Renacido De Las Cenizas: Capítulo 6

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Durante el tiempo que Decim estuvo con los tragos él aprendió muchas cosas. Entre ellas aprendió que los trasgos eran los gobelins que cruzaban la frontera del caos y entonces estos se volvían más verdes y débiles contra el fuego contrariamente a los gobelins que no tenían ningún problema con el fuego, salvo con la lava de la región de Vulcano. También aprendió otras cosas como fabricar máquinas y hacer que estas funcionarán, aprendió a robar y cazar como los trasgos y también aprendió la cartografía del reino del caos.
El reino del caos al parecer tenía un cinturón de montañas en forma de luna creciente que rodeaba la región de Vulcano y que impedía que algunas criaturas cruzarán aunque después en los bordes, lejos del alcance de los humanos, existía una playa que era donde vivían los trasgos rebeldes y en el éste se encontraba el gran pantano que tenía forma circular y comunicaba con el reino de Atlas aunque ellos no pudieron pasar por allí porque los trasgos del pantano eran muy fuertes y agresivos además de que esa parte estaba vigilada por el general Arturo. Aún así en la dirección norte de la frontera se encontraba las montañas de sal que separaban la región de Vulcano con el desierto de sal donde se encontraba la tribu de los gobelins y en esas mismas montañas tenían una mina de cristales elementales, la cual fue abandonada por un culpa de un accidente con las máquinas de allí, y una fábrica-castillo donde los gobelins creaban sus máquinas y sus armas de fuego aunque después era un sitio muy tóxico a causa del río de ácido que salía de las alcantarillas del lugar y que desembocaba en el gran pantano, que era la razón por la cual los humanos se convertían en vampiros y las otras criaturas eran tan poderosas y peligrosas allí.
A Decim le entusiasmaba todo lo que aprendía sobre el reino del caos y aún más cuando se trataba de las criaturas de allí. Porque cuando los trasgos se ponían a hablar en la hoguera cuando se paraban por la noche a descansar, contaban historias sobre demonios de la llama, cangrejos de lava, dragones, ángeles caídos y otras criaturas que solo hacían crecer la curiosidad del joven muchacho.
Todo parecía ir bien hasta que llegaron cerca de las montañas centrales y, mientras comían un jabalí que habían cazado, se toparon con un pequeño dragón que estaba curioseando en la carreta.
-Hey Brusco, hay un dragón obsidiana que está curioseando entre nuestras cosas - dijo la mujer señalando al pequeño dragón.
-¿Un dragón obsidiana? - dijo Decim confuso.
-Es el dragón más pequeño que existe entre los dragones de la región de Vulcano - explicó el joven trasgo - se le llama 'dragón obsidiana' porque sus huevos los calientan entre las piedras obsidianas que hay en el cinturón de montañas de la región de Vulcano y son muy conocidos sobretodo por robar objetos a los viajeros que pasan por cerca de la zona.
-Debió de seguirnos después de haber cruzado por el valle desolado - explicó Brusco cogiendo de la cola al dragón mientras este empezaba a gritar y a escupir pequeñas llamaradas de fuego - creo que por el tamaño de su aliento de fuego solo debe ser una cría.
Decim se quedó mirando a la criatura que por alguna extraña razón le hacía sentir una conexión con ese dragón, como si el dragón y él estuvieran conectados por un vínculo.
-Creo que sería buena idea matarlo y dejarlo para el desayuno - sugirió la madre - después de todo tenemos ya a Decim para defendernos contra las criaturas del reino de Atlas.
-¡Eso no es excusa para matarlo! - dijo Decim cogiendo al dragón con las dos manos y poniéndolo sobre la hoguera - es solo una cría y además el combustible que genera un dragón según vosotros es tan poderoso que con solo una cagada podemos hacer medio reino.
-Pero es muy joven - dijo Brusco - no podemos domesticar lo.
-¿Estás seguro de eso? - entonces Decim miró al dragón que estaba paralizado sobre el fuego de la hoguera mientras observaba la escena y, de sus manos sacó una llamarada - ven pequeño no tengas miedo, estás entre buenas manos - y entonces el dragón se acercó lentamente a las manos de Decim y lentamente fue cerrando los ojos y poniendo su cabeza sobre las manos de Decim.
Los trasgos se quedaron asombrados tras tal hazaña, hasta ahora nadie había conseguido domesticar a un dragón tan joven.
-¿Cómo lo has hecho?, preguntó Brusco.
-No lo sé la verdad, me fie de mi instinto y ya está - dijo Decim mientras el dragón se colgaba de su hombro.
-Bueno pues no hay mal que por bien no venga supongo, pero si monta alguna trastada entonces serás tu el responsable, ¿entendido?
-Sí señor.
Y fue así como Pob el dragón obsidiana se unió al viaje de Decim y los trasgos para llegar a la Ciudad del Crepúsculo donde les esperaría una sorpresa.

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