La Llamada De La Naturaleza: Capítulo 4

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Elxa nada más levantarse se preparó para irse de aventura cogiendo únicamente su arco, sus flechas y una mochila de piel que ella misma había fabricado hace tiempo para alguna situación así. Entonces una vez preparada salió de la pirámide cultural y siguió su camino por el bosque evitando mirar atrás, comenzando así su nueva aventura. Elxa por suerte también había cogido una brújula echa con un cristal elemental de la naturaleza que la permitiría seguir al almarok, por lo que ella pudo seguir al veloz animal sin problemas.
Entonces su primer trayecto fue cerca de la antigua frontera del sur, así pudiendo también saquear las casas de los pueblos abandonados y encontrar refugio cuando más lo necesitaba. La única pega que tenía aquel sitio era que los insectos en esa zona eran abundantes, en poco tiempo entre los árboles castaños y rojizos del sur se encontró con escarabajos, hormigas, mariposas, libélulas y otros insectos gigantes que no hicieron mucho caso a la presencia de Elxa por lo que ella podía pasar por allí tranquilamente, o eso ella creía. Sin embargo había una cosa que dejaba perturbada a Elxa y es que en aquel lugar no había más que insectos, no había ni jabalíes, ni dragones de los bosques, ni serpientes, ni ardillas, ni pájaros, no había nada y eso le hacía cuestionar sobre como aquel ecosistema del sur podía funcionar aunque no tardo en saberlo. Más adelante, en el centro mismo del sur, allí se encontró con árboles enormes y bayas de diferentes colores por toda la zona, incluso en los mismos árboles habían otros frutos típicos del sur como las deliciosas banabayas, una combinación entre bayas y plátanos, o los champiroñes, unos champiñones redondos y duros que crecían en los árboles y que si se partían en dos podías obtener un líquido cremoso de color marrón que a mucha gente le encantaba por su sabor dulce. Así pues Elxa decidió pararse allí a comer, puesto que durante el día anterior solo había podido encontrar pan entre los restos de un pueblo medio quemado.
Allí algunos insectos también la acompañaron en su festín, cosa a la cual a Elxa no le molestaba puesto que ya estaba acostumbrada además de que estos siendo prácticamente de su tamaño no sería muy difícil cazarlos si se ponían nerviosos. Pero mientras tanto, ella encontró una casa en una colina que parecía más intacta que las demás y que además esta poseía un jardín y un cobertizo de piedra. Así pues cogió unos frutos de allí y se dirigió hacia aquella casa, alejándose de los insectos que detrás suya ya empezaban a dispersarse.
Una vez allí, lo primero que hizo fue tocar a la puerta de la cabaña pero nadie respondió, así pues entró en el cobertizo y allí encontró bolsas con semillas raras y un muro de heno que ocultaba la parte de atrás donde un olor nauseabundo salía por lo que Elxa no se atrevió a mirar y decidió investigar el jardín. En este jardín se encontró algo mucho más extraño y eran brotes que salían del suelo y había de tres tipos diferentes: uno verde que desprendía un gas fétido, otro rojo por encima que desprendía un olor a azufre y el último que era completamente negro que desprendía un olor más tentador y frutal aunque Elxa no se acercó por seguridad puesto que no sabía el origen de estas plantas. Pero después decidió entrar en aquella casa y descubrió algo sorprendente, allí había una mesa con instrumentos científicos y estanterías llenas también de pociones extrañas y libros, por lo que ella dedujo que era la casa de un antiguo alquimista. Y aunque todo era bastante atrayente para la mente cultivada de Elxa, hubo un libro sobre la cama del fondo que estaba abierto y de donde la luz del sol le daba de lleno aunque parecía que el libro estuviera en buen estado, así que lo abrió y empezó a leer:
"Querido diario, no sé cómo puedo estar todavía vivo después de lo que ha pasado. Mis experiencias sobre las plantas para transmitirles energía elementaria diferente a la de la naturaleza parece haber funcionado pero ha sido un auténtico desastre para mí. Creía tener el control de la situación pero las plantas empezaron a crecer considerablemente durante la noche y cuando me he levantado me he encontrado con que mis plantas se han convertido en plantas carnívoras elementales, y por si fuera poco esto atrajo a un gusano enorme que los empezó a devorar como si se tratasen de chuches. Ahora tengo que huir puesto que sino estas criaturas me van a devorar vivo. Espero que si jamás alguien tiene la mala suerte de encontrarse aquí pueda leer esto y salir de aquí cuanto antes. Un saludo, Dr Deminestein".
Entonces cuando Elxa terminó de leer, empezó a oír golpes en la puerta y sacó rápidamente su arco. Inmediatamente la puerta cayó y se encontró en frente de una planta carnívora que poseía una gran boca y un cuerpo humanoide echo con sus raíces y hojas además de que desde su boca desprendía un líquido verde y apestoso. Elxa no se lo pensó dos veces y disparó a la criatura a la cabeza pero, aunque la flecha atravesó su mandíbula esto no tuvo ningún efecto y simplemente consiguió enfadarla, por lo que una vez más le metió otra flecha pero esta vez en la raíz y esto provocó que el líquido verde saliera de manera abundante de su cuerpo por ahí dejando muerta en el suelo a la criatura. Luego de este primer enfrentamiento, salió fuera y se encontró con otra planta igual pero con la cabeza roja y otra más que era completamente negra y desprendía un gas morado de su boca. Estas criaturas al ver a Elxa el primero le lanzó una bola de fuego y el segundo empezó a desprender gas por toda la zona. Pero aún así Elxa siendo una elfa tenía mucha agilidad y esquivó la bola de fuego y se echo hacia atrás con una voltereta para alejarse lo más posible del gas de la segunda planta.
Pero por si la situación no fuera aún más caótica, una oruga enorme y verde con seis ojos agrupados y separados en cada lado de su cabeza, con una boca del tamaño de dos hombres y que media cuatro veces más que la cabaña, salió de la tierra y engulló de un bocado a las plantas carnívoras y volvió a meterse en la tierra dejando tras de sí un túnel lleno de líquido verde.
Esto dejó sorprendida a Elxa la cual en lo que llevaba de vida había visto una criatura semejante, pero aunque quiso alejarse de allí según la brújula tenía que seguir yendo hacia el oeste, adentrándose más en el bosque del sur y acercándose también lamentablemente a la misma dirección que aquella criatura había tomado.

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