La Llamada De La Naturaleza: Capítulo 7

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Cuando se despertó, Elxa se dio cuenta ahora más que nunca que había un toque real a lo que en sus sueños sucedía pero ella igualmente siguió su camino en búsqueda del gran cazador y poder llegar hasta donde su destino la estaba llamando.
Entonces se pasó otro día andando hasta que llegó a las selvas de la frontera del oeste donde se encontró la primera ciudad humana, intacta y en actividad, del oeste llamado Ulparad.
En esta ciudad funcionaba un poco como el estado de la Ciudad del Crepúsculo, era un trozo de tierra controlado por el señor de Ulparad bajo el mando del rey del oeste, como también era el caso en la ciudad de Alperad en el noreste, Sagrarad en el norte del estado y Simorion que estaba al oeste y que poseía el mayor puerto además de poseer el castillo real. Luego además de eso los Ulpa tenían una tradición y es que en cada comunidad se entrenaban para ser los mejores luego de que los humanos fueran cazados y reducidos hasta allí. Entonces los de Alperad eran parte del antiguo Elvador que se concentraba en pequeños pueblos cerca de la gran montaña helada por lo que ellos eran especialistas sobretodo en el comercio y también eran los más pícaros de los hombres del oeste siempre buscando una manera de ganar dinero, luego los de Sagrarad eran los más cercanos a los enanos por lo que ellos eran gente menuda que eran expertos en mineria teniendo sus propias minas cercas de las montañas, después los de Simorion eran sobretodo gente que se dedicaba mucho a los cultivos y eran los más disciplinados siendo los más cercanos al emperador de Nueva Elvador, y por último estaban los de Ulparad que fueron los que acumularon a la gente que huía del sur por lo que eran sobretodo gente fuerte que se dedicaba a la herrería y a entrenarse como soldados aunque esto también implicaba que los de Ulparad eran los menos inteligentes por lo que para Elxa la sería más fácil convencerlos, sobretodo si era un pueblo cerca de la frontera y lejos de la ciudad de Ulparad donde vivía el señor de aquel lugar.
Por lo tanto consiguió una cama allí en una posada, que le salió bastante barato luego de negociar el precio con el dueño rebajandolo a veinticinco monedas de oro en vez de cincuenta la noche. Luego una vez que se levantó tomó ella misma su desayuno por el camino, para evitar tener que pagar de más, y tomó un nuevo rumbo hacia el noroeste.
Sin embargo por el camino sintió algo anormal en aquel lugar acechando, como si algo no fuera del todo bien en aquella silenciosa jungla llena de hongos. Pero fue entonces cuando lo oyó, eran unas pisadas suaves sobre el suelo desnudo que indicaba que alguien estaba cerca. Así que Elxa se escondió detrás de una piedra y allí vio una criatura tan grande como un árbol que era a su vez un esqueleto con la cabeza que parecía la calavera de un ciervo con una manta atravesada por los cuernos que hacían como si fuera una capucha, llevaba una falda echa de piel de animales de donde colgaba una bolsa del lado izquierdo junto a un cristal de color gris, detrás suya llevaba una ballesta cargada con una flecha fantasmal y lo más sorprendente de todo es que llevaba al emeralrok en una jaula detrás suya. Incluso esta criatura cuando pasó por allí se encontró con una rata en su camino y él la cogió con su mano esquelética de la derecha y con la izquierda cogió su cristal gris y la rata en cuestión de segundos se convirtió en polvo dejando tras de sí una pequeña piedra de colores que el cazador se metió en su bolsa, este era sin duda el cazador del que Groc había hablado.
Entonces justo cuando Elxa se puso a analizar detalladamente a la criatura, esta oyó la respiración de Elxa y disparó a la piedra con su ballesta lo que hizo que la piedra estallara, y cuando vio a Elxa de sus ojos salieron fuegos azules y de la tierra salieron dos perros esqueletos. Entonces Elxa sacó su arco pero el cazador empezó a disparar ráfagas de flechas con su ballesta mientras que los perros esqueleto intentaban atacar a Elxa. Por suerte esta podía esquivar fácilmente a los perros porque estos eran bastante toscos pero las flechas fantasmales fueron más difíciles de esquivar, por lo que Elxa tenía que encontrar rápidamente la manera de defenderse de aquella criatura y sobretodo vencerla. Así pues intentó primero disparar flechas a su cabeza pero estas no tenían gran efecto contra él, ni tampoco si era en las piernas ni en las manos, era prácticamente inmune contrariamente a sus bestias que cayeron fácilmente a golpe de cuchillo.
Parecía que una vez más ella no sabía que hacer hasta que miró al lado suyo y vio al almarok, esa era la única solución que tenía. Así pues, soltó a la bestia rompiendo su cerradura con el ácido que tenía una de las flechas venenosas y el almarok quedó libre, pero en vez de atacar directamente al cazador se quedó mirando a Elxa. Esta por un momento tenía dudas de lo que realmente quería la criatura, además de que tenía dificultades para hacerla caso porque tenía que moverse de un lado hacia otro para esquivar las flechas explosivas del cazador. Pero entonces el almarok rozó con sus cristales a Elxa y esta sintió un subidón de energía, ahora sabía lo que tenía que hacer. Así pues, empezó a disparar frenéticamente flechas al cazador mientras que el almarok lo distraía lanzándose sobre él, y fue entonces cuando solo la quedó una flecha que Elxa cogió su daga y se lanzó sobre la cabeza del cazador penetrando su cráneo con la daga. Esto hizo que el cazador se cayera al suelo y finalmente se convirtiera en polvo negro dejando tras de si todas sus pertenencias.
Entonces Elxa cogió la bolsa del cazador y la abrió enseñando una gran piedra que lucia de diferentes colores. Así pues el almarok se acercó y aulló lo que provocó que la piedra vibrara, que ha Elxa se le cayera la piedra de las manos y de la piedra rota salió un portal que llevaba a la isla flotante de Groc pero él no estaba allí. Aún así el almarok entró dentro así que Elxa lo siguió y así se cerró el portal justo cuando Elxa llegó a las tierras elementarias como en su sueño.
Sin embargo algo iba mal, Groc no estaba allí sino un enano viejo y gruñendo mientras observaba debajo suya unos avians loros atacando las diferentes islas flotantes con armas de metal que disparaban rayos de diferentes colores que parecían provocar dolor a los elementales.
-Oye, ¿qué pasa aquí? - preguntó Elxa al anciano.
-Parece que estamos en guerra joven elfa - dijo el enano.

Los ElementalesWhere stories live. Discover now