Renacido De Las Cenizas: Capítulo 7

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La Ciudad del Crepúsculo se la llamaba así por que era el último lugar en el reino de Atlas antes de cruzar la frontera del reino de los océanos. Así pues esta ciudad conocida por ser la ciudad más abierta de todo el mundo, se encontraba en el gran pantano justo con el límite de la frontera del mar. En aquella ciudad de madera y planchas, tanto criaturas del agua como cualquier otra criatura terrestre o aérea vivían en armonía por lo que también se le llamaba 'la ciudad de la paz'.
Decim y los trasgos pasaron por las montañas del territorio de los enanos para evitar la cercanía con los enanos de las ciénagas que habían por todo el territorio antes de llegar a la Ciudad del Crepúsculo. Según las historias, esas montañas eran tan altas que podías ver dragones del reino de los cielos volando por allí y si veías uno te concedía un deseo. Esas montañas eran legendarias y heladas, por suerte no había dragones del hielo como habían en la montaña del centro pero desde lejos a veces Decim veía el humo de las minas de los enanos salir por las chimeneas que tenían sobre la montaña, eran unas vistas impresionantes y por la noche era aún mejor porque podías ver las estrellas, puesto que según la leyenda por la noche las islas flotantes se movían lo suficientemente hacia el sur como para que las nubes se fueran con ellos y así poder ver las estrellas. Aunque después no tardaron en llegar a la Ciudad del Crepúsculo, cosa que a Decim lo llenaba de nostalgia porque esas montañas eran muy tranquilas comparadas con los sitios donde había pasado que siempre había alguna criatura entre la maleza pero sabía que tenía que continuar.
Aún así cuando llegaron Decim miró a su alrededor y vio trasgos del pantano de dos metros hasta tres, osea diez veces más grandes que cualquier otro trasgo o gobelin, y también habían enanos, elfos y hasta criaturas encapuchadas que jamás había visto en su vida porque algunos tenían varias patas, otros tenían alas, y hasta había aves humanoides que se comportaban como gente civilizada. Sin duda esa ciudad era excepcional en el mundo.
-¡Hola primo! ¡Cuanto tiempo! - dijo un enano por la calle dirigiéndose hacia la familia de trasgos que estaban descendiendo del carro.
-Hola Smirnof- dijo Brusco estrechando la mano al enano.
-¿Son familiares con un enano? - preguntó Decim al joven trasgo mientras descargaban las cosas.
-Es que algunos trasgos o gobelins tenían una familia de enanos que tras la guerra de los titanes se separaron y desde entonces tanto los trasgos como los enanos intentaron mantenerse en contacto ilegalmente para no perder nuestro linaje - dijo el joven trasgo.
-¿Y tú quién eres? - preguntó Smirnof a Decim.
-Es un humano con poderes arcanos que nos ha ayudado durante el viaje - explicó Brusco.
-Pero no se va a quedar con nosotros, ¿no?
-Tranquilo señor yo solo quería llegar hasta aquí para alejarme de mis tierras - dijo Decim.
-Mejor porque aquí los dragones no son muy bienvenidos - dijo Smirnof señalando a Pob que estaba colgado del hombro de Decim.
-No se preocupé, mi verdadera intención es llegar al estrecho de la puerta del infierno para dejar a este dragón con los de su especie.
El estrecho de la puerta del infierno era la separación entre la última montaña de la frontera de los enanos al oeste y el cinturón de montañas del reino del caos, se le dio ese nombre porque era un estrecho lleno de picos afilados que impedían escalar por la montaña salvo si eras lo suficientemente pequeño como para pasar entre los picos, y justamente la segunda razón del nombre de aquel lugar se debía a la cantidad de dragones obsidiana que vivían allí que calentaban mucho el lugar mientras que en la cima de la montaña de la frontera enana era la segunda montaña más fría del reino, por lo que después había una niebla horrible que tapaba el cielo en ese estrecho e impedía a todo aquel que estuviese ahí de ver la luz del sol. Aún así, Decim estaba decidido a ir allí para poder dejar a su pequeño compañero con los suyos, además era muy glotón por lo que su viaje podría ser más largo si lo llevaba consigo.
-Entonces buena suerte y si nos necesitas, ya sabes donde encontrarnos - dijo la mujer trasgo.
-Gracias, a vosotros os digo lo mismo - dijo Decim.
Y así Decim se despidió de sus nuevos amigos y volvió por el camino a la montaña para ir a su nuevo destino con su amigo Pob el dragón, aunque su camino se vería interrumpido por un viajante inesperado.

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