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Me removí en la cama para estirar mi cuerpo y alcanzar mi celular aún con los ojos cerrados, la luz del sol irradiaba mucha intensidad a través de la ventana justo frente a mi cama. La hora indicaba que eran las 7:40 de la mañana del 1 de Septiembre.

Giré mi cabeza hacia Jungkook cuando sentí su brazo aferrarse sobre mi abdomen, éste dormía plácidamente boca abajo permitiéndome así ver su rostro, y para no ponerme tan cursi diciendo aquella infinidad de cumplidos que tenía en mente, esta imagen de él era de mis cosas favoritas en apreciar.

Quería dejarlo dormir un poco más, pero no aguanté las ganas de abrazarlo y besar su frente con delicadeza, aprovechando también de atrapar entre mis dedos algunos mechones de su cabello para acariciarlos. Poco a poco fue despertando, y me lo dejó saber mediante una risita, después hizo más fuerte nuestro abrazo apegándome a su cuerpo y colocándose en posición fetal al igual que yo.

—¡Feliz cumpleaños, bebé! —acaricié su mejilla con mi pulgar a la vez que dejaba un beso en la punta de su nariz —Ya eres un adulto.

—Eso se escucha bien —dijo entre risas —¿En serio estuviste saliendo con un menor todo este tiempo? Llegué a pensar que no eras de esas, y tenía miedo, pero...

—Pero tú eres una excepción —interrumpí para besarlo esta vez en los labios —Una excepción muy bonita —agregué con una sonrisa y seguidamente me imitó —Ya te di el primer regalo de tres.

—No me digas que... —asentí mientras emitía un sonido de afirmación —No necesito un perfume ni una rosa, el beso es suficiente.

—¡No rompas la tradición! —reproché fingiendo molestia.

Desde nuestros antepasados, era muy común regalar a los que cumplían la mayoría de edad una rosa, un perfume y un beso en caso de tener pareja. Cuando los cumplí, Namjoon se encargó de regalarme la rosa y Yoongi el perfume, mientras que Taehyung y Hoseok me dieron un beso en cada mejilla, eso sí, después de pelearse con Namjoon infinidad de veces por quien ocuparía el lugar de darme el beso.

Con Jungkook, además de comprarle sus dulces favoritos, también quería hacer esto, aunque debía admitir que en parte lo hacía para molestarlo porque, como ya vieron, no está muy de acuerdo con ello.

—Si lo haces entonces tienes que pasar todo este día conmigo.

—Pero tengo que trabajar y después ir al hospital, mejor sal con tus amigos y diviértete, no quiero que estés en un hospital el día de tu cumpleaños.

—Contigo puedo estar hasta en una prisión y seré feliz.

—Jungkook —supliqué, pero nada parecía ir como yo quería —Mañana saldré contigo todo el día, te lo prometo.

—¿Segura?

—Segura —afirmé y comenzó a pensarlo unos segundos hasta responder:

—Bien —por inercia, exhalé aire como si lo hubiese contenido todo este tiempo, y segundos después tenía el cuerpo de Jungkook encima del mío.

—¿Qué haces? —reí por las cosquillas que me producía su respiración chocar contra la piel de mi cuello —Tengo que irme, déjame ir —traté de apartarlo.

—No —adoptó voz de niño, haciendo a la vez más fuerte su agarre sobre mí.

Y así el tiempo transcurrió por unos minutos más, una guerra entre salir de la cama o seguir acurrucados por lo que restaba del día, honestamente la segunda opción era la favorita de ambos, pero el labor llamaba en un mal momento. Cuando decidimos que ya era hora de separarnos, organizamos la cama y fuimos al baño, desayunamos juntos y tomamos caminos separados luego de darme el aventón hasta la cafetería.

It's Always YouWhere stories live. Discover now