Capítulo 64. Endlessly

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Esa misma noche, viernes, 20:45h.

Alba corría por su piso de un lado a otro sin saber muy bien lo que buscaba, llevaba casi dos horas intentando decidirse por un conjunto apropiado para la ocasión, un peinado que pareciese casual y un maquillaje que no fuese ostentoso pero que obligase a la morena a mirarla.

Después de mucho pensar, había elegido unos pantalones vaqueros ajustados y una camisa negra ligeramente transparente, bajo una blazer también oscura. Había rebuscado en su armario sus tacones más altos, para intentar sentirse menos intimidada cuando aquella mujer de piernas infinitas, se le pusiese delante.

Siguiendo su pacto no escrito, Natalia llamaba a su portero electrónico exactamente a las 21:15h, era puntual hasta fingiendo llegar tarde. Sin responder siquiera, la rubia recoge su bolso, cierra la puerta con llave y entra en el ascensor, en el que se retoca ligeramente el maquillaje. Intentando aparentar toda la seguridad que la iba abandonando por momentos, Alba recorre los últimos metros hasta salir y encontrarse de frente con su cita: enormes botas de tacón, pantalones de pinza negros bastante anchos y que quedaban ocultos desde la mitad del muslo por una levita a juego, que parecía no esconder nada debajo.

Los ojos de la rubia no pueden evitar detenerse en el escote perfecto que enmarcaba aquella chaqueta abotonada y que dejaba a la vista más cantidad de piel de la que la pequeña estaba preparada para soportar.

- Que hija de puta... - susurra Alba que hace un último esfuerzo por levantar la mirada para encontrarse con sus ojos.

Su semblante es serio pero tranquilo, tiene la cabeza ligeramente ladeada y mira a la rubia, esperando a que ésta reaccione. La pequeña sólo consigue esbozar una leve sonrisa justo antes de bajar la cabeza. Viendo que Alba no es capaz de hacer nada más, la morena da un par de pasos, quedando pegada a ella y se agacha para susurrar cerca de su cuello.

- Cobarde...

Antes de que la rubia tenga oportunidad de reaccionar, se aparta y la coge de la mano, llevándola hasta el coche, que ha aparcado un par de calles más abajo. El camino al restaurante lo hacen en silencio, Natalia parece tranquila y relajada, lo que va haciendo que los nervios de la pequeña se multipliquen. Al llegar al local, un camarero las acompaña a una mesa y la morena se encarga de pedir el vino mientras echan un ojo a las cartas.

- Bueno, ¿sabes ya lo que quieres? – pregunta la navarra obligando a la otra a levantar la vista de aquellas hojas tan interesantes.

- Yo... - Alba busca sus ojos, por un momento duda si se está refiriendo a la cena o hay algo más oculto en su pregunta - ... lenguado Menier.

Mientras la morena pide al camarero, la rubia se coloca en su silla y estira el cuello hacia ambos lados, como quien se prepara para un combate.

- Vale, grítame ya – dice rápidamente la pequeña, cuando la otra acaba de pedir y el chico se aleja – acabemos con esto y cenemos como una pareja normal.

- ¿Pareja normal? – sonríe Natalia por primera vez en toda la noche.

- Ayss, tú sabes a lo que me refiero – corrige Alba rápidamente – vamos, dime que estás enfadada, que no tenía que haberte ignorado toda la semana, que soy una imbécil y que no quieres que vuelva a repetirse y así yo puedo disculparme.

La morena vuelve a sonreír en silencio mientras coloca la servilleta en su regazo, después mira a la otra y, con un gesto de la cabeza, la invita a continuar hablando.

- Lo siento muchísimo, ¿vale?, me asusté, pensé que llamarías para decirme que te lo habías pensado mejor y no quería oírlo, y conforme fueron pasando los días y no volvías de Madrid, fui perdiendo la capacidad de razonar... - las palabras empiezan a salir de su boca ya sin control – No... no estoy acostumbrada a esto, ni a dejarme llevar... y me parece que estoy bien... y es como que soy Dori y algo me deslumbra y se me olvida lo demás... me veo justo en la posición en la que me encuentro y me asusto... y salgo corriendo.... por favor, párame ya.

INSOMNIUM | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora