Susurros Mortales: Capítulo 8

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La araña helada se lanzó sobre Morgan, pero esta última consiguió retrocede e invocar dos manos gigantes esqueléticas del suelo para atrapar a la araña enorme que media el tamaño de dos hombres. Entonces Morgan aprovechó para acercarse a la telaraña gracias a una tercera mano esquelética que la ayudó a llegar hasta Decim, aunque este consiguió librarse de la telaraña fácilmente con su poder de fuego, puesto que la araña había cometido el error de no inyectarle el veneno por tener tanta prisa de capturar a Morgan. Pero aún así, una vez que los dos hermanos bajaron, la araña se liberó de su prisión y Decim tuvo que lanzar una torrente de llamas para que esta retrocediera, cosa que hizo efecto. Así finalmente pudieron escapar del estrecho y llegar a la selva negra donde tomaron un respiro al ver las palmeras tapando la luz del sol de la entrada.
-Uf, mejor que no volvamos a pasar por allí para regresar a casa - dijo Decim tomando grandes suspiros.
-Tienes razón, ya encontraremos una manera más fácil de volver - respondió Morgan sentada en el suelo.
Pero antes de que pudieran retomar su camino, de los árboles y arbustos salieron unos vampiros vendados de tela hasta arriba, armados con lanzas y que desprendían un olor fétido casi tóxico.
-¿Humanos? ¿Qué hacéis aquí? ¿Cómo es que todavía estáis vivos? - dijo uno de ellos mientras un gas verde escapaba de su boca.
-Venimos a hablar con vuestro jefe, hace un tiempo un vampiro noble vino aquí y nosotros somos sus compañeros.
-Demuéstralo, ¿zaséic saxac suexxa sexua? (¿sabéis hablar nuestra lengua?)
-Soc sacuzasicaz ixxuzo (con naturalidad incluso) - dijo Decim confiado.
-Entonces seguidme, el jefe os estaba esperando.
Entonces Morgan y Decim fueron escoltados por aquella selva llena de criaturas no-muertas, que se les caía incluso la propia piel, hasta un poblado a una hora de allí, con casas de guano y paja donde otros vampiros necrofidos vivían. Así pues fueron llevados al centro del poblado donde encima de un trono de piedra, que estaba sobre una piedra a su vez, se situaba un vampiro un poco peculiar con una piel de tiburón encima suya, una marioneta de un murciélago a su izquierda, una pinza de cangrejo metálica a su derecha, traje de marinero y además dos ojos, sobre su cara llena de cicatrices, el cual uno era de color rojo y el otro negro.
-Siento la presencia de seres con poderes elementales por aquí, uno del fuego y el otro de la muerte, ¿no es así? - dijo aquel personaje mostrando sus dientes puntiagudos mientras Decim y Morgan se miraban sorprendidos.
-Estos humanos han sido encontrados en el estrecho y vienen de parte del vampiro de la otra vez - dijo uno de los vampiros que acompañaba a los dos hermanos arrodillandose.
-Perfecto, podéis ir de vuelta a vuestros puestos - dijo el ser que parecía ser el jefe mientras que Morgan y Decim se quedaban delante suya sin saber a donde mirar - y ahora que estamos solos, decidme: ¿de dónde salís vosotros?
-Venimos de la Gran Ciudad del Sur, pero tras haber sido destruida acabamos separandonos y reunidos más tarde en Elvador, para luego llegar a la región de Vulcano - resumió Morgan.
-Interesante, y ahora estáis haciendo un ejército para el futuro rey del Caos, que si mis espías están en lo correcto es Tarian resucitado, ¿no?
-En efecto.
-Curioso cuanto menos, estáis más chalados que Vampi mi marioneta.
-Y eso es decir mucho - dijo la marioneta con voz chillona sin que los labios del siniestro rey se movieran, lo que quería indicar que aquel vampiro controlaba la magia aunque Morgan sentía algo extraño en ese ser, como si hubiera alguien más delante suya además del rey y su marioneta.
-Lo que queremos hacer es crear un ejército junto a Tarian para derrotar a los humanos y cumplir su venganza, así él cuando regresé no será un riefu y nos matará a todos - explicó Morgan.
-Pero hay algo que no entiendo, ¿por qué resucitar a aquel tirano? - dijo el rey rascando su barbilla con su pinza de metal.
-Me salvo la vida, cierto es que en realidad quería utilizarme como un arma, pero dentro de él sabía que no merecía morir, se volvió como un padre para mí, por ello le pedí a mi hermana que me ayudará a resucitarlo - confesó Decim.
-Vaya que curioso, eso justamente me recuerda a alguien que conocí hace mucho tiempo... Bueno, entonces yo creo que vuestra causa está justificada de cierta forma, ¿pero a qué nos sería útil ayudaros?
-A poder hacer frente a los vampiros nobles del este de la selva negra y vivir libres y no como su basura - dijo Morgan lo que causó ciertos murmullos entre los necrofidos e hizo que el rey mirará a Morgan de una forma casi intrigante, como si intentará leer su mente.
-Creo que ya he oído suficiente. En mi vida anterior, antes de ser esta criatura, encontré a un maestro elemental con la misma fuerza que vosotros que consiguió cambiar mi forma de pensar sobre mis actos, y creo que vosotros tenéis esa misma virtud. Así pues yo, el rey Sharkpy, prometo volver a la batalla junto al nuevo rey Tarian una vez que se haya levantado.
Entonces todos los vampiros necrofidos lo empezaron a celebrar con gritos de alegría. Así luego, aquel rey invito a los hermanos a quedarse la noche allí para comer y fue allí que les contó toda sus historias, antes de que un gusano eléctrico saliera del océano y tuviera que comerse a su propio medio-hermano vampiro para que sus partes elementales se fusionarán y entonces poder escapar del vientre de la criatura. Esta última historia fue tan sumamente descriptiva y asquerosa que los dos hermanos terminaron con nauseas al final de la comida, aunque esta última estuviera excelente con los mariscos y las frutas de aquella zona.
Así al día siguiente, los dos hermanos salieron por la mañana de la caseta que el jefe de la tribu les había dado y se fueron por la selva, cuesta arriba por la montaña acompañados por una escolta de vampiros necrofidos hasta que llegaron a la frontera con la región de Vulcano y se despidieron de ellos. Fue así entonces como Morgan y Decim volvieron a casa en unos fénix reales que habían allí que fueron domados gracias a Decim, que eran aves medio fénix medio pavo real que corrían a grandes velocidades sobre la lava, y estuvieron poco tiempo allí en la fortaleza hasta que Tarian despertó y ya conocéis el resto de la historia.

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