La Luz De La Salvación: Capítulo 10

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Las alas de Mariah se teñían de un color plateado brillante mientras se retorcían hacia atrás para ejecutar lo que fuese que iba a hacer, puesto que nadie hasta entonces había visto una expulsión y Splite estaba petrificada sin saber lo que iba a pasar. Sin embargo Ebon salió de su escondite y se plantó delante de su amigo.
-Ni se te ocurra ejecutarlo sin que yo también sufra las consecuencias sucio engendro - dijo Ebon mientras tomaba la defensiva por su amigo - si él tiene que ser expulsado yo también.
Al ver esto Splite sintió una mezcla de furia, compasión y determinación que la empujó a salir de su escondite e igualmente plantarse ante la mariposa la cual estaba aturdida por la actuación sorprendente de aquellos insectos.
-Yo también me apunto, no quiero dejar a miz doz únicoz amigoz atráz y ci ezo conlleva la ezcpulsión entoncez la acepto - dijo Splite tomando coraje a cada palabra que salía de su diminuta boca de insecto.
-Puez vozotroz lo habéiz buzcado - dijo Mariah tomando otra vez la postura y con sus alas creo una ráfaga de aire plateada que tiró a los tres insectos que estaban delante suya al mismo tiempo que el color dorado de sus pieles se iba dejando al descubierto sus verdaderos colores, Bob negro con sus alas de color rojo con puntos negros y Ebon con caparazón negro y piel roja, aunque Splite se quedó con el color dorado cosa que sorprendió a Mariah y a todos los presentes.
-Da kyelamyax! (¡es imposible!) ¿Cómo lo haz hecho? Ningún incecto puede concertar zu color dezpuéz de una ráfaga anceztral - grito Mariah perpleja ante el color dorado de Splite, la cual se estaba levantando junto a sus compañeros.
-¿No te das cuenta kayleqyed (ignorante)? Es su color original, ella es una verdadera guerrera Rhino, no como vosotros que intentáis ser puros pero solo sois una aberración de la naturaleza, ella es la que esperábamos - dijo Ebon sonriendo por la primera vez a Splite la cual estaba sonrojada sin todavía creer a las palabras de aquel escorpión.
-Aqyqa! Q'ele daapa! (¡jamás! ¡A por ellos!) - grito Mariah y los guardias abejas, que hasta entonces no habían hecho nada salvo contemplar, dirigieron sus picas hacia los tres traidores.
Sin embargo Splite dio un paso hacia atrás y se dio cuenta de que tenía algo en su espalda, así que lo cogió y lo levantó en el aire. De repente una luz blanca y cegadora inundó toda la escena como si fuera una bomba de luz y cuando todos recuperaron la vista miraron todos hacia Splite que tenía una espada de bronce, con un sol en la empuñadura, en la mano derecha y un escudo, con un sol también reflejado en ella, en la mano izquierda, también tenía una armadura dorada como la de los elfos pero a su medida y una corona de laureles sobre su cabeza que rodeaba sus antenas, y no solo eso sino que también los dos guardias abejas estaban petrificados y convertidos en piedra justo delante de ella.
Nadie podía salir de su asombro salvo Ebon que sonreía como nunca lo había hecho, pero esta situación no duró mucho tiempo porque justo después se oyeron las voces de los insectos detrás y además se dieron cuenta de que Mariah había desaparecido de la escena.
-Tenéis que huir amigos míos, gracias por la ayuda que me habéis aportado pero tenéis que salir corriendo de aquí porque Mariah a debido de alertar a todo el mundo - dijo Bob recogiendo sus armas y retomando el ritmo normal de la situación.
-¿Pero qué ha pazado? ¿Por qué eztoy ací? - intentó preguntar Splite confundida.
-Ebon te explicará todo en el trayecto, por ahora debéis atravesar la frontera e ir a la Ciudad del Crepúsculo, allí encontraréis refugio.
-¿No vaz a venir con nozotroz?
-Lo intentaré pero alguien tiene que quedarse aquí para distraerlos.
-Me quedo contigo hermano - dijo Ebon preparando sus pinzas.
-No, debes de acompañar a Splite hasta la ciudad donde los dos estaréis a salvo, sabes que esa ciudad es un refugio de criaturas.
-Lo sé pero a mí nunca me han gustado las ciudades.
Ebon y Bob se miraron a los ojos asintiendo y sonriendose mutuamente.
-Vete Splite y intenta conseguir ayuda para destruir ese reino putrefacto lleno de engendros a seis patas, eres la única que puede hacerlo porque eres la única que tiene la armadura de la luz así que vete - dijo Ebon a Splite y ella sin pensarlo dos veces salió corriendo en dirección contraria entre los árboles del bosque mientras oía a los otros insectos que llegaban, y ahí solo se pudo escuchar los golpes de las armas que se golpeaban entre si y los gritos de los insectos en medio de la noche.
Splite corrió como pudo, incluso aunque llevara armadura parecía que esta no influía en su peso lo que la ayudo a llegar al pie de la primera montaña de la frontera de los enanos donde allí encontró una cueva donde llegó y se durmió.
Se levantó unas horas después con el sol que ya había salido y los pájaros que cantaban tras la matanza que en el día anterior había sucedido. Ahora Splite tenía que seguir su camino sola hasta una ciudad desconocida, en un reino que desconocía y por un camino desconocido. Así que siguió el camino de las montañas hasta que se dio cuenta de que estaba muy cerca de la frontera con el caos y decidió meterse por el estrecho de las montañas para ver que encontraba en el otro lado, y entonces vio unos campos de trigo enormes que hacían frontera por el oeste con las montañas fronterizas del caos, por el este con los bosques y los pantanos y hacia el frente se veía una ciudad de madera a lo lejos que parecía un puerto enorme el cual estaba iluminado por el sol del mediodía que se posaba sobre la ciudad. Así pues Splite dedujo que ese era su destino y se dirigió hacia allá. Por el camino se topó con un granjero enano el cual salió despavorido cuando vio a Splite pasar y dejó en el suelo una capa negra la cual Splite se puso para ocultar su apariencia y cuando llegó a la Ciudad del Crepúsculo nadie podía identificarla, aunque el sitio estaba lleno de goblins, trasgos, humanos, enanos, insectos e incluso elfos que caminaban sobre el suelo de madera que estaba puesto sobre un pantano enorme donde gran parte era agua y barro aunque había un terreno de tierra un poco elevado sobre el centro de la ciudad lo que permitía tener una vista más amplia de aquella ciudad. Splite no se lo pensó ni dos veces y fue al otro lado de la ciudad donde estaban los puertos, las tabernas y donde veías a un hombre pez cada cierto tiempo caminando entre las casas de madera que formaban esas pequeñas calles que estaban frecuentadas por tanta gente. Después llegó a una taberna donde allí se sentó sobre una mesa vacía y apartada y pidió una cerveza de miel además de que preguntó por una habitación en aquel lugar la cual pago con unos cristales que tenía guardado en su armadura.
Pasaron unos días en la que ella se levantaba en la habitación de la taberna, cogía su espada y su escudo que ella escondía bajo su capa y después bajaba a desayunar para luego salir de paseo por la ciudad. No era mucho pero era todo lo que podía hacer además de que la ayudaba a reflexionar sobre la razón por la que tenía esa armadura, de cómo podrían estar sus amigos y que haría porque no podía quedarse allí lo que la quedaba de vida.
Aunque su suerte cambió un buen día que iba paseando por los extremos de la ciudad y vio a un joven de túnica roja y de pelo despeinado que iba acompañado de un pequeño dragón en su hombro y una familia de goblins, justamente Splite recordó una imagen de un joven que parecía exactamente igual que ese y que además daban una recompensa muy grande por él, una recompensa que podría bastarla para conseguir un poco de ayuda.
Así pues persiguió a aquel joven llamado Decim y ya conocéis el resto de la historia, como ella simpatizo con él tras escuchar su terrible historia y como a contra de la voluntad de su instinto llevó a aquel inocente hasta el castillo de Tarian en la cima de la Montaña Helada para poder hacer un trato con Tarian. Mejor dicho allí es donde retomaremos la historia, en la habitación de reuniones porque fue en el momento que Splite terminó de explicar como eran los insectos, representados como guerreros fuertes y determinados que eran enemigos ancestrales de las aves que Tarian retomó la palabra.
-Es bastante interesante todo lo que me cuentas de tu pueblo pero dime, ¿por qué has venido sola? Normalmente si realmente estuvieras de misión oficial tu reina ha debido de llevarte aquí con una escolta - dijo Tarian con tono acusador.
-No mi ceñor, he ahí el problema, era una de loz incectoz que fue de mición a el reino de zuz aliadoz loz elfoz pero cuando zalimoz la capitana de la mición noz traicionó y actualmente ez pocible que tenga bajo zu control todo, por ezo no acepté el dinero en un principio porque nececito primero vueztra ayuda para vencer a eza arpía - dijo Splite intentando ser lo más creíble posible.
-Entonces te proporcionaré lo que necesitas, después de todo las riquezas que custodia ese reino deben de ser de gran importancia - dijo Tarian mirando de reojo la armadura de Splite - y si necesita alguna otra cosa házmelo saber puesto que de aquí en adelante mandaré a mis tropas hacia allí.
-Puez quiero que mi pricionero cea tratado con rezpeto y que pueda zacar a mi pueblo de allí.
-Trato hecho.
Entonces Splite firmo un trato con Tarian el cual tenía una sonrisa de oreja a oreja y salieron de la sala de reunión para que Splite se preparase para su penúltimo viaje.

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