Capítulo 51. Somewhere Over the Rainbow

13.7K 581 126
                                    

Casi tres semanas después, miércoles, 12:47h

Alba estaba en su despacho, terminando de rellenar un montón de papeleo atrasado cuando escucha que alguien pega a la puerta.

-        Adelante - dice la rubia, mientras recoge un poco el desastre que parece invadir su mesa.

-        ¿Se puede? - María Sanabdón se asoma con una sonrisa.

-        Claro, claro... pasa - contesta la pequeña, que se la devuelve.

-        ¿Cómo estás... compañera? - la doctora hace especial énfasis en esta última palabra.

En las últimas semanas, la vida de Alba había dado un giro de 180º, tras la entrega y defensa de la tesis sentía como si alguien le hubiese quitado un peso de encima. Como resultado, la rubia se había pasado casi una semana sin parar de agradecer las muestras de cariño de sus compañeros de trabajo y sus amigos. Ahora disponía de mucho más tiempo libre y, descartada desde antes de empezar la idea de volver a las andadas diarias con María y Marta, la rubia se había refugiado en su familia y en el gimnasio. Había pasado varios días en Elche con su madre y su hermana, que siempre festejaban sus visitas; después en Madrid para estar unos días con su padre, y se había dado el lujo de pasar un fin de semana de retiro espiritual en Sitges.

Aquello último no resultó ser buena idea, lo de estar en silencio absoluto y dejar tiempo libre a su cabeza para que los pensamientos sobre cierta mujer la invadiesen, no podía haber salido peor. Así que volver al hospital y a su rutina diaria de gimnasio y actividades, le había sentado bien.

-        Bien, María, pasa - responde la rubia.

-        ¿Qué tienes para hoy? - pregunta la mujer.

-        Pues... tengo una conferencia esta tarde, a las 6, con unos colegas argentinos que están interesados en realizar un estudio similar al de mi tesis - contesta la pequeña que no sabe muy bien por donde puede salirle su tutora.

-        ¡Genial!, pues dos cosas buenas - responde rápidamente la mayor - Me alegra que empieces a compartir esa maravilla con el mundo y, por otro lado, estoy más que encantada de que no tengas planes para comer.

Sin que Alba tenga tiempo de decir nada, ve como la mujer coge su bolso de la mesa y la obliga a levantarse de la silla, tirando de una de sus manos.

-        ¿Ahora? - pregunta confusa.

-        Claro, vamos a por unas cervecitas - contesta la otra sonriendo.

-        Pero ¿cómo voy a darles la charla si me emborrachas? - se ríe la rubia mientras sigue a su jefa fuera del despacho.

-        Lo vas a hacer genial - dice la otra - además, hace semanas que casi no coincidimos. Voy a pensar que me rehúyes.

Aunque la pequeña se ríe ante la ocurrencia de la otra, es totalmente consciente de haber estado evitándola, de hecho, intentaba evitar todo lo que, de alguna forma, pudiera estar relacionado con Natalia. Por eso, incluso había dejado de salir con el grupo si sabía que sus amigas, Noelia o Marilia, saldrían con ellos.

Después de veinte minutos se encuentran sentadas en una tasca pequeña con un par de cervezas delante, y aunque la primera media hora de comida pasa sin ningún tipo de riesgo para la rubia, no tarda mucho en aparecer el tema estrella de María en los últimos días.

-        Estoy tan nerviosa, ¿sabes que los chicos vuelven este fin de semana? - comenta la mujer como si nada.

-        ¿Quienes? - pregunta la pequeña aún sin saber de lo que le habla.

INSOMNIUM | AlbaliaWhere stories live. Discover now