CAPÍTULO 31

20 7 1
                                    


El tiempo del que disponía era sumamente escaso hasta marchar a lo que sería mi último día en el mundo donde había crecido y me había convertido en el hombre que era ahora mismo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

El tiempo del que disponía era sumamente escaso hasta marchar a lo que sería mi último día en el mundo donde había crecido y me había convertido en el hombre que era ahora mismo. Los acontecimientos que se sucedieron los unos con los otros, me dejaron una incertidumbre tal que apenas podía creerlo. Me dije a mí mismo que debía ponerme manos a la obra para terminar de revisar el asentamiento antes de marchar al que iba de dejar de ser mi hogar de forma indefinida. Pues cuando un licántropo es desterrado por su manada, jamás vuelve.

Lo peor es que, al recibir dicho tratamiento, es casi como matarlos sin ponerles un dedo encima. Los rumores se extienden a tal velocidad que nunca ningún otro clan podría aceptarte. La energía que emanamos nos sirve para nutrir una parte de nosotros que nos hace ser más fuertes y salvajes.

Sin los míos, sería alguien débil y casi humano. Era cómico el pensar que era lo que precisamente había querido prácticamente toda mi vida, pero lo que había sucedido para darme tal noticia agridulce, era sumamente inaudito. Algo sucedía y querían culparme a mí por alguna razón.

La lista de enemigos que tenía, probablemente sería bastante larga. Teniendo en cuenta mi temperamento, mis ideales y el cargo que tenía, era cuestión de tiempo las rencillas que se fueron sucediendo las unas con las otras. Me metí en numerosas peleas con otros clanes precisamente porque se pensaban que era un muchacho débil al cual podían quitarse de un plumazo para robarme lo que me correspondía por nacimiento.

Craso error.

La cuestión es que la fuerza no era lo que más me interesaba. Mi madre, aunque no lo podía decir delante de mi padre, se le hinchaba el pecho de orgullo al pensar que su único hijo era médico y que ayudaba no solo a los nuestros, sino a cualquier ser que se me apareciera por delante. Si eres bueno, los espíritus del bosque te premian con una muerte dulce y una transición al más allá pacífica. No quiero imaginar lo que sucede con aquellos que prefieren seguir sendas oscuras.

Varios lobos muertos, sobre todo mujeres y los hombres desaparecidos. Eso sumado al envenenamiento de mi padre, la destitución de Beth como mi esposa y mi destierro. Todo aquello no podía ser una casualidad.

Desde que me pude escapar del Exilio, todo fue de mal en peor. Me alié con los Bartholy porque Catherine creía ciegamente en ellos. Su criterio era confiable, por lo que no me lo pensé dos veces antes de seguirla. El cómo decirle todo lo que había pasado, era algo que no podía barajar ni en el mejor de los escenarios. Si ahora le sumábamos todos los obstáculos que me habían colocado, era imposible poder explicarme con claridad.

¿Qué clase de mujer vería bien que su pareja había embarazado a otras mujeres? La respuesta era bien clara. Debería de haberme negado, eso es algo que siempre se me cruzaba por la mente, pero es muy difícil el negarse cuando todos te señalan con el dedo esperando lo mejor de ti. Si no acataba las normas, me sucedería lo que justo me sucedió hoy: quedarme sin familia.

Y Cathy iba a proporcionarme lo que consideraba una familia real. Un hijo con alguien que se quiere, es el mejor de los regalos, pero en mi caso sentía que no lo merecía. Tenía tantos frentes abiertos pensando el cómo arreglar todo aquello, ¿Y si me alejaba de Catherine por su bien? Echando la vista atrás, aceptaba que no la había tratado con el respeto que merecía. Y eso se me clavaba en el alma cada día.

No nos habíamos casado, aunque le pedí matrimonio un tiempo atrás. Quería unirme definitivamente a su vida de manera formal, pero debía de esperar un poco más. Lo intrigante es que ella nunca me presionó con ello, simplemente aceptó que tuviera mis dudas. Aquello me dejó pensativo y me decidí a averiguar las razones por las que ella era tan complaciente. Y ahí fue cuando supe que llevaba en su corazón a otra persona, alguien a quién no podía tener.

Cuando lo pensaba, una sonora carcajada amarga salía de mi boca. Ella no podía estar con su amor y yo estaba con un amor el cual no me correspondía. Y para colmo, cuando estaba comprometido con Beth, estaba con Catherine a espaldas de los otros.

La vida era cruel, pero lo era más para los cadáveres que pasaban por mis ojos. Ni un solo superviviente. No olía rastros de otras personas sino más bien, era un ambiente antiséptico y neutro, casi como si alguien hubiera usado algún producto para neutralizar cualquier resquicio que pudiera delatarlo. Era puro ensañamiento, eso podría verse en las puñaladas que mostraban todos ellos. Y por el patrón que compartían, no tenían cierto rencor por un selecto grupo de personas, sino más bien, por la raza que eran.

Era un crimen de odio sin precedentes. En la historia de mi especie, apenas había acontecimientos que superasen la crueldad con la que habían acabado con todos los que allí vivían. No habían robado ni registrado nada, por lo que solo fueron con el objetivo de masacrarlos a todos.

—Prometo llegar al fondo de esto. Confiaré en Beth y en sus capacidades para que sepa averiguar que se cuece entre aquellos lares. Por lo pronto, dispongo de un par de horas para ir al funeral. Y lo que haré debe de ser importante y decisivo ya que no volveré nunca más.

Me alejé del poblado derruido, adentrándome un poco más en el bosque. Me subí a uno de los árboles para permanecer un tanto escondido y así mover un poco mis neuronas. Algo que debía de hacer era hablar con mi madre. Necesitaba con todas mis fuerzas mantener una comunicación con ella sin que el resto lo supiera. Era un asunto que debía de tratar con ella de forma sumamente discreta. Pensé en la excusa de llevarme un recuerdo de mi padre, apelando que no iba a volver a ver a nadie de mis seres amados. Si accedían, podía estar unos momentos a solas con mi madre y contarle mi plan.

Con respecto a Beth, no podría escaquearme de nuevo, por lo que me decidí a escribirle una carta para dejarla en uno de los cajones de la que era mi casa. Le diría a mi madre que se lo dijera y así saber dónde buscar.

Suspiré mirando a la luna cada vez más alta en el cielo. Catherine inundaba mis pensamientos en la quietud de la noche, una noche que se estaba tornando neblinosa, fría y húmeda. Deseaba con todas mis fuerzas volver al pasado, porque tenía claro unas cuantas cosas que cambiaría.

Y por mucho que el alma me pesara, nunca la habría conocido. Pues el día que puse mis ojos sobre ella, supe que estaría perdido.

The liberation of the beast(Is It Love?Nicolae parte IV)Where stories live. Discover now