#48

49 7 30
                                    

Ese día al llegar a casa, Jungkook se dedicó a estar a mi lado como si no tuviera otro lugar a donde ir, y tampoco era como si yo estuviera en contra de eso. Así prosiguió la semana siguiente y la de arriba igualmente, sus constantes visitas hacían que me olvidara completamente que estaba herida y con algunos pensamientos que hacían un torbellino en mi cabeza.

Aunque la lesión no fuese relativamente grave, me veía obligada a guardar reposo por unas semanas, pero si me apetecía caminar, utilizaba las muletas.

A causa de esto, Seonmi estuvo pendiente de mí como si fuese una recién nacida, estaba siendo cariñosa, comprensiva, paciente, solidaria, estaba siendo madre. Al principio recibía su atención sin dar algo a cambio, simplemente me dedicaba a detallar todos sus actos como si estuviera convenciéndome de que evidentemente todo era real. 

Namjoon y Yoongi parecían orgullosos cuando eran testigos de los momentos madre e hija que ambas teníamos, mientras yo me hacía mentes de las posibles conversaciones que los tres pudieron tener a mis espaldas con respecto a esto, ya que ellos fueron los primeros en tener contacto con Seonmi cuando quiso regresar.

Aún así, adaptarse a esto era algo que no me resultaba fácil, y no era porque yo quisiera, sino porque me tocó atravesar este camino gracias al pasado que viví junto a la misma persona que ahora quería remediarlo todo.

—¡Esto es increíble! ¡Estoy tan orgullosa de ti! —Seonmi halagaba al pequeño Taehyung mientras le enseñaba sus notas.

Los observaba a los dos desde mi habitación, con Jungkook masajeando mi pie izquierdo, le repetí varias veces que no era necesario hacerlo porque ahora no sentía ningún tipo de dolor, pero cuando empezó a hacerme cosquillas supe que no lo hizo exactamente por eso.

—¿Cómo te fue hoy con Seokjin?

—Mejor, ya sabes, tenía razón cuando dijo que sus pacientes salen como nuevos. No sé qué es lo que tiene, pero me siento muy cómoda cuando hablo con él.

–Es bueno oírte decir eso —comentó con una sonrisa, sin dejar su tarea con respecto a mi pie lastimado —Cuando falleció mi hermano también hablé bastante con él, en ese tiempo no nos habíamos ni graduado de la escuela, pero ahí fue cuando descubrí que Seokjin estaba hecho para ser psicólogo y ayudar a los demás.

—Lo está —concordé.

La sesión de hoy había sido un poco más corta que las anteriores, y esta vez no había derramado una lágrima, me gustaría tomar eso como una señal de que estaba avanzando y siendo más resistente con el tema, a pesar de que Seokjin me dijera que no estaba mal llorar por Hoseok a veces.

—¿Cierras la puerta por mí? —pedí, viendo como Jungkook se hacía el desentendido mientras obedecía a mis palabras. Le hice señas con mi índice de que viniera a mí, específicamente que pusiera su cuerpo sobre el mío.

—Trataste de disimular las ganas, solo un poco, pero eres muy mala para eso —habló sobre mis labios.

—No pienso quejarme —admití haciéndolo reír, ocupando su rostro con ambas de mis manos.

Jungkook me sacó varias sonrisas cuando pasó a besar toda la piel de mi rostro con delicadeza para después bajar a mi mandíbula y hacerme apretar mis labios intentando no hacer mucho ruido.

—Seoyeon, saldremos un momento. La pastilla te toca en una hora, está aquí arriba de la mesa —anunció Seonmi desde la sala y agradecí profundamente que no haya abierto la puerta.

—Amo la vida —celebró Jungkook cuando la puerta principal se había cerrado, dejándonos completamente solos.

Luego de incontables besos, caricias y jadeos compartidos, Jungkook se acomodó a mi lado y coloqué mi mano a un costado de su rostro para acariciarlo con mi pulgar, mostrándose tan hermoso sin ningún esfuerzo, miré sus ojos en silencio por un par de minutos, como si estuviese hechizada por ellos, hasta que lo rompió debido a una risita.

It's Always YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora