Contracorriente: Capítulo 6

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Oda se levantó por la mañana un tanto temprano y se dio cuenta de que no estaba en el templo del éter sino en una de las literas del templo del caos, algo que al principio le pareció raro pero después de pensar en todo lo que pasó ayer no le pareció tan raro.
-Ya estás despierto por lo que veo, así que venga a trabajar que aquí nos levantamos pronto para avanzar - dijo Columbus que estaba apoyado contra un muro mientras esperaba que Oda se levantará, cosa que hizo rápidamente y se puso delante del avian - al menos tú no pierdes tiempo en cambiarte de ropa, aunque tendrás que bañarte después en el océano para estar bien aseado a mediodía. Mientras tanto vas a ir a la herrería y vas a coger el arma elemental que vaya con tu elemento, no te preocupes el maestro del metal Magnus sabe lo que se hace.
Así pues Oda se acercó a los hornos y en uno de ellos vio a un demonio golpeando fuertemente un metal que tenía sobre su yunque, y cuando se dio cuenta de que Oda lo observaba le pidió que se acercará.
-Tú debes de ser el nuevo ¿no? Yo soy Magnus, encantado de conocerte joven aprendiz - dijo el demonio sonriendo.
-Es también un placer conoceros señor. Por cierto, Columbus me dijo que... - dijo Oda tímidamente aunque Magnus le interrumpió con un gesto de su musculosa y dañada mano de herrero.
-Sé lo que quieres pequeño, todos han venido aquí antes a recoger sus armas creadas por mi mismo o por los mejores de mis aprendices, así que estaré encantado de darte tu arma elemental para que te entrenes con ella, a la condición de que si lo deseas la puedes devolver pero que ni se te ocurra hacer como ese bobo de Columbus que su arma o la rompe o la pierde, es un verdadero caso perdido - dijo Magnus con cierta picardía en su forma de hablar que curiosamente hizo sonreír a Oda mientras que Columbus, que estaba en las escaleras y había oído todo, se le veía que se ruborizaba por como sus plumas reaccionaron - y por cierto llámame simplemente Magnus, soy un demonio pero tampoco soy una bestia sanguinaria. Es más yo soy un demonio de naturaleza así que no soy un demonio como los que se escuchan en las historias, aunque a veces soy un poco cabrón tengo que admitirlo...
-Un poco demasiado yo diría, te recuerdo que fuiste tú quien aumentó el peso de mi maza ayer y casi se me cae en el pie mientras luchabamos - dijo un enano que estaba en el horno de atrás.
-Porque me lo pusiste a huevos Reig, además soy tu tutor así que puedo hacer lo que me dé la gana, que además si lo hubieras hecho en plata me hubiera costado más porque el hierro es muy fácil de manipular su peso a través de un hechizo vinculante de su origen - dijo Magnus corrigiendo a su aprendiz que se quedó callado y continuó con su tarea mientras que Magnus se giraba hacia Oda - bueno ahora vamos a coger tu arma de la estantería.
Y entonces justo al lado del horno de Magnus se encontraron con diferentes tipos de arma hechos con metales variados. Sin embargo Oda no sabía que hacer ante tal variedad de armas.
-No sé cual arma coger, la verdad es que no sé ni siquiera porque yo necesitaría uno - dijo Oda dudando.
-La verdad es que pequeños como tú se les da armas de madera para practicar, pero tú eres una excepción - explicaba Magnus cruzando sus brazos - cada elemento tiene un arma que va mejor con si mismo por la forma en la que la energía se transmite, porque para eso sirve un arma elemental para desatar tu energía de una manera más controlada. Además tienes que tener en cuenta de que muchos otros van a querer hacerte daño porque un elemental es pura energía y eso para ciertas cosas puede ser una ayuda incomparable, por ello cuando se fundó esta orden nosotros empezamos a crear diferentes armas para cada clase elemental así pudiendo defenderse tanto con sus poderes como con sus armas dependiendo de la situación. En tu caso tu arma elemental es el cañón láser, un arma de tiro muy potente potenciada con un cristal elemental de electricidad para que solo su propietario pueda utilizarla además de que tiene diferentes formas - así pues el maestro del metal se acercó a la estantería y cogió una pistola con un cañón muy ancho y pulsando un botón en su lateral se convirtió en un cañón eléctrico de mano, o en otras palabras un bazooka eléctrico - y puedes adaptarla según te plazca. Hasta puedes hacer algo muy guay con este arma que es la principal razón por la que te dejan manipularlo, para ello necesito que me des tu brazo - entonces Oda acercó el brazo y cuando el arma toco su brazo este se transformó en un cañón que se inscrustó en su brazo automáticamente, ahora parecía que tenía un láser en vez de una mano. Oda sonrío e incluso se asombró con esa arma que se situaba alrededor de su brazo, el cual se puso a ojear con mucho interés - ja sabría que te gustaría, todos hacéis lo mismo cuando se os da un arma, y este en especial como se acomoda a tu brazo no necesitarás esperar a ser más mayor para cogerla. Así pues es toda tuya, pero recuerda que funciona gracias a tu energía así que si quieres activarla tendrás que utilizar un impulso eléctrico para que lance un rayo láser extremadamente potente.
-Gracias se... Quiero decir Magnus, ¿pero cómo hago para guardarlo? - dijo Oda sonriente.
-Lo único que tienes que hacer es poner tu mano en la pantalla de arriba y este se convertirá en una pulsera molona que se convertirá otra vez en un cañón si giras de 180 grados tu mano.
Entonces hizo lo que el demonio le aconsejó y el cañón se convirtió en una pulsera de metal de color marrón, el color favorito de Oda. Así que le dio gracias una vez más y fue a directamente hacia Columbus para empezar su entrenamiento.

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