La Llamada De La Naturaleza: Capítulo 5

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Elxa pasó una noche en la cabaña antes de retomar su ruta para poder descansar bien, además de que antes de dormir se fabricó unas nuevas flechas las cuales poseían el líquido de la planta carnívora que la atacó. Así pues siguió su camino hacia el noroeste del bosque sur donde extrañamente los insectos eran de menos en menos frecuentes hasta que llegó a unos metros a penas de la frontera luego de haber pasado dos días de caminata sin descansar salvo para comer y dormir. Allí la particularidad era que estando en el meridiano del centro de los bosques de Atlas y estando muy cerca de la frontera, el ecosistema cambiaba bastante encontrándose en un clima de selva además de que allí habían de más en más setas gigantes, que eran setas del tamaño de árboles y que eran de más en más frecuentes cuando pasabas del meridiano central hacia el oeste además de que curiosamente en aquella zona apartada era más frecuente por alguna extraña razón, además de que en el aire solo se podía oler el olor fétido de estas plantas. Esto hizo que Elxa se sintiera incómoda pero aún así continuo esperando que en aquella zona, como era habitual en las zonas selváticas de Atlas, hubiera arañas acechando aunque no era el mayor peligro que ella corría en aquella zona.
Pues así, más adelante, se encontró finalmente con lo que parecía un lago donde Elxa aprovechó para recoger agua pero, nada más que tocará el agua con su recipiente, salieron varias larvas verdes y gordas del suelo y de en medio del lago salió la misma oruga gigante que se encontró hacia días atrás. Esta oruga en cuestión sin pensarlo lanzó un líquido verde como ácido hacia Elxa que lo tuvo que esquivar aplastando varias larvas que estaban por todo el suelo, además de que luego de eso la criatura sacó su enorme cola del fondo del lago y empezó a golpear con esta a Elxa que intentó esquivar como pudo. Al mismo tiempo, ella intentó disparar a la oruga pero parecía que ninguna flecha podía atravesar su cuerpo y solo hacía que se enfadara más. Entonces cuando todo parecía perdido para Elxa, recordó que según Groc toda criatura u objeto tenía un punto de equilibrio así pues aquellla oruga debía de tener un punto débil que la hiciera perder el equilibrio de su enorme cuerpo sobre el agua. Y fue allí que encontró la respuesta, la cola era a lo único que no había disparado por lo que intentó disparar una flecha venenosa a la punta de la cola y consiguió clavarsela. Entonces esto produjo un dolor insoportable a la criatura, sin todavía matarla, y cayó al suelo con su cabeza a la orilla, cosa que hizo espantar a las larvas.
Luego Elxa se acercó a aquella criatura y sacó su cuchillo, también con veneno, para clavarselo a la criatura pero esta despertó, sin levantarse, y empezó a hablar.
-¡Espera Elfa! No me mates aún por favor - dijo aquella criatura con una voz profunda y grave.
-¿Puedes hablar? - preguntó Elxa.
-Desde que fui un simple gusano aprendí a hablar con los elfos y luego cuando estos se fueron comencé a comer también humanos y otras criaturas que hicieron que mi capacidad de hablar mejorará con cada ser que devoraba.
-Espera un momento, tú eres un ajaqyl, uno de los gusanos legendarios que devoraban elementales y sus únicos depredadores.
-Lamentablemente ya no quedamos muchos, yo por ejemplo soy el único que queda de estos bosques aunque tengo un hermano en el océano y no sé si habrá algún otro vivo puesto que no viajo mucho y solo percibo el poder de los que andan cerca.
-¿Y no habrás visto a un lobo verde elemental por aquí por curiosidad?
-Detecté al emeralrok pero lo dejé marchar, no sé porque sentí que aquella bestia aunque quisiera me llevaría la vida poder matarlo, no somos lo suficientemente capaces como para desafiar a un almarok de esa clase, ellos están bajo el control del amo y no del nuestro.
-¿El amo? ¿Te refieres a Atlas? Él desapareció prácticamente al final de la guerra de los titanes.
-Te equivocas, los textos antiguos fueron engañados, él se escondió durante la batalla en una arena creada por los tres titanes para no dañar a los suyos y los tres fueron encerrados hasta que hace poco empezaron a fugarse, dentro de poco si esto sigue así es posible que una segunda guerra sea declarada sin que nadie se dé cuenta. Nosotros somos conscientes porque tenemos una conexión especial con los elementos al devorar elementales de diferentes tipos pero vosotros lamentablemente no sois capaces de ver lo que se os va a caer encima.
-Eso es otro tema, y de todas maneras solo sobrevivo desde que Elaria cayó así que dime, ¿no sabrás por casualidad también algo sobre el cazador o las tierras elementarias?
-El cazador es un potente enemigo que tomó el control del reino salvaje implantado tras la ida del ejército de Tarian pero este no era uno de ellos, él ya estaba aquí antes de que llegarán y solo salió de su escondite una vez que los humanos desaparecieron del sur y del centro refugiándose únicamente en el oeste, el sitio perfecto para él para cazar. Sin embargo de las tierras elementarias no sé mucho más puesto que no soy tan sabio al solo poder moverme por estos bosques pero por lo poco que he podido oír espiando desde lo profundo de la tierra es que este lugar no está en la tierra sino en un lugar donde ningún mortal puede llegar sin ser invitado. Ahora por favor déjame marchar, soy uno de los pocos que quedan de mi raza y no puedo matarte puesto que ya conoces mi debilidad.
-Solo a una condición.
-Lo que desees.
-Nunca jamás volverás a atacarme ni a mí ni a ninguno que este en mi bando, ¿entendido?
-Jamás atacaré a un elfo o ser que posea tu misma virtud y sea digno de pasar por aquí.
-Lo has entendido, no más muertes sin sentido salvo para tu comida y meterás a prueba a todo aquel que pase pero sin intentar matarlo.
-Tienes mi palabra de que ya no seré más sanguinario como antaño.
Entonces Elxa le quitó la flecha con el veneno al ajaqyl y le curó con unas plantas medicinales. Luego de esto la oruga agradeció a Elxa su cortesía y se volvió a meter en el lago.

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