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Desde de ese momento en adelante, mi relación con Jungkook parecía estar colgando de un hilo que en cualquier momento podría romperse sin aviso alguno. Estaba enojada, decepcionada y triste por eso, recordar ese momento solo me traía resultados negativos que quería mantener alejados, pero siempre terminaban volviendo a mí de alguna u otra forma.

Y también me sentía presionada, porque estaba viendo como todo se arruinaba poco a poco sin hacer nada, y mi mente tampoco parecía corroborar en hacer algo al respecto.

Nos veíamos cuando venía a visitar a Hoseok, y los dos pasaban un buen tiempo juntos mientras yo aprovechaba para ir a la cafetería, al jardín, o a cualquier otro lugar que no fuera quedarme en la habitación, solamente con la excusa de no verlo, y él lo sabía. Como le había dicho antes, quería estar lejos de él, pero no podía hacerlo siempre que quería, porque en cualquier momento vendría a mí, era como si el destino y yo estuviéramos en desacuerdo.

Con los días, noté que Hoseok se dio cuenta de mi cambio de actitud hacia Jungkook y viceversa, así que no pasó por alto el hecho de preguntar qué estaba sucediendo, justamente cuando los dos estábamos junto a él en la habitación. No supe qué responderle, por lo que miré a Jungkook en busca de ayuda, y éste contestó con el típico problema por el que suelen pasar todos los adultos, algo de lo que no tenía porqué preocuparse ya que lo solucionaríamos pronto.

—¿En serio no pasa nada?

Pero como era de esperarse, no creyó ni una sola palabra del castaño, y aquí estábamos, de nuevo en esa incómoda situación donde no sabía qué hacer a continuación para evadir todo.

—Estamos bien —contesté de manera simple después de unos segundos —¿Quieres jugo? —alcé el vaso en mis manos y Hoseok asintió para empezar a beber.

—Entonces dense un beso —dijo como si nada.

—No —me negué enseguida, luego aproveché que Jungkook no estaba viéndonos para reprimir a mi hermano con la sola mirada, formulando luego con mis labios que parara ahora mismo.

—No están peleados, entonces no hay problema, ¿es muy común en las parejas, no? —miró a Jungkook quien estaba a unos cuantos pasos y por mi parte suspiré.

—Sí, pero no lo haremos, ahora tómate la medicina que te dejó la enfermera —le extendí esta y me hizo caso a regañadientes —Creo que ya deberías irte —me dirigí hacia Jungkook en un susurro.

—¡No lo corras todavía! —replicó Hoseok —Nos falta una partida de ajedrez y ya le he ganado dos veces, a la tercera puedo pedirle que haga algo por mí por ser el ganador —se alzó de hombros muy pensativo, a lo cual Jungkook rió bajando su mentón.

—Bien, mientras ustedes terminan de jugar, iré un momento afuera.

Abrí la puerta con intensiones de simplemente quedarme allí recostada de la pared hasta que ambos terminaran de jugar, pero mi celular comenzó a vibrar haciendo que cambiara ese plan, se trataba de Inha, quien primeramente preguntó cómo se sentía Hoseok hoy, y al darle respuestas positivas, anunció que vendría para ver a la persona que no estaba bien del todo, o sea yo.

Inha ya estaba enterada de todo, le había contado porque sabía que ella sería la persona indicada para botar todo lo que tenía acumulado dentro de mí. Ella se definía como una persona muy indecisa para estos casos, creía que era un completo desastre al igual que yo, pero sin importar eso, al menos tenía a alguien con quien hablar y de quien apoyarme cuando lo necesitaba.

—¿Y piensas romperle?

—No lo sé —negué colocando el café de vuelta sobre la mesa luego de darle un sorbo —No sé qué hacer con él —suspiré.

It's Always YouWhere stories live. Discover now