Capítulo 75. Sign of the Times

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Tres semanas después, jueves, 14:37h.

Aunque había hecho lo posible por llegar a tiempo, los astros se habían alineado de nuevo para que Alba acabase llegando media hora tarde a recoger a Natalia del hospital. Habían quedado para comer después de unos días de auténtico caos en la vida de ambas, en los que casi ni habían coincidido. La mayor parte de las noches, habían jugado a la cama caliente en el piso de la rubia, y en cuanto una de las dos llegaba de trabajar y se acostaba, la otra tenía que irse a empezar su turno. Ambas hacían lo posible por salir corriendo a casa y poder, al menos, ducharse o desayunar juntas. Natalia, para compensar las miles de guardias que hacía últimamente, había invitado a la rubia a una comida romántica, en un "rinconcito retirado". Y allí estaba la valenciana, que entraba corriendo en la recepción del hospital.

- ¡Hola, Alba! – la saluda, Javi, uno de los celadores que solía hacerse cargo de los almuerzos que la rubia dejaba allí para cierta médico - ¿el paquete habitual?

- Javi, ¿qué tal? – responde ella con una sonrisa y dejando un beso en la mejilla del chico – no, hoy salimos a comer fuera.

- ¿Fuera? Pues creo la doctora Lacunza sigue en quirófano – dice él, mirando el horario que tiene en una de sus carpetas.

- ¿Sí?, genial, porque llego tarde – se ríe ella – así que, si te pregunta, estaba aquí hace media hora.

- Sin problemas – contesta sonriendo mientras le guiña un ojo – Está en la sala grande, puedes subir a las gradas de arriba, no hay nadie.

- Perfecto, eres un amor.

Y dejando otro beso en la mejilla del celador, la rubia se dirige a donde éste le ha indicado. Nunca había tenido la oportunidad de ver a Natalia operando y, aunque no se le había pasado la idea por la cabeza antes, de repente, le despertaba mucha curiosidad verla en acción. Cuando encuentra la sala que le han indicado y está a punto de entrar, escucha que alguien la llama a su espalda.

- ¡Alba!, ¡Alba!

Al girarse, la rubia se encuentra con quien menos se esperaba, María y Mikel Lacunza parece que han tenido la misma idea que ella y van camino de las gradas para ver operar a su hija.

- ¡Ey!, ¿qué hacéis por aquí? – dice la pequeña, nerviosa, mientras intenta encontrar una excusa para cuando ellos le pregunten lo mismo.

- Natalia está operando con el doctor Martín, que es amigo de Mikel – explica la mujer - Dice que esta operación se hace dos o tres veces en España al año y que es un espectáculo verla, así que hemos venido en modo fan, pero sin decirle nada, claro.

- Claro... - contesta la rubia, aún sin tener claro qué hacer.

- ¿Y tú qué haces por aquí? – pregunta el padre.

- Pues... pues... había quedado con Natalia para comer, tenía un hueco libre y le escribí por si le apetecía tomar algo – contesta Alba, que ha decidido que quizás la verdad sería menos engorrosa que una nueva mentira.

- ¡Perfecto, hija!, cuanto me alegro de que os llevéis bien – dice María, echando un brazo por encima de los hombros de la rubia – Anda, vamos dentro.

Después de media hora, la operación toca a su fin. El médico principal deja que Natalia termine con las suturas y se retira. Todo el tiempo que han estado observando, el padre de la chica no le ha quitado el ojo de encima, analizando cada uno de los pasos que daba su hija, bajo la atenta mirada de Alba a la que María le está contando los últimos cotilleos sobre el hospital.

Después de un rato, ven que la morena abandona el quirófano y se aproximan a la salida de este, para sorprenderla. Alba siente su móvil vibrar en su bolsillo, es ella pidiéndole perdón por el retraso y diciéndole que tarda dos minutos en salir, aunque la rubia baraja la opción de contarle la sorpresa que le espera, decide no hacerlo y quedarse allí, con sus padres, hasta que salga.

INSOMNIUM | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora