El día siguiente, jueves, 19:01h
La noche anterior había terminado pronto para Natalia, después de tomar un par de copas de vino y picar algún que otro canapé, había decidido irse a casa. Su padre había desaparecido con unos amigos a mitad de la cena y se habían ido a su estudio a debatir sobre los últimos avances en medicina. Sus hermanos, se habían pasado con las copas, como venía siendo habitual y se habían escaqueado pronto.
Su madre seguía presumiendo de Alba delante de sus compañeros, hablando sobre las virtudes de la rubia, y los avances que supondría su tesis, una vez finalizada. Natalia recordaba cómo, ella misma, había sido invitada por un tribunal médico internacional a presentar allí uno de sus estudios y no conseguía recordar semejante despliegue de halagos por parte de su madre. Se convenció a sí misma de que la adoración por la rubia sería algo pasajero y que no tenía por lo que preocuparse, pero admitía que le molestaba infinitamente lo orgullosa y complaciente que parecía su madre con Alba.
Por otra parte, la morena no había vuelto a hablar con la rubia esa noche, ya que ésta permaneció, acaparada por María Sanabdón y sus amigos.
Esa mañana Natalia se había encontrado la cama vacía y una nota de Miki diciendo que había tenido que salir de viaje a Madrid y que volvería a casa el lunes a primera hora. Había pasado el día ordenando papeles y facturas, y concretando citas con modistas, peluqueras y catering para la semana siguiente. Aunque al principio, los planes para la boda le habían parecido algo sencillo para ella, que estaba acostumbrada a organizar y compartimentalizar cada aspecto de su vida, después de unos meses se arrepentía casi cada día de haber accedido a una boda multitudinaria.
El plan inicial de la pareja había sido casarse un día de diario en el juzgado y salir a comer con la familia y los amigos más cercanos el fin de semana, pero en el momento en el que las suegras habían conocido la noticia, se habían encargado, quisieran los novios o no, de ser parte activa en la organización.
El zumbido del teléfono saca a Natalia de sus pensamientos:
40 minutos más tarde, Natalia pegaba a la puerta del despacho de Alba, que contestaba al otro lado.
- ¡Pasa!
- ¿Dónde...? - la morena recorre el despacho sin encontrar a la rubia en ningún sitio, se gira sobre sí misma para encontrarla en una pequeña mesa en una esquina - ¿Tienes un escritorio enorme y trabajas ahí?
- Aquel es demasiado grande - contesta la otra señalando el mueble, que está cubierto de montones de papeles - pero me viene genial para organizar los historiales.
- Ya veo... - responde Natalia ante tal caos, después levanta las dos cajas de pizza que lleva en la mano - Bueno, ha llegado la cena.
- Genial, me muero de hambre - contesta Alba poniéndose de pie - ¿qué has traído?
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INSOMNIUM | Albalia
Fanfiction¿Qué pasa cuando una fuerza imparable choca contra un objeto inamovible?... pues algo así.