La Luz De La Salvación: Capítulo 4

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Mariah y los soldados dorados del reino de los insectos salieron de la cueva a la mañana siguiente durante el alba para poder llegar lo más rápido posible a Luminis. El viaje desde la costa hasta el reino de Luminis era largo y para llegar tenían que pasar por el gran imperio de los enanos y eso les llevaría dos días completos y eso utilizando arañas, escarabajos peloteros y otros insectos que podían transportar el equipaje. Así que salieron al alba tras una despedida del resto de la colmena deseándoles buena suerte.
Splite ya tenía muchas ganas de salir y ver lo que había en el otro lado y se ilusionó más cuando salió por el gran agujero de la cueva iluminado por la luz anaranjada del amanecer. Se encontraron al principio con una playa y en el horizonte se veía el gran océano azul calmado que daba signos de que el reino del mar no había sufrido mucho revuelo, y detrás de la colina donde de la cueva había un campo verde y despejado que estaba rodeado por los bosques del reino de Atlas, aunque aún así se podía apreciar desde lejos las grandes montañas del imperio de los enanos que hacían frontera con el resto, y encima de sus cabezas un cielo azul con nubes en las cuales arriba se podían ver algunos picos o destellos de los edificios del reino de los cielos los cuales solo se podían apreciar desde el ángulo en el que se situaba la colina, puesto que las nubes cubrían casi todo el terreno de ese reino oculto casi inexistente para algunos ignorantes.
Era un espectáculo maravilloso para Splite que fue interrumpido por la voz de un guardia mariquita que dijo en voz alta:
-Vamos soldados que tenemos prisa por llegar a Luminis.
Así pues Splite salió de su estado de estupefacción y siguió andando junto al resto del ejército que avanzaba como un rebaño hacia el bosque. Aunque esta misma mariquita antes mencionada se puso andar junto a Splite seguido de un escorpión con cuatro brazos que intentaba quedarse un poco más atrás y hacer como si no fuera con aquellos dos, aunque cualquiera lo hubiera pensado en esta situación.
-Alaq apydy ajdeexel (hola joven guerrero), ¿qué nombre llevas? - dijo el guardia mariquita sonriendo.
-Zplite - respondió ella.
-Ah entonces debería de decir más bien ajdeexeq (guerrera) - dijo guiñando un ojo - veo que esta es tu primera misión, ¿no?
Splite simplemente asintió con la cabeza devolviendo la sonrisa a la mariquita.
-Me lo imaginaba, los nuevos siempre os quedáis estupefactos cuando la luz de nuestro sol os golpea en las antenas.
-Dizcúlpeme por ece comportamiento poco digno de un guerrero de la luz - respondió Splite sonrojada ligeramente.
-No te preocupes, a los novatos se les perdona esas cosas pero tendrás que prestar atención porque hay muchas cosas que no has visto jamás dentro del bosque en el que estamos entrando. Pero si quieres puedes venirte conmigo y con mi viejo amigo Ebon - dijo señalando con la mano abierta a el escorpión de cuatro pinzas que empezó a mirar los árboles del bosque del cual estaban entrando ya - y así puedo presentarte un poco todo esto.
-¿Ya eztuvo fuera antez?
-Claro, llevó unos siete años de servicio lo que equivale a setenta años humanos por lo que he pasado aquí ya para otras misiones similares, ¿entonces te apuntas?
Y sin más preámbulos Splite se dejó guiar por el guardia experimentado el cual le enseñaba los nombres de los animales como las ardillas, los conejos y otros animales que se encontraron por el camino al igual que el nombre de los distintos árboles y plantas. Ahora Splite poseía un amigo que podía enseñarle muchas cosas además de simpatizar con él.
Sin embargo más lejos de allí estaba Mariah que había emprendido el vuelo hacia otra destinación, siendo ella la que tendría más facilidad para viajar, dejando a un soldado experimentado que se ocupará de guiar a los demás junto a su compañero la mariquita.
Así pues llegó sin problemas a un árbol más grande que los demás que se situaba justo en el centro del reino y que sus hojas doradas se escondían tras otros árboles que protegían el mismo árbol siendo este más difícil de ser encontrado desde el cielo, aunque los habitantes de aquel árbol despejaron la protección para que el brillo dorado de la copa de este árbol pudiera ser detectado por el ojo de la mariposa gigante. En efecto, ese árbol era el primer árbol que Atlas creó y era el más grande, fuerte, robusto y dorado de todo el reino de Atlas por lo que el emperador enano, Curelius I, instalo aquí mismo su capital para ocultarlo de todos pero que al mismo tiempo fuera una representación del poder de su imperio. Además de que ese árbol se situaba también sobre una laguna llamada la laguna de la rana dorada puesto que había muchas ranas carnívoras que vivían allí y que además el agua tenía una coloración dorada que daba ese color a las hojas del árbol.
Así que Mariah aterrizó en un claro que le hicieron los enanos gracias a su mecanismo de protección y lo volvieron a ocultar una vez que Mariah pasó. Ella aterrizó delante de un palacio tallado en el tronco grueso y grande del árbol en una plataforma de madera, el resto de casas y edificios se encontraban en las otras ramas que estaban disimuladas como frutas gigantes de madera, con los tallos que tenían escaleras para bajar o subir y las ramas servían como caminos aunque también habían cuerdas que colgaban de estas mismas para que los enanos pudieran subir o bajar por ellas.
-Bienvenida mensajera de la colmena - dijo un señor mayor vestido de una túnica blanca una diadema de laureles sobre la cabeza calva y blanca, que media dos veces menos que Mariah pero que estaba acompañado por otros guerreros enanos de su talla, pero con armaduras y lanzas, que habían salido a la vez desde las puertas del palacio y se desplazaban hacia Mariah sobre la rama - supongo que vuestras tropas habrán pasado sin problemas.
-Ezo ezpero también mi ceñor - dijo Mariah inclinándose ligeramente ante el emperador dándole a este un tarro de miel que se lo llevó uno de sus servidores al palacio - aún ací he venido para tratar con uzted la negociación zobre lo que acordamoz.
-Pues en efecto puedo daros la oportunidad de poder pasar por mi reino sin problemas pero quiero que me traigáis un poco de medicina de los elfos a cambio, una vez que hayáis llegado allí, y que seáis vos misma quien me la traigáis, ya me vale con que una persona ya sepa como acceder a mi ciudad como para que traigan otros.
-No cé preocupe mi ceñor porque nadie máz a parte de mi zabrá como acceder a vueztro reino.
-Así pues os voy a abrir la puerta para que vayáis pero que a la vuelta volváis y tened mucho cuidado, mis espías han oído rumores de gobelins que andan sueltos cerca de los ríos y pantanos.
-Lo tendremoz en cuenta, graciaz por zu advertencia.
Pues así fue como Mariah se fue volando de la ciudad y esta se quedó oculta otra vez hasta que Mariah regresase por última vez.

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