#16

75 15 11
                                    

Desde ese momento en adelante, conocí una parte de Jungkook que nunca había visto antes. Él sonreía más seguido, podía verlo feliz en todas las ocasiones que llegábamos a encontrarnos, escribirnos o salir. Antes ya de por sí era una persona con un aura positiva que podía contagiarte fácilmente, pero ahora eso había aumentado el doble.

Me contaba que Jimin se iba recuperando poco a poco y su cuerpo reaccionaba muy bien al tratamiento, así que podría conocerlo muy pronto.

Por otro lado, estos días habían sido un sube y baja para mí, el lado bueno era que, con horas extras en el trabajo finalmente había podido pagar la deuda de tres meses, así que estaba más tranquila y con la mente despejada para enfocarme en mis estudios.

A mis hermanos les iba muy bien en la escuela, habían vuelto con un alto rango académico así que ya no era necesario ayudarlos con las tareas debido a eso, aparte de que vivían repitiéndome que podían hacerlas solos. Y como ya se acercaba la navidad, ambos iban a la escuela los sábados por dos horas para ensayar para los festivales que hacían cada año en esta época.

Pasando ahora al lado malo, este se podría resumir en tres cosas:

Mi madre. Una pareja. Anillo de bodas

Sí, tal vez pronto se casaría con aquel esbelto señor que, a juzgar por lo que me había contado Namjoon al momento de inspeccionarlo, parecía tener mucho dinero. Mi madre por fin había cumplido su sueño de tener aquellas cosas lujosas con las que siempre soñó, qué felicidad.

Estaba enojada, decepcionada, triste, con mucha impotencia dentro de mí.

Namjoon la había visto hace algunos días mientras iba a la universidad, se veía muy feliz en aquella tienda donde solo las personas con bastante dinero se atrevían a entrar. Luego pasé a verla con mis propios ojos cuando venía del trabajo, quise acercarme y decirle tantas cosas, pero al final solo seguí mi camino conteniendo todas mis emociones.

Hoy era sábado, y aprovechando que mis hermanos no estaban en casa, me había encerrado en mi habitación para seguir pensando en todo pero a la vez en nada, simplemente me dejé sumergir por mis propios pensamientos para arrastrarme hacia lo desconocido.

—Seoyeon, abre la puerta —Namjoon intentó convencerme una vez más, haciéndome recordar a la vez que no estaba totalmente sola en casa —¿Cuánto tiempo más vas a estar encerrada?

—No lo sé —contesté con mi frente apoyada sobre mis rodillas dobladas —Quiero estar sola, Namjoon. 

—Dime algo que quiera hacer —iba a insistir una vez más pero sabía que sería inútil, lo conocía tan bien que estaba segura que no se iría hasta hacerme salir de aquí —Sal, no has comido nada en todo el día... por favor —suplicó con suavidad —Yoongi llegará pronto, y si no sales hasta entonces tendré que patear la puerta —su drástico cambio de tono me hubiese hecho reír si no me estuviera sintiendo de esta manera tan vulnerable.

—Pues me lastimarás porque estoy justo atrás —avisé.

—Entonces muévete.

—No —suspiró.

Siguió intentándolo por unos minutos más pero siempre obtenía los mismos resultados, yo continuaba inmóvil en mi posición sintiendo ganas de llorar y no podía quitarme de la cabeza la imagen de mi madre con aquel anillo en su anular. Nunca antes la había visto tan feliz, siempre cuando llegaba a casa parecía tener cero energías o ganas de pasar tiempo con nosotros, ni siquiera se molestaba por preguntarnos cómo había sido nuestro día, qué habíamos hecho, acerca de la escuela, mi trabajo, nada. Ella dejó de mostrarnos ese afecto maternal a temprana edad, así que desde entonces mis hermanos y yo siempre buscamos la manera de darnos cariño entre nosotros mismos.

It's Always YouWhere stories live. Discover now