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Habían pasado alrededor de 12 horas desde que escuché aquellas palabras, las cuales llegaron como un cuchillo introduciéndome velozmente dentro de mi piel, y así pasaran años, algo me decía que se seguiría sintiendo como en el momento.

Yoongi siempre había estado allí cuando alguien me hacía sentir mal, pero que ahora él fuera el causante de tal herida, se sentía mucho peor.

Me sentía sin energías, vacía y bastante triste, no tenía ánimos para hacer absolutamente nada, incluso me atreví a faltar a la universidad, así que solo salí por la mañana para llevar a mis hermanos a la escuela y regresarme nuevamente a casa. Agradecí que ninguno de los dos se dieron cuenta de mi estado, trataba con todas mis fuerzas de ocultar mis emociones y darles una sonrisa como si todo estuviera bien, cuando en realidad estaba echa cenizas por dentro.

No sabría decir cuántas veces miré mi celular justo en el contacto de Jungkook con intensiones de marcarle, pero fueron muchísimas, debatía constantemente en si hacerlo o no. Solo quería saber cómo estaba, si aún sus heridas dolían, incluso pensé en decirle para encontrarnos, pero tan solo imaginarme esto me llevaba a reproducir las palabras de Yoongi, y eso no ayudaba en nada.

Alejé mi celular y me mantuve distante de el por un buen rato, mientras buscaba distraerme haciendo cualquier otra cosa como organizar el cuarto de los niños o limpiar la cocina. Estaba mirando el techo sin razón alguna cuando me sobresalté al momento de escuchar el aparato sonar anunciando una llamada, lo observé por unos segundos antes de ir hasta el para tomarlo, era Inha.

—¿Hola?

—¿Dónde estás? —alzó un poco su voz debido al tumulto de las mismas que se escuchaban de fondo.

—En mi casa —contesté llevando mi mano libre hacia mi frente.

—¡¿Qué?! —volví a sobresaltarme, producto de que mi celular casi cayera al suelo —Justo cuando vengo a buscarte a la universidad para salir juntas —dijo desconcertada.

—No me siento muy bien —confesé.

—¿Qué tienes? ¿Te duele algo? ¡Seoyeon, te dije que podrías ser alérgica a las naranjas por muy deliciosas que te parezcan, siempre te caen mal!

Siempre odiaría aquella vez en donde los comí y a pesar de su espectacular sabor me cayeron bastante mal, pero hoy, y solo por hoy, deseaba porque se tratara de eso otra vez.

—No son las naranjas, Inha.

—¿Entonces qué es?

[...]

—Voy a matar a Yoongi —espetó enojada cuando terminé de contarle todo —¿Cómo se atreve a decirte eso? ¿Es idiota o qué? —dijo estresada.

—Quisiera que todo esto fuera un sueño —admití cabizbaja y con debilidad.

—Tú no hiciste nada mal —colocó su mano sobre mi hombro de manera comprensiva.

—¿Y si en realidad sí fue así? —me miró extrañada arrugando su semblante  —¿Y si tal vez debí creerle a Yoongi desde el principio?

—Pero... ¿qué hay de Jungkook? Él también quiere hablar contigo, ¿no?

Ahí fue donde me quedé callada sin nada que decir al respecto, porque lo más probable es que tuviera razón.

—Yoongi no tendría porqué mentirme con algo así —traté de convencerme a mí misma tras dichas palabras, pero a la vez estaba presionada por Jungkook, ya que ambos tenían un lado de la historia, y decidir era la parte más complicada del asunto —Ya no sé qué pensar —llevé mis manos hacia mi cabeza para gruñir con enojo —Solo quiero desaparecer.

It's Always YouWhere stories live. Discover now