CAPÍTULO 20

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CATHERINE

Quedé completamente congelada tras la mirada que Drogo me había dedicado antes de marcharse y dejarme sola en medio del pasillo. Por lo que pude comprobar por el silencio que me rodeaba, nadie de los que se encontraban en casa, se habían dado cuenta de su presencia. Aquello me daba pistas de que había entrado no precisamente por la puerta principal sino más bien, por algún otro lado menos práctico que le hiciera mantener el anonimato.

Quizás era la culpa la que hablaba por mí, pero sus ojos me mandaban el mensaje directo de que sabía perfectamente cuál era mi secreto. Si comenzaba a crearme una paranoia sin saber nada, aquello me volvería loca, por lo que hice caso a mi raciocinio y lo dejé pasar.

Ninguno de nosotros sabía las razones por las que le habían llevado a escaparse así de esa forma tan sospechosa. Si algo le había sucedido, las probabilidades de contárnoslo eran casi nulas, por lo que podríamos achacar las razones de su frustración, a algo que deseaba ocultar. Por lo menos, él había aparecido, en contraposición del resto de los que quedaban. Sebastián y aquella extraña mujer también se encontraban desaparecidos, pero claro, eso de seguro a mi hermana le importaba más bien poco. Tenía razones para encontrarse en aquel estado tan molesto y desconfiado, pero tampoco podía olvidar que él era el padre de mi hijo, nos gustara más o menos su actitud. No es que esa razón me atara a él, pero le debía al menos, un poco de lealtad y respeto.

Un seco golpe pudo escucharse en la puerta principal, por lo que corrí escaleras abajo para ver de qué se trataba. Tanto Madeline como Lorie se encontraban en sus respectivas habitaciones, por lo que una de ellas tardó un poco en bajar.

Todos habían vuelto y parecían un tanto preocupados. Nicole me tomó de las manos resoplando, haciéndome una pregunta que me hizo tambalear ligeramente:

—¿Está aquí Drogo? Si no es así, debemos acceder lo antes posible a su dormitorio porque alguien se ha colado dentro de la mansión. Y solo las llaves de la misma están en su poder.

Pero antes de que echara a correr en esa misma dirección, la tomé de la mano y la miré con ojos tristes. Quizás ella notó algo, no sería extraño pues compartíamos algo más que sangre. A veces ella podía ver a través de mí y eso era antes que se convirtiera en vampira.

Asentí en silencio, pidiéndole a Madeline que se quedase conmigo. Ella me arrastró a la cocina a regañadientes, pidiéndome que me relajara porque en mi estado no podía permitirme más estrés del que ya de por sí estaba expuesta. Deseaba correr tras ellos, pero no solucionaría nada con ello, incluso podría provocar un arranque de ira innecesario que haría huir a Drogo de nuevo.

Madeline me preparó una infusión relajante, obligándome a sentarme para no seguir dando vueltas sobre mí misma. Su sonrisa siempre era cálida, aunque triste y tenía el poder de hacer sentir bien a cualquiera que se encontrase cerca. Quizás era algo psicológico y nada tenía que ver con el encanto vampírico, pero casi parecía magia.

Tras sujetar la taza con su ayuda, ella comenzó una conversación que no tenía ninguna gana de comenzar. Me sentía tan abatida, que el hablar de ello era como hacer que existiera ese maldito problema.

—Catherine, un hijo no es un problema. Puede serlo el contexto donde se tenga o en el momento, pero el problema nos lo generamos nosotros, ya seamos humanos o semi humanos. En mi caso, nunca sabré lo que es exactamente, pero tú podrás disfrutarlo por todas las que se nos hace imposible. Créeme que no estarás sola en esto.

—Nunca pensé que era un problema, pero todo a mi alrededor parece que está conspirando contra mí y mi embarazo. Tan solo deseaba seguir adelante, porque pensaba que ya Drogo...que Drogo...

Suspiré liberando la frustración. Pensé en el pasado y en cómo él se encontró desaparecido durante mucho tiempo, generándome la idea de que ni él ni ninguno de los Bartholy,si siquiera mi hermana, volverían a mi vida. Me eché en brazos de aquel que me apoyaba, incluso sabiendo que nunca sentiría nada igual comparado con el tremendo ardor que me provocaba Drogo.

Sonreí amargamente, dando un sorbo que me quemó los labios.

—Lo más cruel de todo es que nunca lo tuve y, aun así, me hice esperanzas. No es que lo haya perdido ahora por ocultarle esto. Casi tengo ganas de romper algo.

—En eso estoy de acuerdo contigo, pero déjame preparar algo mañana. Si comenzamos a destrozar la cocina tal y como están los ánimos ahora, creo que a ambas nos dejarán encerradas sin salir por miedo a hacer alguna temeridad.

Ambas nos reímos sinceramente, aligerando un poco más el peso que sentíamos oprimiendo nuestro pecho. Era cierto, jamás estaría sola ni aunque quisiera, ni aunque me aislara de todo y de todos. Ellos me encontrarían para cuidarme y yo para hacer lo mismo, aunque de formas diferentes.

Pensé en Lorie y en las actitudes sombrías que estaba teniendo desde hacía unas horas. Madeline me dijo que no me preocupara, pues todo se hablaría y solucionaría al día siguiente, apelando que de seguro ahora se encontraba dando saltos de alegría al saber que su hermano ya se encontraba con nosotros de nuevo.

Estuvimos charlando de puras banalidades hasta que Peter,Nicolae y Nicole bajaron a reunirse con nosotras. Parecía que todo se encontraba bajo control, explicando que ahora él dormía bastante tranquilo.

—¿Sabéis algo de porqué se fue? —Pregunté con esperanza de saberlo, pero el giro de la cabeza de Nicole me confirmó lo que ya sospechaba. Algo en su vida lo atormentaba y no diría el qué.

—Por mucho que lo intentamos, se niega a explicarnos nada coherente. Tan solo repite que necesitaba perderse por unas horas porque se encontraba ofuscado.

Una punzada de culpa me hizo bajar la vista, ¿Y si se había enterado por Sebastián? ¿Y si él le había contado algo antes de marcharse? ¿Y si éste había decidido abandonarnos porque sentía que sobraba o porque se sentía molesto por competir?

Me negaba a pensar que había abandonado a su hijo y todos los presentes, casi como me leyeran la mente, me dijeron que estaban casi seguros que el tema de mi embarazo no podía ser la razón por la que había actuado de aquella forma.

—Habría explotado y gritado durante no sé cuánto tiempo, pero nunca se habría ido de esa forma tan temeraria, sabiendo que nos exponía a todos—Contestó Peter.

—Pero él...él me miró como si yo...como si yo fuera un monstruo. No comprendo ese odio y ese...rencor.

—Hermana, no pienses en algo cuya explicación no tenemos seguro. No montes la película antes de filmarla; lo mejor es hablar con él cuando llegue el momento y saldremos de dudas.

Parecía sorprendente, pero la voz de la razón no la llevaba yo o Nicolae, sino Nicole. La miré con un enorme respeto, comprendiendo las razones por las que su amado le estaba dando tanto mando desde hacía tiempo. Ella había demostrado ser de confianza, leal como pocos y con un amor irrefrenable por la vida.

Pero, ¿Quién no amaría la vida, si el reloj le indicara que le quedaba pocos latidos, pocas respiraciones y pocas sonrisas?

The liberation of the beast(Is It Love?Nicolae parte IV)Where stories live. Discover now