Capítulo 16. Pienso En Tu Mirá

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Al día siguiente, viernes, 8:05h.

Natalia se despierta por el jaleo de una conversación de varias personas al otro lado de la puerta. Al principio le cuesta ubicarse, ya que no reconoce la habitación en la que está, pero al notar uno de los cables en su mano, recuerda que está en el hospital y que hay gente mirando cómo duerme.

Después de una media hora y de haber rellenado varios formularios, consigue salir de allí. No se siente muy cansada, aunque en total, según su pulsera ha dormido un total de dos horas y media:

"¿Quién inventaría este aparato del infierno?, lo único que hace es agobiarte más", piensa mirando los resultados que aparecen en su muñeca.

A pesar de que anoche cenó más de lo habitual, tiene tanta hambre que podría volver a comerse otra pizza, así que decide ir a la cafetería del hospital a por un café y un sándwich. No era lo más recomendable, pero era lo más rápido.

El recuerdo de la cena le trae a la cabeza a cierta rubia, a la que tiene presente más de lo que le gustaría. Es consciente de que no la conoce de nada y de que seguramente, de hacerlo, se acabaría esa especie de "misterio" que es lo que tanto la atrae. Por otra parte, había decidido esforzarse más en mejorar su relación con Miki. Además de su novio, era su mejor amigo, y últimamente parecían haber descuidado incluso esa parte de su relación. Saca el móvil de la mochila, le envía un mensaje de "buenos días" y le propone salir a cenar el día que vuelva a Barcelona.

Cuando llega a la cafetería pide un café doble y un bocadillo para llevar y se aparta a un lado mientras espera su pedido. Justo en uno de los momentos en los que levanta la vista del móvil reconoce a la rubia sentada en una de las mesas con un chico que lleva una bata blanca y un fonendoscopio al cuello, es un médico. Natalia no le reconoce de ninguna de las fiestas de su madre, así que debe ser nuevo. Tiene unos treinta y muchos, aunque, por su barba perfectamente recortada, su pelo engominado y lo ajustado de su camisa, se nota que se cuida y debe hacer mucho deporte, también está claro, por su manera de moverse que está muy seguro de sí mismo: sonríe mucho, mira a la rubia a los ojos y se apoya en la mesa como si toda la cafetería fuese suya.

"Puagg, un abuelo modernillo", piensa Natalia mientras recoge el desayuno que le entrega el chico de la barra.

Se vuelve una vez más antes de salir para ver como el médico agarra la mano de Alba por encima de la mesa, con la excusa de explicarle algo. Y eso es todo lo que puede soportar la morena, a la que una sensación profunda de asco y enfado le recorre el cuerpo, así que se da la vuelta rápidamente para salir de allí. Justo en ese momento, la rubia levanta la vista y la ve:

- Nat... ¡Natalia! - como la morena no le hace caso, Alba decide levantarse para ir a por ella.

Cuando llega a su lado, la agarra del brazo y la obliga a pararse y mirarla.

- Ey, ¿qué haces? - pregunta la rubia, buscando sus ojos.

- Nada, he venido a por el desayuno, me voy a casa - contesta seria.

- Desayuna conmigo - responde con una sonrisa, dando un pequeño tirón del brazo que aún tenía agarrado.

- Tú ya tienes con quien desayunar - dice la morena, levantando la mirada hacia la mesa, en la que el médico, aún sentado, las observa.

Alba decide no responder al comentario y sólo se vuelve hacia la mesa, tirando del brazo de la morena, que, confusa por la situación, la sigue sin protestar.

INSOMNIUM | AlbaliaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang