Capítulo 42. Soñar Contigo

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La morena siente temblar el cuerpo de la rubia en sus brazos y la agarra aún más fuerte, notando como la pequeña se contrae alrededor de su mano, y, finalmente, la muerde con fuerza en el cuello para no gritar cuando el orgasmo sacude su cuerpo.

- Te quiero...

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Alba escucha las palabras susurradas muy cerca de su oído, y su única respuesta es abrazarse con más fuerza al cuerpo de la morena, que se dedica a dejar pequeños besos por su cuello y su hombro.

Quince minutos más tarde, las chicas salen del agua y se sientan con el grupo a merendar algo. Natalia decide dejar espacio a la rubia que, aunque no la ha soltado ni un segundo, tampoco ha vuelto a decir nada. La morena saca una manzana de una de las neveras y se sienta en su toalla; Alba, a quien María llama nada más llegar, se acerca a hablar con ella un momento. La conversación dura poco y la pequeña se dirige a las sombrillas dándole la espalda a una madrileña con cara de pocos amigos. La mirada de María viaja ahora hasta la navarra, está claramente enfadada y, aunque la morena puede entender su preocupación, no entiende la constante necesidad de regañar a la más bajita.

- ¿Me haces un hueco? – la voz de la Alba la saca de sus pensamientos.

Natalia se aparta y le cede más de la mitad de la toalla, pero la pequeña elige sentarse entre sus piernas, recostándose sobre su pecho y dejando caer su cabeza en su hombro, mientras se une a alguna de las conversaciones que mantienen los chicos.

Un par de horas después, cuando ya empieza a atardecer, Carlos saca su guitarra del maletero de su coche, y todos se apuntan a cantar casi cualquier cosa, incluso Famous y Marta se animan a bailar algo.

- ¿Estás bien? – Natalia baja la vista para encontrarse con los ojos interrogantes de Alba.

La rubia, que ha cantado un par de canciones con los chicos y alguna que otra ella sola, hace ya un rato que está tumbada en la toalla, usándola como almohada. Ahora ha levantado una de sus manos para acariciarle la mejilla.

- Sí, sois un grupo muy... - justo en ese momento los chicos cantaban una versión flamenca de "el pollito pío" - ...talentoso.

El comentario de la morena hace que Alba se ría y le dé un bocado en el muslo como venganza.

- ¡Ah, joder, qué daño! – se queja Natalia, que intenta escaparse del mordisco y acaba en una lucha con la pequeña que, con tres llaves, acaba sentada sobre ella.

- ¿Duermes conmigo hoy? – pregunta la rubia, acercando su boca a la oreja de la morena.

Los ojos de la más alta, que ahora se encuentra totalmente inmovilizada, se abren de par en par.

- Antes de que contestes, espero que valores el hecho de que te preguntado, por lo que te estoy dando la oportunidad de que me digas que no – explica la pequeña sonriendo.

- Ajam... - contesta la otra devolviéndole la sonrisa.

- De que me digas que no y me rompas mi corazoncito – sigue la rubia haciendo un puchero.

Natalia, haciendo uso del poco espacio para moverse que le deja la postura de Alba, se incorpora, atrapándole los labios con los suyos. A la rubia no le queda otra que liberarla del agarre y aferrarse a su tripa para no perder el equilibrio, mientras se pierde en sus besos. La morena se apoya sobre sus codos para facilitarle el acceso a su boca a Alba, que ahora acaricia despacio su cuello con las manos, sin retirarse.

INSOMNIUM | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora