Capítulo 34. Nothing Breaks Like a Heart

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Ese mismo día, 14:55h.

- Dios, tiene que ser ilegal de alguna forma que lleves a alguien corriendo de esta manera - protesta Alba.

- No venimos corriendo - se defiende Natalia entre risas.

- No, si tienes metro y medio de piernas, no es correr - dice la rubia respirando agitadamente llegando a la puerta del restaurante.

- No quiero que tus amigas piensen que llegas tarde por mi culpa - explica la morena.

- Yo siempre llego tarde, es hoy cuando van a pensar que unos alienígenas se han apoderado de mi cuerpo - se queja la pequeña.

La contestación de la rubia provoca las risas de Natalia que, de forma inconsciente, hace el intento de acercarse a ella y abrazarla, pero se detiene en el último momento, al recordar que están en mitad de la calle.

- Vamos... ¿vamos dentro? - pregunta Alba, a quien la reacción de la otra no se le ha escapado.

- Sí, claro - contesta Natalia abriendo la puerta del local y colocando la mano en la espalda de la rubia, invitándola a pasar.

Alba siente arder la piel por el contacto de la morena. "Justo hoy tenías que escoger una camiseta con la espalda al aire, perfecto", se regaña la pequeña.

Tras pedir las bebidas en la barra, un camarero las acompaña a la mesa y deciden sentarse las dos del mismo lado.

- ¿Estás nerviosa? - pregunta la rubia, girándose para mirar a Natalia a los ojos.

- No... de momento - contesta la otra poniendo cara de susto, haciendo reír a Alba, que, como si fuera lo más normal del mundo, levanta la mano para acariciar su mejilla.

Natalia busca los ojos de la rubia, que, al topar con los suyos, deja de sonreír en el acto. La morena le muestra una de esas sonrisas encantadoras y se inclina sobre ella, apoyando la frente contra la suya mientras cierra los ojos. Al sentir el contacto, Alba hace lo mismo y siente como le acaricia la nariz con la suya.

"No, no, no, no irá a hacer esto en un sitio público", piensa la rubia al notar los labios de Natalia ya casi rozando los suyos.

- ¡NO ME LO PUEDO CREER! - la voz de María hace que las dos se separen de un salto y miren en la dirección por la que dos segundos después aparece la madrileña.

- ¿Ya está aquí la Reche? - pregunta África.

- No os vayáis a acostumbrar a esto - contesta la valenciana a sus dos amigas.

- Tú debes ser la culpable de la puntualidad - dice África mientras da dos besos a Natalia - ¿cómo estás, cielo?

María también saluda a la navarra antes de sentarse, pero de forma algo más fría. Por la reacción de ambas o, más bien la falta de ella, Natalia deduce que Alba las ha avisado de su asistencia a la comida.

- ¿Habéis pedido algo? - pregunta la madrileña algo seca.

- No, os estábamos esperando - contesta la valenciana, mirando seria a su amiga.

- A mí me apetece un bandejón de esos de sushi variado - comenta África.

- Yo no sé si quiero okonomiyaki o ramen - dice Alba, mirando la carta.

- Pide los dos y compartimos, si quieres - le contesta Natalia en voz baja pero no lo suficiente como para que no la escuche el resto de la mesa.

- Perfecto - sonríe la rubia, que cierra la carta y levanta la vista para encontrarse con los ojos acusadores de María, que le hace señas para que se levante al baño.

INSOMNIUM | AlbaliaWhere stories live. Discover now