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El siguiente día había empezado mejor para Taehyung y Hoseok debido a que tenía el día libre, así que aprovecharía para pasarla con ambos y eso era algo que ellos adoraban, cuando no estoy en casa me dicen que suelen aburrirse fácilmente y mamá no les presta ni la más mínima atención a ninguno, algo que, para ser sincera, no me sorprende en lo absoluto.

Agradecía al cielo que Hoseok se sentía mucho mejor hoy y la noche anterior había dormido bien en comparación con las demás, así que no tenía que preocuparme mucho por los momentos.

—¿A dónde iremos? —preguntó el más pequeño, dirigiéndome una mirada llena de emoción mientras caminábamos tomados de la mano.

—A donde ustedes quieran, podemos ir por un helado —propuse con una sonrisa y ambos asintieron inmediatamente.

—Y también al parque —dijo Taehyung.

—¿Aún les gusta ir? —pregunté sin poder creerlo y ambos asintieron como si se tratara de un lugar mágico —Bueno, creo que soy la única que dejó de ir a los 7. Vamos a...

—¡El parque! —dijeron al unísono y tomaron mis manos para irnos hacia dicho lugar.

Empezaron a correr cuando habíamos llegado, jugaban entre sí animadamente y se ayudaban a balancearse en el columpio mientras sus rostros eran acompañados de una hermosa sonrisa que me gustaba ver desde donde estaba sentada. Al cabo de unos minutos observándolos y a unos que otros niños, sentí la presencia de alguien sentándose a mi lado lo cual me dio la curiosidad de saber quien era por su segura cercanía, pero con tan solo oler el característico aroma de su perfume favorito ya sabía de quién se trataba.

—¿Quieres? —me ofreció de su cigarrillo mientras exhalaba su humo.

—Sabes que no fumo, Yoongi —le recordé por enésima vez, el rubio insistía en que probara porque, según él, era algo satisfactorio.

Yoongi era mi amigo desde la primaria y actualmente seguíamos estudiando juntos la carrera de música. Él se puede definir como un chico amargado y poco sociable, por lo que suele preguntarme cómo es que lo he soportado todos estos años, la respuesta es muy simple y sencilla para mí, Yoongi es la única persona que ha sido testigo de toda mi vida tanto cuando ésta tiene momentos buenos y cuando se está destrozando en mil pedazos.

Desde el nacimiento de Hoseok, mi madre adoptó la peor actitud posible con nosotros, es como si solo fuésemos tres criaturas desechables las cuales no trajo al mundo y estamos viviendo bajo el mismo techo solo por desgracia. Incluso suelo estresarme tanto cuando discuto con ella por su irresponsabilidad que he llegado al punto de cortarme las muñecas, mi mente se ciega ante todo y la única salida que he encontrado ha sido esa, aunque esté consciente en el fondo que no está completamente bien hacerlo.

—Siempre hay una primera vez para todo —rodé mis ojos y finalmente cedí, lo cual fue una mala idea ya que al ser principiante no supe cómo hacerlo correctamente y me ahogué, aparte de que tuve que inclinar mi cuerpo hacia adelante para toser continuamente —Bueno, al menos lo intentaste —palmeó mi espalda con suavidad y me ofreció una botella de agua que traía consigo — ¿Cómo has estado? Tengo días sin hablar contigo —me miró.

—Pues, ya sabes, lo usual, discusión tras discusión y mi madre no le da las medicinas a Hoseok a la hora —lo miré de vuelta al culminar mis palabras, con preocupación tanto en mi rostro como dentro de mí, de repente me invadía una incómoda sensación que quería hacer desaparecer ahora mismo.

—¿Y sigues con eso? —apuntó con su boca mi muñeca, la cual estaba cubierta por una de las tantas camisas mangas largas que siempre solía usar. Asentí no muy convencida, debido a que Yoongi vivía repitiéndome que parara de hacerlo porque no ganaba nada con eso, solamente destruirme —Seoyeon, por favor —suplicó —Eres tan necia —espetó mientras movía su cabeza en modo de desaprobación.

It's Always YouWhere stories live. Discover now