Capítulo 5. Muérdeme

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Al día siguiente, domingo, 11:47h.

- ¿Sí? - escucha Natalia al otro lado de la línea.

- Ey, Sab, ¿qué haces? - pregunta la morena mientras se quita las zapatillas de correr.

- Pues, ¿la verdad?, tirada en el sofá viendo esto del adiestrador de perros - contesta la gallega a la que se le escapa un bostezo - Chus tiene partido y yo estoy en plan "no hago nada".

- ¿Te paso a buscar y nos tomamos una cerveza? - propone Natalia mientras abre el grifo de la ducha.

- ¡Claro, la cerveza siempre es bienvenida! - contesta Sabela entre risas - avísame cuando estés por aquí y bajo.

- Perfecto, te veo en nada.

Dicho y hecho, en menos de una hora, las dos chicas están ya sentadas en una terraza con la cerveza en la mano.

- ¡Ooohhh!, pero que maravilla - dice Sabela, mirando hacia arriba con los ojos cerrados mientras da un trago a su botellín- buen tiempo y cervecita, creo que podría morirme ahora mismo.

- Anoche me lie con una tía - dice Natalia, mirando hacia arriba, con la camisa remangada para absorber todo el sol posible.

- PPPFFF... - la gallega escupe toda la cerveza.

- ¡Sabela, tía! - se queja la morena que ha recibido parte del impacto - Perdónela, no la sacamos porque siempre hace alguna cosa de éstas - dice disculpándose con la mesa de al lado, que ha recibido la peor parte.

- ¡Pero, Natalia, ¿cómo me sueltas eso así, sin anestesia?! - protesta mientras se seca la barbilla - ¿qué ha pasado?

- La conocí en la despedida, y luego hemos coincidido un par de veces en el mismo local. Anoche tuve una bronca con Miki y fui a buscarla, me beso y se lo devolví - explica la morena, más calmada de lo que podría esperarse de alguien que está contando eso.

- Vale, y fue... sólo un beso - intenta situarse la gallega.

- Bueno, fueron varios, pero no pasó nada más - responde Natalia, dando un trago a su botella.

- ¿Y desde cuando te gustan las...? - empieza a preguntar.

- No me gustan las mujeres, Sab, fue sólo una tontería. Si es que, en realidad, no sé por qué te lo cuento - explica la morena - Miki y yo estamos enganchados de los pelos todo el día últimamente y, no sé, echaba de menos...

- ¿Vas a volver a verla? - la interrumpe Sabela.

- ¡Nooo! - contesta rápidamente la Natalia - fue una chiquillada, además, tengo a Miki, le quiero, no voy a jugarme mi relación por una estupidez.

- Vale, sólo quería escuchar eso - responde la gallega, sin tenerlas todas consigo.

Dos semanas después, sábado, 23:57h.

Las dos últimas semanas habían sido un caos para Natalia, en el hospital una de sus compañeras se había dado de baja y la morena era quien había cargado con el peso de casi todas las guardias. Además, la situación en casa de sus padres la asfixiaba, daba igual la edad que tuviese, si tenía trabajo o que hiciese más de tres años que se había ido a vivir con Miki, para los padres de Natalia, nada era suficiente. Su madre era una fuente inagotable de demandas, y daba igual que la morena fuese cumpliendo los objetivos marcados en tiempo record, siempre volvía a aparecer una nueva meta.

- Espérate a que tu madre empiece a preguntar por los nietos - había bromeado Miki en alguna ocasión, provocando que a Natalia se le pusieran los nervios de punta.

INSOMNIUM | AlbaliaWhere stories live. Discover now