Capítulo 29. Como si Fueras a Morir Mañana

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- ¡Tú me has mentido desde el principio! – reprocha Natalia - ¡nunca me has contado nada sobre ti y lo poco que me has contado es mentira!, ¡y está lo de Vicky!, ¡y ahora el Roberto ese!, ¡todo era menti...!

Las palabras de la morena son interrumpidas por un fuerte manotazo en su cara. Aún sorprendida por el golpe, Natalia se lleva una de las manos a la mejilla.

- Joder, Alba...

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Esa misma noche...

- Joder, Alba... - susurra ahora la morena.

- No tienes derecho a sentir celos – le regaña la rubia en el mismo tono.

- Lo sé... - contesta Natalia, levantando la mirada para encontrarse con los ojos de Alba, que ahora viajan nerviosos entre los suyos y sus labios.

- No tienes derecho a prohibirme nada – vuelve a susurrar enfadada, con la mirada ya fija en la boca de la morena.

- Lo sé... - contesta ella, casi sin fuerzas – no sé qué me pasa...

Natalia no puede terminar la frase porque, esta vez, es interrumpida por los labios de Alba sobre los suyos.

La rubia agarra con una de sus manos la nuca de Natalia y la acerca a ella con ansiedad, la misma con la que responde ella a sus besos. Las manos de la morena enseguida buscan el cuello de Alba, mientras sus lenguas se saborean intentando recuperar todo el tiempo que llevan sin rozarse.

Tras varios minutos luchando por el control de la boca de la rubia, Natalia busca con la mano algo debajo del sillón, hasta encontrar la palanca que lo retira del volante. Alba se separa confusa al sentir el cuerpo de la morena alejarse.

- Ven aquí - dice la más alta, agarrándola por la cintura y sentándola a horcajadas sobre ella.

La rubia se lanza a sus labios mientras Natalia le agarra el culo, pegándola a su cintura, y no puede evitar jadear al notar el ritmo acompasado de esas manos en esa parte concreta de su cuerpo. Alba aprieta con ansia el cuello de la morena, que deja de respirar un momento para soltar todo el aire en forma de gemido en cuanto la rubia la libera de su agarre.

Natalia no se contiene más y busca bajo el vestido de Alba, acariciándole la espalda y provocando que un escalofrío erice toda la piel de la rubia, que deja escapar un gemido, arqueándose. Los dientes de la morena alcanzan su cuello tan pronto como la zona aparece a su alcance, y lo ataca con dureza, haciendo que Alba, tras unos minutos, se queje entre jadeos:

- Ni se te ocurra marcarme.

Al escuchar esto, Natalia se separa ligeramente de ella con una sonrisa burlona en los labios, esperando el castigo por no cumplir la orden.

- ¡Oh, vamos, Nat, no me jodas!, ¿en serio? - protesta la pequeña llevándose una mano al cuello.

La morena no responde, pero tampoco borra la sonrisa de su cara, lo que provoca el enfado de Alba.

- Qué hija de puta - susurra la rubia bajando la mirada.

Natalia espera una respuesta diferente y se preocupa al ver que Alba no se mueve. Justo en el momento en el que se disponía a disculparse, la rubia se abalanza sobre ella, besándola con ansia y mordiendo con fuerza su labio inferior.

INSOMNIUM | AlbaliaWhere stories live. Discover now