Capítulo 18. Eres Mía

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Como en una película, la gente parece apartarse a su paso cuando camina hacia la pista y la morena empieza a ponerse nerviosa, pensando que se ha arreglado demasiado. Levanta la vista intentando encontrar a Alba cuando siente que alguien la agarra por la muñeca.

- Vuélvete...

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Escucha una voz que reconoce a su espalda y la obedece, girándose despacio para encontrarse a la rubia recorriéndola con la mirada mientras se muerde el labio.

- ¿Estás intentando matarme, Natalia? – pregunta con una voz mucho más oscura de lo habitual.

- Lo siento – contesta la otra con una sonrisa, mientras Alba acaricia despacio su brazo, hasta llegar a su cuello, del que tira ligeramente para ponerse de puntillas y dejar un beso en su mejilla.

Tras esto se vuelve a separar para mirarla, Natalia ve el deseo en sus ojos, y puede verla luchando contra sus instintos, es la primera vez que siente que no es Alba la que tiene el control de la situación. No sabe por qué, pero le gusta.

- ¿Quieres beber algo? – susurra la rubia, provocando que la morena niegue con la cabeza y le muestre una sonrisa aún más amplia – Pues vamos a la pista.

Alba entrelaza sus dedos con los suyos y la lleva a la pista, la morena puede ver como elige la zona opuesta a aquella en la que están sus amigas, lo que la preocupa y la alivia a partes iguales. Cuando llegan a un pequeño espacio, algo más oscuro y atestado de parejas en actitud más que cariñosa, la rubia siente la tensión en su mano.

- Nat... Nat, mírame - después de unos segundos, consigue que los ojos de Natalia se centren en los suyos - es sólo bailar... lo prometo.

La seguridad en las palabras de Alba tranquiliza a la más alta, que asiente, provocando que una de las manos de la rubia se enrede con su pelo y una de sus piernas tome posición entre las de ella, que sólo tiene que agarrarse a su cinturón para sentir como empiezan a moverse en un espacio reducido.

- ¿Puedes con esto? - susurra la rubia en su oído acariciando su nuca.

Natalia se retira levemente para encontrarse con sus ojos, entendiendo perfectamente a lo que se refiere. Intentaba saber dónde se encontraba el límite en el que el sentido de la responsabilidad de la morena la haría salir corriendo, el límite en el que el miedo siempre acababa alejándola de ella. Si Natalia podía aceptar ese contacto sin volverse loca, ella encontraría la forma de autoconvencerse de que esto no afectaría a su trabajo.

- Puedes - esta vez ya no era una pregunta, el tono de la rubia se parecía a una exigencia cubierta de necesidad, apretando la mandíbula.

La morena sólo tiene que asentir con la cabeza para provocar una de esas sonrisas impresionantes de la rubia, que tira del cuello de Natalia, para pegar su frente a la de ella y en menos de tres pasos, las coloca justo en mitad de grupo más numeroso de personas que bailaban en esa zona.

Casi no queda espacio entre ellos, lo que las obliga a estar tan pegadas que pueden notar el aliento de la otra sobre sus labios. Aunque, al principio, es Alba la que lleva la voz cantante y dirige los movimientos de la pareja en ese espacio reducido, apretando la espalda de la morena en función del ritmo, cuando nota que ésta empieza a relajarse, levanta las dos manos para entrelazarlas tras la nuca de la otra. Esto provoca que sus caderas se separen ligeramente y que sea Natalia la que tire del cinturón de la rubia para mantenerla pegada a ella.

Tras unas cuantas canciones, la morena es la que dirige el baile, indicando a Alba los movimientos a seguir apretándola fuerte contra su cadera. La rubia, por su parte, está entretenida acariciando el cuello de Natalia y enredando sus dedos en su pelo. Ambas abren los ojos justo lo necesario para no acabar en el suelo y se dedican a respirar el perfume de la otra mientras se mueven. La morena, que siempre ha sido reticente al contacto físico, sobre todo con extraños, está rodeada de gente que prácticamente no le deja espacio para moverse y, lo que antes le hubiese parecido una pesadilla, ahora es un momento tremendamente placentero gracias a esa rubia que, justo en ese momento, le acaricia la nariz con la suya.

INSOMNIUM | AlbaliaWhere stories live. Discover now