elena me ha dicho que te habías ido con Santi... - la morena intenta explicarse – y luego él se ha puesto a presumir...

- Estaba muy enfadada, me he agobiado y me he ido a buscar a María – cuenta la pequeña.

- ¿A María? – la navarra intenta ordenar sus ideas.

- Sí... hemos discutido, nos hemos dicho de todo y después lo hemos arreglado – Alba siente aún las dudas de la otra, que la mira incrédula y eso le provoca una horrible sensación de inseguridad al pensar en que pudiera salir corriendo de nuevo, al no verlo del todo claro - ... ¿Es que no lo ves, Nat? ¿no te das cuenta de que soy incapaz de estar con nadie más?

La rubia susurra esto último y baja la mirada intentando contener los sentimientos.

- Alba... - la morena reacciona acercándose a ella y cogiéndola de la mano – perdóname... me he asustado y... no quiero perderte...

La pequeña sigue mirando al suelo, pero Natalia siente como lentamente empieza a responder a sus caricias. Muy despacio, lleva su mano libre a la barbilla de la otra y la invita suavemente a levantar la mirada, hasta encontrarse con la suya, que intenta decirle todo, sin palabras.

INSOMNIUM | AlbaliaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ