Ángel O Demonio: Capítulo 3

1 1 0
                                    

Sunaron, bajo su forma semi-humana, explicó a Yuriel y a Samael sus planes sentados en la mesa redonda de madera que se situaba delante de la cocina personal de Samael, donde el mejor de los ángeles cocineros cocinaba para su rey aunque para esa ocasión no estaba presente. Así les explicó que existía una tierra olvidada un poco más lejos de las costas del desierto de sal donde la vida no crecía, un humo morado salía de los cráteres de aquella isla que contaminaban el aire y transformaba a las criaturas de allí en horribles bestias sanguinarias jamás vistas por ningún ser viviente, una isla llamada el cráter del vacío y donde en una cueva se ocultaba un cristal elemental de suma importancia para que Sunaron recobrase sus fuerzas y una vez más el reino del éter pudiera desafiar al resto y sobreponer su poder sobre ellos. Aunque esta misión era necesaria que le acompañará Samael para protegerle, puesto que Sunaron todavía no había recobrado toda su fuerza, y Yuriel para que pudiese recolectar la información de aquella isla, además de que aquel búho levantaría menos sospechas que un ángel explorador que ni siquiera conocía bien el terreno.
Pues tras haber terminado de explicarles el plan, salieron directamente del templo listos dirigiéndose hacia la parte de atrás para saltar y que los demás no los vieran, aunque Yuriel por su parte encontraba un tanto raro las prisas que se daba el titan pero no le cuestionó. Así llegaron directamente, sobrevolando el cielo y traspasando la barrera mágica que rodeaba el reino, a la isla que era tal y como Sunaron explicó, una isla de piedra negra que ardía bajo sus pies, humo morado que salía de un montón de cráteres uniformes que habían por toda la zona y una montaña afilada de esa extraña piedra negra que se situaba en el centro de la isla. Sunaron y los otros dos se dirigieron a esa montaña, aunque Yuriel se extrañó porque no oía ninguna criatura ni las veía pero no preguntó, y cuando finalmente llegaron, se encontraron con una cueva por la cual entraron y se encontraron con un cristal morado en el centro de la montaña y que era tan grande como ella misma. Sunaron dijo así que Samael debía penetrar el cristal con su espada, cosa la cual extrañó aún más a Yuriel que dio un paso atrás pero sin intención todavía de huir, y cuando Samael metió la espada, de repente una nube oscura salió del cristal aturdiendo a Samael en el suelo, una nube negra que tenía una piedra dividida en dos en el centro y que estaba prendida en un fuego de color azul además de que unos ojos se dibujaban en la parte de arriba con ese mismo fuego azul. Tras ver esa monstruosidad, Yuriel intentó huir pero Sunaron le tumbó en el suelo con una ráfaga de aire haciendo que su bastón se partiera en dos.
-Yuriel, sé lo que has echó y de todas las mentiras que has provocado, aunque tengo que decir que si no fuera por ello nunca hubiera podido llegar hasta aquí, así pues te daré una última oportunidad de vivir pero sin volar puesto que tendrás que arrastrarte hasta la ciudad de la luz para volver a Makven como un gusano que eres - dijo Sunaron con sus ojos de color dorado.
-¿Por qué hacéis esto mi señor? - dijo Yuriel asustado sobre el suelo mientras sentía que la energía de sus alas se iba.
-Porque necesitamos purificar estas tierras, ¿no lo ves Yuriel? Habéis olvidado quienes son los que realmente hacen la ley y habéis profanado nuestra autoridad. Ahora vete de aquí y arrastrate por los infiernos del caos antes de que cambie de opinión.
Así pues Yuriel salió corriendo de allí y Sunaron se quedó en frente de la nube negra que observaba a Samael inconsciente en el suelo.
-¿Qué vamos a hacer entonces con este hombre con alas? - dijo la sombra.
-No os preocupéis, él no será un gran peligro para vos además de que pronto vendrán las criaturas de esta isla para devorar su cuerpo. Mientras tanto vayamos al exterior para recibir a mis hermanos que pronto deberán de llegar.
Así pues ellos salieron de aquel antro y Samael se quedó allí tirado unas horas.
Más tarde, el rey de los ángeles, se levantó de su sueño y miró alrededor suyo, estaba en un cráter sellado en el cual habían hojas colgadas por todas las paredes con dibujos de criaturas amorfas y que Samael jamás había oído hablar, además de que estaba sentado en una cama bastante dura y un hombre ancho y barbudo, con barba blanca, una vestimenta de noble de corte y unas botas de cuero; estaba delante suya esperando sentado en la silla de su escritorio repleto de libros de ciencia.
-Ya era hora de que se levantase señor, ¿quiere tomar algo para recuperar fuerzas? - dijo el hombre mirando a Samael con unos ojos brillantes de color morado.
-¿Dónde estoy? ¿Qué ha sucedido? ¿Dónde está Sunaron? - preguntó Samael confundido.
-¿Sunaron has dicho? Espera calmate un poco, has estado tirado a saber cuanto tiempo en una cueva de la montaña picuda y posiblemente necesites recobrar fuerzas.
-¿Y quién demonios eres tú maldito y sucio engendro humano?
-No soy humano, soy medio elemental, y me llamó Malvor, maestro elemental del éter, y he estado aquí durante un mes, si mi memoria no me falla, desde que descubrí un mapa que llevaba a esta isla.
-¿Y qué se supone que es está isla?
-Esa sí es una excelente pregunta, pues por lo que he podido estudiar parece ser que antes en está isla había un pueblo de humanos que se extendían desde aquí hasta el desierto de sal pero que tras la guerra de los titanes fueron todos exterminados y desaparecieron de alguna manera extraña al igual que cambió la fauna y la flora de estas tierras.
-¿Y sabes algo sobre el cristal en la montaña?
-No, mejor dicho evito acercarme allí porque siento una terrible sensación cuando me acercó a esa zona aunque empecé a oír ruidos extraños viniendo de esa parte de la isla, pero cuando fui a ver solo me encontré a ti.
-Debo de volver al reino de los cielos o sino...-entonces Samael intentó levantarse pero calló agotado al suelo.
-Mejor que te sientes y me cuentes porque estás aquí y sobretodo quien eres mientras recuperas fuerzas - dijo Malvor levantando a Samael.
Entonces Samael le contó quien era y cómo Sunaron apareció y le llevó hasta allí mientras tomaba una sopa de color negro que Malvor le dio, que según él eran plantas medicinales que encontró cerca de la montaña y que él ya había probado antes durante su terrible estancia en aquel lugar.

Los ElementalesWhere stories live. Discover now