Capítulo 27. Turnedo

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Una semana después, miércoles, 21:05h.

- Recuérdame de nuevo por qué nos vamos a una fiesta un miércoles por la noche - dice Natalia mientras termina de maquillarse.

- Van a darle un premio a tu madre, así que no podemos faltar - contesta Miki que está sentado en el dormitorio, esperándola.

- Odio estas cosas entre semana - protesta ella.

- Vamos, no te quejes, por lo menos tú no trabajas mañana por la mañana - dice él intentando consolarla.

- Sí, eso es verdad - Natalia sale del baño completamente arreglada.

- Dios...estás espectacular - la sonrisa en los labios de su chico provoca un extraño pinchazo en la tripa de la morena.

- Tú también estás muy guapo - dice ella dejando un beso en su mejilla - ¿nos vamos?

- Por supuesto - contesta él poniéndose en pie y ofreciéndole su brazo.

- Anda, déjate de tonterías - Natalia pasa junto a él y, antes de abandonar la habitación, le da una palmada en el culo.

Media hora más tarde...

Aunque formaba parte de uno de los grupos más ruidosos de la fiesta, Alba permanecía al margen de las conversaciones a su alrededor, y se limitaba a responder cuando alguien se dirigía a ella de forma directa. Se había pasado la última semana inmersa en la tesis, encerrada en su despacho en el hospital, a excepción de los días en los que sabía que Natalia tenía que ir a realizar más pruebas para el estudio. Esos días prefería no aparecer por allí y, así, evitar cualquier tipo de situación incómoda.

Por esa misma razón, había intentado librarse de todas las formas imaginables del compromiso en el que la había puesto María Sanabdón invitándola a aquella fiesta. Toda la paz que había conseguido acumular esos días se esfumaría si no controlaba la situación una vez que apareciese Natalia. Porque si algo tenía claro, es que la morena no se perdería el homenaje que le iban a hacer a su madre, le apeteciese ir o no.

Aunque en todas sus invitaciones, su tutora hacía hincapié en que Alba llevase un acompañante, la rubia siempre declinaba el ofrecimiento y acudía sola a los eventos. En esta ocasión, Alba no se había sentido con fuerzas para afrontar la situación sola, sobre todo teniendo en cuenta el resultado de la última fiesta de los Lacunza, y había decidido pedir a Vicky que la acompañase.

La bailarina llevaba toda la noche dedicada a la rubia, se había encargado de que a Alba no le faltase comida ni una copa de algo sin alcohol en la mano. La había sacado a bailar un par de veces, procurando no exhibirse demasiado para no atraer demasiadas miradas y estaba pendiente de la aparición de lo que quiera que fuese que ponía nerviosa a Alba.

Por eso mismo, la de Elche no tuvo que decirle nada cuando la entrada de Natalia en el salón hizo que la expresión le cambiase completamente. Habían permanecido alejadas de la puerta casi desde el principio y esto hizo que Alba pudiera, desde lejos, ver la entrada de la morena. Llevaba un vestido largo completamente negro que se pegaba a su cuerpo como un guante, tenía uno de los hombros descubierto y una abertura en un lateral, permitía contemplar una de sus piernas casi hasta la cintura.

La de Alba no fue la única mirada que atrajo Natalia con su entrada, y aquello fue tan evidente que al pequeño hombrecillo que la acompañaba no le quedó otra que ponerse delante de ella y tirar de su mano hasta que se perdieron entre la gente de la fiesta.

INSOMNIUM | AlbaliaOnde histórias criam vida. Descubra agora