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Fue extremadamente rápido como en un abrir y cerrar de ojos ya habían pasado tres meses desde aquel horrible suceso, y junto a ello, se le sumaban algunas otras cosas malas.

Había llegado a un punto donde la mayoría del tiempo me sentía completamente vacía, no sonreía ni tampoco lloraba, solo pasaba todo el día encerrada en mi habitación.

También había llegado al límite con mi mamá, los desacuerdos hacían roce entre las dos y eso daba inicio a muchas discusiones de las cuales ya perdí el total de la cuenta. Según ella, yo estaba siendo muy egoísta con todos por solo pensar en mí y no interactuar con los demás, especialmente con Taehyung.

Me enfermaba como ella estaba viviendo de una manera mejor que yo, como si todo estuviera bien y Hoseok en algún momento saldría de su habitación con aquella hermosa sonrisa que trasmitía felicidad.

Con respecto a mis amigos, de vez en cuando venían a visitarme sin previo aviso, aunque tal vez sí lo hacían, solo que ya no le prestaba tanta atención a mi celular. Las conversaciones no eran tan activas, pero aún así les agradecía que se preocuparan por mí porque todo lo hacían con buena intención.

Y para ya no hablar de tantas cosas malas, una buena era que había comenzado a ir al psicólogo, específicamente uno conocido que se había ofrecido a brindarme apoyo sin inconvenientes, Seokjin.

—Duele, duele mucho —dije con la voz rota, sentada en aquella sala de estudio que era ocupada cuando venía a verlo —Incluso hay veces que lo llamo porque aún no olvido la hora en que le tocaban las medicinas.

—Es normal que estos hechos ocurran ya que pasaste cada momento cuidando de su salud -asentí a la vez que sorbía mi nariz —¿Haz soñado más con él?

—Sí, casi todos los días, pero siempre me quedo con las ganas de hablar más —confesé.

—Por eso es que comenzaste a tomar pastillas para mantenerte dormida la mayoría del tiempo —volví a asentir, haciendo que Seokjin bajara su neutra mirada —Seoyeon, si sigues haciendo esto lo convertirás en tu prioridad y causará efectos secundarios en tu cuerpo que no te beneficiarán en el futuro.

—Pero es inevitable —traté de excusarme.

—Te daré una estrategia que funciona en muchos pacientes para ayudar a aliviar las emociones negativas que deja una pérdida, si quieres comunicarte con él, hazlo a través de la escritura.

—¿La escritura?

—Claro, reserva un libro solo para él y escríbele todo lo que quieras decirle, tómalo como un método para hacerte saber que está ahí escuchándote, pero siempre teniendo en mente que será de manera espiritual.

Según lo que me contaba Seokjin, experimentar un duelo requería pasar por una serie de 5 etapas del mismo hasta finalmente aceptar el hecho de que esa persona ya no estaba aquí. Aparentemente, yo apenas iba terminando la primera de ellas, la negación.

Gracias a estas sesiones, Seokjin se había convertido en una de las personas que más comprendía el lugar en el que estaba, con aquel sentido de incredulidad y mis emociones congeladas luchando por sobrevivir de este océano desconocido en el que Hoseok me había dejado.

—Te prometo que lo intentaré al llegar a casa.

—¿Hay algo más, verdad? —hice una mueca delatándome a mí misma, a lo que él me dedicó una mirada comprensiva —Puedes decirme, ya sabes que no estoy aquí para juzgarte, sino para ayudarte.

—Taehyung se enteró de que me tuvieron a los 18 —solté sin pensarlo mucho —Mi mamá estaba siendo tan pesada al decirme que dejara de llorar para que Taehyung no me viera, que estaba siendo muy grosera y egoísta, y no pude evitar sacarle eso —expliqué fácilmente como si ya no significara mucho, aunque la mirada de mi hermano aún seguía circulando por mi mente.

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