#19

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Yoongi, Yoongi... ¿Por qué Yoongi?

Durante toda la noche, no pude lograr cerrar mis ojos ni mucho menos conciliar el sueño, ese nombre era todo lo que pensaba y me repetía internamente sin saber a dónde me llevaría al final, ninguna conclusión clara cabía destacar.

Anteriormente, Jungkook me había comentado que se le hacía conocido Yoongi, pero éste, por el contrario, nunca antes mencionó el nombre del castaño. Lo mismo pasaba con Namjoon. Además, cada vez que salía una conversación donde nombrábamos a Jungkook, Yoongi parecía no agradarle.

Sentía que, mientras más me sumergía en el tema, menos respuestas encontraría, pero aún así, seguía dándole vueltas y vueltas engañándome a mí misma por encontrar una esperanza que resultaría totalmente falsa y sin sentido, ya que no pasaría de ser solo una teoría mía.

Boté aire pesadamente de mi boca haciendo que mis labios sonaran y giré mi cabeza encontrándome con el reloj colgado en la pared, el cual ya marcaba las 4 de la mañana. Seguía sin tener sueño, estaba perdida en mi propio laberinto de pensamientos y ya empezaba a frustrarme por eso.

¿A qué se refería Jungkook con esas palabras? Sea lo que sea, aquí había algo que sentía la necesidad de saber, y por mucho que no tuviera nada qué ver conmigo, sí lo hacía con personas que me importaban.

Acostada en la cama, alcé el collar que anteriormente le había quitado a Jungkook por miedo a que se rompiera, estaba hecho de plata con dos círculos intercalados entre sí colgando entre sus agujeros. Lo dejé en la mesa de noche después de mirarlo por unos minutos y poco a poco fui conciliando el sueño, finalmente cansada de tanto pensar.

Abrí mis ojos justo 15 minutos antes de que dieran las 12 horas para que Hoseok tomara su medicina, fui hasta mi habitación para cepillarme los dientes y lavarme la cara, Jungkook aún seguía durmiendo tranquilamente boca abajo y con un brazo extendido, haciéndome sospechar que podría tener el sueño un poco pesado ya que llegué a tropezarme con mi escritorio y no movió ni un músculo.

Pero cuando terminé mi rutina mañanera lo encontré despierto, tallando sus ojos para luego estirarse un poco, cuando su mirada dio con la mía le sonreí por inercia y ambos reímos al saludarnos con un buenos días al mismo tiempo.

—¿Esta es tu habitación? —asentí —¿Cómo llegué aquí?

—Eso fue culpa del alcohol —respondí y él rió —Dijiste que no tomarías más de cinco shots pero luego terminaste con dos botellas encima.

—¿En serio? —rascó su cuello y se avergonzó —¿Y no pasó nada más? Digo, algo como...

—¿Como que te pones a decir todo lo que piensas? —asintió y esta vez se avergonzó más por la posible respuesta que estaba a punto de decir —No, para nada —negué despreocupada —Solo... dijiste que estabas emocionado por ser mayor de edad.

Dejé a Jungkook irse al baño con la mentalidad de que nada había pasado entre nosotros y me dispuse a hacer mi cama. Si realmente no se acordaba de lo que sucedió, al menos el momento perduraría con una sola persona.

Al salir juntos a la cocina, Taehyung y Hoseok ya estaban sentados en el comedor, nos miraron en silencio con sus ojos ligeramente ampliados y en estado de asombro, pero antes de que alguien dijera una palabra, hablé yo primero.

—¿Durmieron bien? —asintieron, aún asombrados —Falta poco para tu medicina —le recordé.

—Ya me la tomé —lo miré, ahora yo siendo la asombrada —Comí un cereal y esperé para tomarla, ¿verdad, Tae? —el nombrado asintió.

—Hoseok está creciendo, noona —mencionó orgulloso.

Tuvimos un desayuno como si fuera un cuestionario de la policía, ya que los más pequeños dejaron salir sus lados más curiosos y no dejaban de preguntarnos a dónde habíamos ido anoche. Hoseok también me recordó con un puchero cargado de tristeza que no había cumplido con la promesa de traerles algo de dulce ayer, por lo que dije que se los recompensaría hoy mismo cuando se hiciera más tarde. Al terminar de comer, Jungkook me ayudó a lavar los platos mientras yo me encargué de limpiar la mesa.

—Fue divertido —Jungkook habló de repente y dejé lo que hacía para voltearme hacia él —¿Fue divertido? —cambió su tono.

—Sí, fue divertido —concordé y le di la espalda para ocultar todas mis emociones que ahora se encontraban en mi rostro, sentía que estaba sonrojada, lo cual imaginaba me hacía ver como una idiota, y por alguna extraña razón quería gritar.

Su teléfono comenzó a sonar en mi habitación así que fue a atenderlo, cuando volvió me dijo que era Jeongin preguntando dónde había estado toda la noche, y al responderle ella tampoco pudo resistirse a hacer un cuestionario de preguntas peores que las de mis hermanos, pero al final de todo acabé riendo un poco avergonzada. 

—¿Dormiste bien? —dije sin pensar cuando terminó de atarse los zapatos.

—Tu cama es muy cómoda, más que la mía, así que dormí perfectamente bien —sonreí bajando un poco mi mirada cuando hizo lo mismo a mi dirección —Te veo luego, Seoyeon —asentí y sacudí levemente mi mano hasta que cerró la puerta.

Volteé con intensiones de irme a la cocina, pero me detuve al ver como Taehyung y Hoseok en ese momento se escondieron rápidamente tras el sofá, reprimí una risa  y retomé mi camino simulando no darme cuenta por ahora.

—Los vi, eh.

—Te dije que esto era una mala idea —Hoseok le reprochó a Taehyung al tiempo que se levantaban.

—¡Tú también querías ver! —lo acusó y el menor como respuesta le mostró la lengua.

—Noona, ¿cuándo nos vas a comprar nuestros dulces? —Hoseok puso sus ojitos de perrito, como siempre hacía cuando quería algo.

—Podemos ir ahora, la tienda no está tan lejos.

—Yo me quedaré, pasarán mi serie favorita pronto —anunció Taehyung yéndose a su habitación —¡Noona, tráeme el que sabe a menta! 

Hoseok estuvo contándome en el camino que mañana tenía un examen que lo tuvo estudiando por horas en su habitación todo el fin de semana, también que los ensayos para el festival navideño estaban quedando geniales y ya quería que fuera el día para poder enseñarmelo. Al llegar a nuestro destino, Hoseok fue directamente a la zona de dulces y no hizo falta que detallara uno por uno para ver cual elegir, él sabía perfectamente donde se encontraba su preferido y por eso fue casi corriendo hasta el final del pasillo.

—Creo que el de menta se acabó —hizo una mueca.

—¿Y si le llevamos unos chocolates? A Tae también le gustan los chocolates —tomé una pequeña caja que parecía traer alrededor de diez trozos.

Hoseok asintió y luego nos fuimos hacia la caja, allí le llamó la atención otro dulce con envoltorio muy colorido que no me molesté en comprarle. Salimos de la tienda y me extendió el dulce con una sonrisa, diciendo que me lo merecía por ser la mejor noona del mundo, no pude evitar sonreírle enormemente y acercarlo a mí posando mi mano sobre su hombro.

—Espera —le dije cuando el dulce cayó al suelo, pero agradecí que fue antes de poder abrirlo. Cuando volví a ponerme de pié, mis ojos se detuvieron a ver una escena que no me esperaba aquí ni ahora, y honestamente tampoco me hubiese gustado ver.

—Deberíamos irnos de viaje, ¿no te parece? —preguntó aquel señor cuya fina vestimenta te dejaba saber de inmediato cuanto dinero podría tener en su tarjeta.

—Por supuesto, aprovechando que estás libre en el trabajo podríamos ir a cualquier lado. Y no sería un problema preocuparnos por niños porque ninguno de los dos tenemos hijos —contestó mi madre, o bueno, ¿cómo debería llamarla ahora que no es mamá de nadie?

Me quedé totalmente paralizada en ese momento escuchando aquella ajena conversación que no estaba tan alejada de nuestro punto. Tenía unas inmensas ganas de llorar y salir corriendo de allí, me sentía destrozada como nunca antes, pero lo que más me dolía en estos momentos, era que Hoseok también lo había escuchado todo.

It's Always YouWhere stories live. Discover now