#31

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—¿Hablas en serio? —Namjoon preguntó mientras me perseguía a pasos rápidos en dirección a la recepción de la universidad.

—Sí, Namjoon, hablo en serio —repetí comenzando a estresarme, puesto que no era la primera vez que me hacía la misma pregunta desde que pisé el lugar —Voy a congelar mis estudios.

—¿No pensaste en que allí mismo en el hospital puede estar bien solo? Además las enfermeras siempre están al pendiente —me detuve, segundos después me imitó.

—Sí, pero aún así quiero estar cerca de Hoseok tanto como pueda —dije —Estoy asustada —confesé, bajando mi mirada por un segundo para botar un suspiro —Porque sé que a pesar de que esté bajo tratamiento, puede colapsar en cualquier momento otra vez. El doctor dijo que su cuerpo no reacciona como debería y por eso tuvo que cambiar el tratamiento, ahora lo que estoy deseando es que este sí funcione. Además, no hay nadie más a quien pueda pedirle ese favor, ni siquiera a mi... a esa mujer.

Seguí caminando dejándolo atrás y segundos después lo tenía nuevamente a mi lado, pero ignoré lo que me dijo a continuación y llegué a recepción luego de tomar el elevador. Por suerte, el director no estaba ocupado en estos momentos, así que le expliqué todo en cortas palabras y comprendió mi situación. Debía admitir que esto no era lo que quería, pero debía hacer a pesar de todo, la salud de Hoseok era más importante que cualquier cosa, y estaba dispuesta a retomar mis estudios cuando todo estuviese bajo control, sin importar que sea cuando cumpliera los 30.

—¿Ahora qué?

— Ahora iré al trabajo —anuncié retomando mis pasos.

—¿Y qué les dirás?

—Les contaré sobre mi situación y diré que si llego a faltar un día será por emergencias.

—Te llevaré —tomó mi mano haciendo que acelerara mi ritmo. 

—Tienes clases, Namjoon —recordé.

Ahora él fue quien ignoró mis palabras y me llevó hasta su auto, sin importarle que estuviera a mitad de una clase en la que debía presentar examen la semana entrante. Practiqué varias veces en mi mente cómo decirle a mi supervisora lo que quería, ya que al estar nerviosa sin razón alguna me llevaba a pensar en un sinfín de cosas, además de que ella era una persona tan fría y antipática que me hacía no querer voltear a verla la mayoría del tiempo.

Bajé del auto luego de que Namjoon me regalara una sonrisa acompañado de un "te esperaré aquí" y tomé camino hacia aquella cafetería. Busqué por todos lados entre tanta gente a la señora Kwon, pero no había ningún rastro de ella, así que fui hasta la caja para preguntar sobre su paradero, yéndome pronto hacia el almacén.

—¿Seoyeon? —una voz conocida me llamó a lo lejos deteniendo mis pasos. Me sorprendí al momento de verla, esperaba cualquier cosa menos su presencia aquí, lo cual hacía despertar dudas en mí —¡Que gusto verte! —la mamá de Jeongin saludó con una amable sonrisa.

—Igualmente —dije inclinando ligeramente mi cabeza hacia abajo —¿Qué la trae por aquí? —pregunté, ya que nos encontrábamos en los sitios donde solo el personal autorizado entraba.

—Soy la dueña de la cafetería.

Mi reacción fueron dos cosas distintas, sorpresa y alivio, la primera porque jamás la había visto por aquí en el tiempo que llevaba trabajando, aunque este no fuera mucho tampoco. Y segundo, con ella me sentía mucho más cómoda explicándole mi situación, cosa que ya suponía debía estar enterada por Jungkook y Jeongin, además lo que dijo a continuación me lo confirmó todo.

—¿Cómo está tu hermano? —un tono preocupado se asomó en su voz.

—Está un poco mejor que ayer, ahora está bajo otro tratamiento —expliqué.

It's Always YouWhere stories live. Discover now