CAPÍTULO 56

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La llevaba en brazos, con el alma encogida en mil llantos que guardé durante tanto tiempo. No supe cómo demonios pude llegar al avión para volver con ella, pero como un despojo, caminé con demencia hasta el lugar que debía ir. Quizás era la necesidad de darle un final que merecía, un descanso hermoso, ya que la vida que le di, fue de todo menos eso.

La posibilidad de enmendarme, de empezar de nuevo, de ser quién realmente era, se escurrió entre mis manos. Lo que siempre tuve alrededor, era precisamente lo que cargaba conmigo: muerte, dolor y destrucción.

Conforme más horas pasaban desde que me realizaron la regresión de mis recuerdos, más afligido me hallaba, pues más eventos recordaba. Cientos de violaciones, cientos de muertos, de gente convertida que se había suicidado por no soportar en lo que se habían convertido. Cientos de amantes con las que engañé a Sophie, incluso en sus propias narices, bajo el techo de la casa que llegamos a vivir por un tiempo.

Recordé la boda, en la que le exigí darme el sí, en la que puse como condición que su hijo no sufriera. Le prometí que nunca le haría daño y que siempre sabría de él. Le mandaba fotos de él cuando estaba despistado y le contaba un poco acerca de su vida. No lo hacía por compasión, sino por la obligación de nuestro contrato. Nunca fuimos un matrimonio real; yo la tenía como un trofeo con la que pasearme del brazo y provocar envidias, ella me temía e intentaba alejarse de mí a toda costa.

Pero la magia de su bondad, de su alma incorrupta, cayó enamorada de mí. Ella lo estuvo, lo sé y por eso me duele tanto. El saber lo que le había producido al haberle engañado con tantas mujeres y habiéndola tratado de una forma indigna. Ella se tragó sus sentimientos de la mejor forma que supo, pero sus miradas eran cálidas cuando yo no estaba atento, cuando me encontraba despistado. Ella me miraba a lo lejos e idealizaba una vida que nunca tendríamos. Y como un auténtico déspota, la utilicé como quise.

Su don de gentes me abrió las puertas a personas influyentes; siempre había presumido de mi carisma, pero la gran realidad es que ella me ganaba por goleada. Nunca le di el crédito que se mereció, ni tampoco le agradecí ninguno de tantos contratos que cerré gracias a su grácil educación y habla.

Volvía a casa, o lo que consideraba lo más semejante a ello, ¿cómo demonios me aparecería delante de mis hijos con el cadáver de una mujer en mis brazos, sin ser atacado o vilipendiado por mi naturaleza oscura? Lo más probable es que huyesen de mí o me enfrentaran; que me hicieran pagar por ser el que cargó contra esta inocente criatura.

Pero, aunque no había sido la mano ejecutora, sí que tuve mucho que ver en su cruel final. Si no me hubiera interpuesto en su vida, hubiera muerto en compañía de su hijo sin tener que echarle de menos. Era cierto que no viviría mucho más por su enfermedad, pero nunca hubiera conocido todo el horror que le hice pasar. No me quedaba mucho tiempo hasta poner un pie en la mansión, por lo que debía pensar rápido lo que hacer. No podía entrar como si tal cosa con Sophie, sino que debía de dar una explicación previa antes de que vieran su cuerpo.

Decidí que era mejor abrir la cripta y dejarla dentro en uno de los pedestales de piedra. Al encontrarse en una zona un tanto alejada de la mansión, podía perfectamente pasar inadvertido. Los reproches y palabras de odio no tardarían en llegar, cosa que comprendía perfectamente al encontrarse Nicole dentro de la mansión. Lo que le había hecho no tenía palabras algunas de consuelo o perdón.

Aceptaría mi destino, pero solo tras darle un descanso adecuado a mi esposa. Me había despedido de mi hermana por teléfono, por lo que todo en la vida ya lo había dejado en su lugar para abandonarme a mi suerte. Tampoco quería vivir mucho tiempo más y el saber que mi muerte alegraría los corazones de muchos, me proporcionaba una paz extraña pero necesaria.

Las luces de la mansión me demostraban que había vida dentro de sus paredes. Por la ventana podía ver a Peter, con un libro entre las manos como siempre lo había visto. Si supiera que su querida madre estaba tan cerca...

Las lágrimas comenzaron a salir, pero mi necesidad de arreglarlo todo de la mejor forma, me hacía tener fortaleza. Dejé a Sophie sobre un pilar de piedra, envuelta en una sábana mortuoria que guardábamos para cuando la ocasión la requiriera. No iba a arriesgarme y dejar la puerta abierta; la cerré con llave e intenté dar pasos firmes hasta la entrada de casa. Había un poco de jaleo; muchas voces se entremezclaban entre sí y aunque llevaba las llaves en el bolsillo, decidí tocar el timbre para no asustar a nadie.

Lorie me abrió la puerta, pero su mueca alegre se ensombreció al instante de abrir. Podía verse que sus ojos no funcionaban correctamente y aquello me preocupó enormemente, ¿Qué le había pasado?

Su voz no era cariñosa, pero como acostumbraba, no estaba exenta de respeto.

—Padre...no le esperábamos.

Por el bien de la paz mental de todos, nunca me esperaban. Siempre era mala noticia que me apersonara allí. Intenté recomponer la compostura, pues no deseaba generar otra reacción desagradable. Cerré la puerta tras de mí y me dirigí a mi hija:

—Lorie, vengo por un asunto importante. Me gustaría que llamases a todos para poder hablar. Vengo en son de paz, tengo mucho que explicar y de lo que disculparme.

—¡No mereces entrar por esa puerta!¡Has desgraciado la vida de cuantos tú has querido! —Interrumpió Nicolae. Su mirada carmesí me demostraba lo herido que se sentía al verme entrar como si nada hubiera pasado. El escándalo hizo a todos venir a la entrada de la mansión, donde cada rostro era tan duro como el juicio que estaban emitiendo acerca de mí.

Nicole me miraba de forma extraña, como si deseara asesinarme con sus propias manos, pero no pudiera hacerlo porque comprendía que tenía las de perder en contra de mi fuerza. Dio varios pasos hacia atrás, pero Drogo, que estaba tras de ella, la sujetó del brazo interviniendo en la conversación.

—No debiste venir, padre. Has ocasionado mucho dolor aquí y por culpa de tus sucios matones, hasta mi hermana ha pagado las consecuencias. Si tienes un mínimo ápice de bondad en tu corazón, te marcharás y no volverás. Prometemos dejar la mansión en cuanto las cosas se calmen. Pero si has venido a llevarte a alguien, lamento decirte que estamos dispuestos a luchar.

Sin previo aviso, Drogo se abalanzó sobre mí, secundándolo Nicolae. Peter tampoco lo pensó dos veces, destrozando el libro que tenía en sus manos al tirarlo contra la pared. No les atacaba, sino que bloqueaba todos los movimientos que me lanzaban coordinadamente los tres a la vez.

—¡Deteneros, he venido por algo importante!¡No vengo a hacer daño, he venido porque alguien ha muerto!

Nicole se puso pálida, colocando su mano en el pecho. Sus pies la hicieron tambalearse y caer al suelo, corriendo Madeline y su hermana hacia ella para socorrerla. Sus lágrimas salieron de sus ojos de la misma forma que lo hizo durante los primeros meses que estuvo en el Exilio, golpeándome de nuevo el daño que había provocado durante demasiados años.

Nicolae puso las manos en alto, pero las miradas amenazantes de mis tres hijos no cesaron. Me dieron unos minutos de explicación, para que dijera lo que tuviera que decir y marcharme por donde había venido.

—He venido a enterrar a Sophie. Peter...lo lamento tanto, pero no pude salvarla.

Odio, profundo odio pude ver salir de aquellos ojos metálicos. El mar embravecido se había abierto desde su vasto ser. No recordaba mucho de ella, pero sabía perfectamente que me refería a su madre. Estaba desorientado, como el joven que me llevé de su lado, como el chico que no pudo crecer de la forma que debió hacerlo.

—¿Dónde...y cómo?

—Venid conmigo. Os prometo que será la última vez que sabréis de mí. Tan solo quiero un poco de tiempo, solo un poco, para explicaros lo que vengo a deciros y darle sepultura a mi esposa.

A diferencia de mí, ellos me concedieron eso. La bondad que tanto quise arrebatarles de sus corazones, echaron raíces y se negaron a abandonarles a pesar de su naturaleza fría y calculadora. Por primera vez en la vida, estaba orgulloso de alguien que no era yo.

The liberation of the beast(Is It Love?Nicolae parte IV)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن