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Abrí la puerta de la casa bruscamente de la misma manera que hice con la de su habitación, comencé revisando su armario que estaba totalmente vacío, las gavetas en su mesita de noche, su escritorio y por último el baño que aún tenía la luz prendida sin ninguno de los suplementos que estaban antes, como su cepillo de dientes o su colección de cremas.

Saqué mi celular para marcar su número y el largo repique hacía que perdiera el control lentamente, mi respiración era acelerada al igual que mis latidos, el ambiente se había vuelto caluroso de repente lo que hizo que el sudor se manifestara alrededor de mi rostro y parte de mi cuello.

Un intento, dos intentos, tres e incluso ocho de ellos fueron fallidos, estaba ignorando todas mis llamadas y ya no sabía qué hacer ante la situación. Caminaba de un lado a otro con inquietud y ansias rodeando cada rincón de mi cuerpo mientras mordía mis uñas y esperaba que se tomara la molestia de atenderme, pero llegó un momento en el que me cansé y solo decidí dejarme caer en la cama para mirar a un punto fijo de la habitación de manera vaga.

Aún no podía creer que esto realmente estaba pasando, ella simplemente había agarrado sus cosas para irse a quién sabe dónde y hacer quién sabe qué dejándome el cargo a mí de absolutamente todo. Ni siquiera había pensado en sus dos hijos menores, es como si éstos solo fueran algo insignificante para su vida y alejarse de ambos no le importaría para nada, ni lo que hagan de ahora en adelante, ni como vivan, duerman o coman.

Llevé mis manos a mi rostro cubriendo éste y las deslicé camino arriba desordenando un poco mi cabello para terminar haciéndolas puño en la zona de mi nuca. Suspiré y ganas de llorar se apoderaron de mi interior, pensaba con temor el hecho de cómo daría la cara para decirles a Taehyung y Hoseok que su madre los había abandonado sin siquiera decir el porqué y que de ahora en adelante ya no la verían hasta Dios sabe cuánto tiempo más. Y entre tanto dar rodeos en mi mente sobre eso, ambos se aparecieron y caminaron lentamente dentro de la habitación con miradas ligeramente confundidas que me hicieron sentir de algún modo muy mal incrementando mis ganas de llorar.

—Noona, ¿qué pasa? —Hoseok preguntó extrañado —¿Por qué lloras? —sus cejas se doblaron formando un triste semblante.

No fui capaz de reunir las palabras necesarias y mucho menos de hablar, permanecí callada forzándome a llorar en silencio hasta que mi celular me hizo dar un movimiento llevándolo a la altura de mi pecho cuando recibí un mensaje que era de mi madre.

Deja de llamarme y espero que no se te ocurra buscarme, olvídense de mí de ahora en adelante.

Esa fue la gota que derramó el vaso, dejé caer mi celular a un lado de mi pierna y con mi otra mano cubrí mi boca inútilmente para no dejar que mi llanto se escuchara en casi toda la casa.

—Noona, ¿por qué estás así? —Taehyung tocó mi hombro mientras yo mantenía mi mirada cabizbaja a mis muslos —¿No te fue bien en tu cita? ¿Hyung fue malo contigo?

—Si fue malo lo golpearemos por ti —Hoseok frunció sus cejas en enfado tal cual un hermano protector.

—No es eso, niños —finalmente hablé, con la voz quebrada por las lágrimas que empecé a secar —Ni siquiera sé cómo decirles esto —los miré a ambos con compasión y dolor a la vez —Se trata de mamá, ella...

—Fue al supermecado un momento, seguro llegará pronto —las palabras de Hoseok hicieron que nuevamente mis mejillas se llenaran de lágrimas.

—No fue al supermecado, ella se fue a otro lugar.

—¿A dónde? —la inocencia de su voz más el ladeo de su cabeza me volvían más débil de lo que ya estaba, no quería herirlos con esto, no de este modo, me odiaba por eso tanto como odiaba la posición en la que estaba ahora.

It's Always YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora