Capítulo 72. All I Want

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Dos semanas después, domingo, 16:42h.

Aunque el plan inicial de Natalia para el día de Reyes era escaparse a una casita rural con Alba, finalmente, María Sanabdón las había coaccionado para que estuviesen en una pequeña comida con algunos amigos, que la psiquiatra había organizado en su casa. Tras el regreso de la pequeña unos días antes, la pareja no había salido prácticamente del piso, poniéndose al día de cotilleos, historias familiares y, por supuesto, sesiones de sexo en las que perdían la noción del tiempo.

Quizás por esa sensación de culpabilidad por ignorar las llamadas de su madre durante días, la morena no había podido negarse a acudir a aquella soporífera comida. A su favor jugaba el hecho de que, tan pronto ella había confirmado su asistencia, María había llamado a Alba, que justo en ese momento se encontraba tumbada sobre ella en el sofá, viendo una película, para invitarla al mismo evento, con la excusa de que no acudiría gente de la edad de su hija.

Tras terminar todos los postres y desplazar el núcleo de la fiesta a uno de los salones, la psiquiatra pide a la rubia que le eche una mano para preparar los cafés de media tarde. Aunque la valenciana se muestra más que dispuesta, no puede evitar mirar desde donde se encuentra a Natalia y Elena jugando al escondite con los hijos de una de sus primas. La morena, haciéndose la tonta, pasa por delante de uno de los niños, fingiendo no verle y provocando la risa nerviosa del pequeño, que se tiene que tapar su propia boca para que ella no le escuche.

La imagen hace sonreír a Alba, que se dedica a secar, distraída los platos y las tazas que le va dando su jefa. Ahora es a Elena a quien le toca buscar a los demás, mientras Natalia se esconde con dos de los niños tras una enorme maceta, que alcanza para cubrir a los pequeños, pero no a la navarra. Las risas de los niños y las dos hermanas mantiene a la rubia tan distraída que no escucha a María dirigirse a ella.

- ¿A ti te parece normal?, es que yo no lo entiendo – protestaba la mujer - ¿Alba?... ¿me estás escuchando?

- Ehm... perdona – se disculpa la pequeña – me he distraído un momento con las tazas.

Intentando ser buena amiga de su tutora, la rubia deja lo que está haciendo y le dedica toda su atención.

- Natalia... ¿te parece normal su comportamiento? – pregunta de nuevo la mayor.

- Comportamiento... ¿en qué sentido? – responde la otra, intentando no parecer demasiado interesada.

- Está como perdida, se ha pasado las Navidades colgada del teléfono, cuando viene a casa parece que está deseando escapar de aquí, y cada vez que le preguntamos por Miki, por cuando vuelve o por cuando se van a empezar a plantear lo de los niños, me cambia de tema, se enfada o directamente me mira y no me contesta – explica María.

- Bueno... lo del teléfono... - la rubia intenta justificar que la chica se hubiese pasado aquellos días todo el tiempo hablando con ella – igual habla con Miki.

- Miki estaba sentado en el sofá de enfrente – le cuenta la mujer.

- Ya... - estaba claro que aquello no iba a ser fácil – Mira, María, aunque te pueda parecer que es una mujer adulta, tu hija no deja de ser una cría, no ha parado de estudiar nunca, y siempre se ha esforzado por ser la mejor en el trabajo. Puede que ahora... puede que necesite cierta estabilidad antes de dar el siguiente paso, disfrutar de que ya puede tener tiempo libre, dedicarse a vivir un poco, viajar...

- ¿Pero cómo va a hacer eso con el marido a 500 kilómetros? – pregunta la tutora.

- ¿Por qué va a necesitar al marido cerca para dedicarse un tiempo a descansar? – dice la rubia sin pensarlo demasiado – Los hombres están sobrevalorados.

INSOMNIUM | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora