Capítulo 49. Stone Cold

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Casi 8 horas después, esa misma noche...

- ¡Alba! – grita María - ¡¿puedes dejar de correr?!, ¡vaya puto día me estás dando!

- ¡AAARRRGGG!, ¡joder! – grita la rubia una vez que llega al parking, en el que no hay nadie.

Alba pasea de un lado para otro y acaba inclinándose hacia delante, intentando controlar los nervios y la respiración.

- ¿Qué pasa?, pero ¿qué ha pasado? – la madrileña llega hasta donde está su amiga y se apoya en ella para mantener el equilibrio – mierda, creo que voy a potar...

- Joder, Mari... qué cagada – el tono de la pequeña ha pasado de la histeria al enfado más absoluto – Esa niñata me saca de mis casillas...

- ¿Qué ha hecho ahora? – pregunta María, entre confusa y mareada.

- Necesito... salir de aquí, me... me estoy asfixiando... joder... – la respiración de la rubia, que se ha convertido casi en un resuello, asusta a su amiga.

- Alba, tía, intenta respirar despacio, por favor - le pide la madrileña – ven... siéntate, voy a llamar a alguien.

- No... Mari... - la valenciana agarra a su amiga por el brazo para que no se vaya.

- Pero si parece que te has tragado un silbato, ¿cómo me voy a quedar aquí? – protesta la otra.

- ... Taxi... - es lo único que consigue articular la pequeña.

- Joder, Alba.... Vale, yo llamo a un taxi, pero mañana me tienes que contar qué mierda ha pasado – protesta la madrileña, mientras saca su móvil del bolso.

Cuarenta minutos y dos pastillas después, la rubia conseguía conciliar el sueño, habiendo pasado el peor día de todos los que recuerda.

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2 horas antes...

Tras la ceremonia, los invitados se habían montado en los autobuses que había preparado la familia de Miki para que los llevase hasta el lugar el convite, mientras los novios se iban a hacerse unas cuantas fotos. Natalia seguía inmersa en sus pensamientos desde el momento en el que había escuchado aquel nombre en la iglesia, le había costado mantener la atención durante la ceremonia, incluso el cura había tenido que llamarla en un par de ocasiones para que contestase.

Aunque al salir de la iglesia había mirado a conciencia en todos los bancos, no había ni rastro de la rubia. Al llegar al lugar en el cenarían y donde se celebraría la fiesta posterior, Natalia vuelve a repasar una a una todas las mesas, en especial la de su hermano Santi, pero no la encuentra.

Durante la cena todo parece controlado: los invitados que se van acercando a los novios para felicitarles son una constante, Santi y Elena casi no llegan al postre por la cantidad de alcohol que han bebido, y los discursos, de los que Natalia no entiende más de dos palabras seguidas, hacen llorar a todos.

- ¡Ayyyyy, mi nieta! – grita la abuela de Miki delante de la cara de la morena, a la que agarra por las mejillas - ¡Qué alegría, hija!, si es que estáis más guapos, sois los novios más guapos que he visto nunca.

- Gracias... - consigue decir ella, cambiando el agarre de la señora por un abrazo, mucho menos incómodo.

- Y ahora, en la luna de miel ya sabéis... – dice la señora, dando un codazo a su nieto, allí presente – Me haría mucha ilusión ser bisabuela.

- Bueno, bueno, vamos poco a poco – contesta Miki rápidamente, viendo que la cara de la morena pasa a ser una cara de terror.

- Voy... necesito ir al baño – Natalia, ve a dos de las tías del chico acercándose y busca una excusa para escapar – Sab, ¿me acompañas?

INSOMNIUM | AlbaliaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang