Capítulo 89. Llámame Loco

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Unos días después, miércoles.

A veces la vida te coloca en situaciones en las que un pequeño detalle, una elección errónea, puede hacerte perderlo todo, por eso, en momentos como aquel, Natalia prefería guardar silencio y estudiar detenidamente todas sus posibilidades. Muy despacio, se lleva la mano a la barbilla, acariciándola distraída mientras analiza los pros y los contras de cada una de sus opciones. Estaba tan inmersa en sus propios pensamientos que no había notado como la rubia se había colocado a su lado, para mirar lo que ella llevaba observando ya unos minutos.

- ¿Qué?, ¿se levantan o no? – pregunta muy seria, sin dejar de mirar los conjuntos de ropa que la navarra tenía perfectamente colocados sobre la cama.

- ¿Qué? – responde confusa, girándose hacia la pequeña, que sigue mirando las prendas.

- ¿No estás intentando moverlos con la mente? – la pica mostrándole una sonrisa, ya buscando sus ojos – Como llevas ahí diez minutos sin moverte y sin decir nada...

- Qué tonta eres – se ríe la morena, relajando, por fin, el gesto – es importante que todo sea perfecto hoy.

Alba sabía que estaba nerviosa por la fiesta a la que las había invitado María Sanabdón, era la primera vez que iban a coincidir las tres en la misma habitación después de las mil y una batallas que habían estado librando en los últimos meses, y aquello la tenía de los nervios, cada vez más, conforme se iba acercando la fecha señalada. Aunque había estado haciéndose la fuerte para que la rubia no notase lo mucho que se jugaban con aquella cena, Alba era perfectamente consciente de que ambas estarían a examen esa noche.

- Ponte lo que te pondrías para salir a cenar fuera cualquier noche – sugiere la valenciana – lo importante es que la ropa no sea una preocupación más.

- Es que no es una cena, es un cocktail – explica la otra, que vuelve a concentrarse en los conjuntos sobre la cama.

- Un cocktail es una cena de pie, ¿no? – pregunta sonriendo.

- Sí... - contesta distraída.

- Pues ve en zapatillas – responde dando una palmada en el culo de Natalia y alejándose en busca de algo en un cajón.

- ¿Cómo voy a ir en...? – la morena empieza a preguntar al cabo de unos segundos, saliendo de su ensimismamiento.

Justo en ese momento, se da cuenta de que Alba acaba de salir de la ducha envuelta únicamente en una toalla tan pequeña que le tapa el cuerpo con dificultad, y pierde totalmente el hilo de sus pensamientos. La rubia, ajena a la mirada lasciva que ahora le estaba dedicando su chica, se despoja de la toalla para enfundarse en un conjunto de lencería negro bastante sugerente.

- Ey, ¿qué hay de lo de ir cómoda? – pregunta acercándose despacio a ella mientras la observa como si fuese la primera vez que la ve.

- ¿Quién te ha dicho que esto no es cómodo? – responde la pequeña, que siente la mano de Natalia recorriendo su tripa hacia arriba, hasta llegar a su cuello.

- No va a ser cómodo para mí, voy a estar pensando en que llevas esto puesto y voy a parecer una subnormal cada vez que me pregunten algo – contesta, acariciando despacio aquel cuello que cada vez le parecía un manjar más apetecible.

Con una lentitud solemne, propia de un acto de la realeza, la rubia coloca su mano en el brazo de Natalia y la mira a los ojos.

- Tendrás que ser fuerte, mi amor – dice justo antes de estallar en carcajadas.

Natalia responde apretando ligeramente el cuello de la rubia y atrayéndola hacia ella, quedando casi pegada a su cuerpo. Alba, que para enseguida de reírse, mira a aquellos ojos que le gritan lo mucho que la desean, y de forma casi automática, coloca las manos en la tripa de la navarra.

INSOMNIUM | AlbaliaWhere stories live. Discover now