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Podría decir que a raíz de esa discusión en el hospital los papales hicieron un intercambio, ahora era Jungkook el que me buscaba, pero no lo hacía siempre. A veces recibía mensajes de su parte diciendo: “¿podemos salir?”, “¿cómo te sientes?” o simplemente un “lo siento”.

Cuando estaba decidida a responderle después de tanto pensar, siempre pasaba algo que me impedía pulsar la tecla de enviar, y luego dejaba de último lugar contestarle porque parecía que el mundo me quería ocupada o lejos de Jungkook.

Pero él se veía que le iba bien sin mí, pues seguía saliendo con sus amigos por toda la ciudad y cada vez su círculo social se agrandaba, a veces lo hallaba en sus fotos sonriendo, otras riéndose, y en algunos videos donde lo etiquetaban y salía mirando atentamente su celular en el fondo, haciéndome preguntar qué era lo que veía.

Últimamente tenía diversos sentimientos que a veces detestaba porque solo traían sabores amargos, pero otras simplemente me dejaba llevar, mientras que durante los días estaba enojada con él, en las noches lo extrañaba, echaba de menos sus abrazos, el mínimo esfuerzo que hacía para hacerme reír, la forma en que me miraba, su esencia en sí. 

Hoy había decidido apagar mi celular durante todo el día, desde que me habían dado de alta después de varios exámenes y verificar que no era necesario quedarme sino guardar reposo en casa, la mayoría de mi tiempo lo había consumido en Jungkook como si fuera una clase de stalker.

Pero hoy solamente quería ordenar mi cuarto, leer un libro o hacer otra cosa que me distrajera y no me hiciera enojar, así que estaba sentada en mi escritorio mientras dibujaba un puente entre dos montañas.

—¿No me vas a decir nada? —escuché a mis espaldas.

Habían pasado unos minutos desde que Jungkook abrió la puerta diciendo que quería hablar conmigo, pero tan solo voltear y encararlo era algo que no quería hacer porque no me sentía lista, y justo ahora estaba pasando por la etapa donde me sentía enojada con él. Quería tenerlo lejos de mí, pero al parecer la vida no iba de la mano con mis deseos.

—Mejor vete, ahora no —solté actuando con frialdad, mirando el papel sobre mi escritorio. 

—Seoyeon —insistió —Al menos mírame —pidió, pero no cedí, así que vino hasta mí para detenerse justo al lado —Necesitamos hablar.

—Jungkook —suspiré —Que intenso eres —solté con molestia —Bien, hagámoslo —me rendí.

—¿Por qué actúas así? ¿Acaso ya no quieres que esto continúe?

—¿No se acabó en el momento en que rompiste conmigo? —cuestioné con ironía.

—Si me hubieras dejado hablarte antes ya te hubiera pedido que fueras mi novia, pero a veces simplemente dudo.

—¿Dudas? ¿Después de todo lo que te insistí cuando descubriste lo del accidente? Te busqué muchas veces y dejé que me hicieras sufrir por tus ignorancias. Jungkook, esto es lo peor que me has dicho desde que nos conocemos —me levanté de mi asiento, sintiéndome más enojada que días anteriores —¿Sabes qué? Mejor vete, ni siquiera debí dejar que habláramos, déjalo así  —me alejé de él en dirección a mi cama, tomé asiento en la orilla dándole la espalda y me dispuse a mirar hacia la ventana. 

Jungkook se sentó conmigo segundos después, solo que un poco más atrás donde no alcanzaba a verlo, intentó tomar mi mano para me zafé sin cuidado de su agarre, luego lo escuché suspirar y se agachó frente a mí para tomar nuevamente mi mano. 

—No quise decirlo de esa manera —se disculpó, sin embargo, no pude demostrar compasión por ello.

—Sí, claro —hablé sarcástica —Estás haciendo que te odie —proseguí, mostrando ahora debilidad en mi tono, bajando mi vista hacia nuestras manos —Si no estás seguro entonces es porque no hay nada aquí —agregué, a duras penas por el repentino apretón que se manifestaba dentro de mi garganta —No creo poder estar con alguien que tiene dudas de mí.

It's Always YouWhere stories live. Discover now