Capítulo 38. Love On The Brain

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Ese mismodía, miércoles, 21:18h.

- Dile que por menos de 200 no vas a ningún sitio - la voz de Alba hace que la morena levante la vista del móvil para encontrársela parada a menos de un metro de ella, con una sonrisa - Siento el retraso

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- Dile que por menos de 200 no vas a ningún sitio - la voz de Alba hace que la morena levante la vista del móvil para encontrársela parada a menos de un metro de ella, con una sonrisa - Siento el retraso... es que el perro se ha comido los apuntes.

Natalia ni siquiera escucha el último comentario de la rubia, porque todos sus sentidos están puestos en recorrerla de abajo a arriba, memorizando cada detalle: tacones plateados altos, un vestido negro por encima de la rodilla del que cuelgan unas especies de cuerdas a un lado, lleva un hombro totalmente descubierto y el pelo rizado. La morena, deja salir despacio todo el aire que estaba conteniendo y busca los ojos de Alba, que aún no ha terminado con el repaso que le está haciendo a ella, Natalia puede ver como se muerde el labio y niega con la cabeza.

- No tendría que haberte pedido que te pusieses eso - dice la pequeña.

- ¿Por qué?, ¿no te gusta? - se acerca a ella la morena haciéndose la tonta.

- Estoy empezando a cogerle manía, la verdad... - susurra la rubia, apoyando una de las manos en la tripa de Natalia.

- Pues este tienes prohibido romperlo - contesta la morena con una sonrisa maliciosa, mientras recorre el brazo de la otra con la mano, hasta acabar en su cuello.

- No te prometo nada - esta vez las palabras salen a duras penas de la boca de Alba, que ha cerrado los ojos para disfrutar del tacto de la más alta.

Natalia recorre la nuca de la rubia con los dedos y se inclina hasta su oreja:

- Estás preciosa - tras susurrarle esto, deja un beso en su mejilla y le abre la puerta del coche para que entre.

Veinte minutos más tarde, las chicas llegan a una cena anormalmente reducida para las que acostumbran a dar los Lacunza. Es el padre, Mikel, el que las recibe en la puerta.

- ¡Por Dios!, menos mal que han llegado refuerzos - exclama el hombre abrazando a las recién llegadas.

- ¿Ya te está torturando mamá? - pregunta la morena.

- Entre tu madre y tus hermanos, me están acortando la vida - responde él - Pasad.

Cuando casi todo está puesto sobre la mesa, se reparten los sitios, o más bien se los juegan el algo parecido al juego de la silla. Santi, el hermano de Natalia, persigue a la rubia hasta que consigue el único hueco libre a su lado, dejando a su amigo Joan, también junto a la chica.

Natalia, que llega de la cocina junto a su madre, cargada de platos, frena en seco al ver la estampa de Alba, sentada entre los dos chicos. Al final, acaba sentándose en la parte opuesta de la mesa, junto a su hermana Elena. El resto de los comensales son sus padres, y dos parejas, amigas de éstos.

Aunque la cena transcurre con aparente normalidad, para la morena no pasan desapercibidos los coqueteos de su hermano con Alba, que son más evidentes conforme el consumo de alcohol va volviéndole desinhibido. Por otra parte, ella parece más interesada en el otro chico, con el que comparte risas y comentarios al oído, que sacan de quicio a su hermano.

INSOMNIUM | AlbaliaWhere stories live. Discover now