CAPÍTULO 57

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Claudette se había marchado, lo supe porque la intensidad de su colonia se había desvanecido casi por completo

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Claudette se había marchado, lo supe porque la intensidad de su colonia se había desvanecido casi por completo. Aun me encontraba atada, pero si disponía del suficiente tiempo, podía buscar una forma de escapar de allí.

Ahora que Víktor había vuelto a ser el que siempre debió ser, necesitaba ir con él para buscar un plan que destruyera definitivamente los cimientos del horror que él mismo levantó. Y no solo eso, liberar a todos los inocentes que habían pagado por crímenes que no habían cometido.

El asiento donde me encontraba sentada, era pesado, pero nada que mi fuerza me impidiera mover. Por desgracia, aunque me notaba en condiciones físicas aceptables, no podía transformarme porque para ello requería encontrarme en óptimas condiciones. Por lo que sabía del lugar, era más bien tranquilo y alejado del resto de viviendas. No era plena ciudad ni mucho menos, aunque en ocasiones, algunos granjeros locales caminaban por la zona para que sus animales pastaran. Las cortinas estaban ligeramente echadas, lo suficiente para ver por donde caminaba pero que nadie del exterior pudiera verme.

—Tengo que ponerme en pie. Estoy en la planta de arriba, por lo que la cocina debe estar abajo. Si logro bajar y encontrar algo con lo que romper las cuerdas, podría escapar de aquí.

Usando toda mi energía, levanté la butaca donde me encontraba, moviéndome lentamente por el dormitorio. No tenía pertenencia alguna, tan solo sabía que mi documento oficial de identidad estaba por algún lugar de la casa. Ya habría tiempo de registrarlo todo, ahora debía bajar.

La casa estaba amueblada, pero a leguas se notaba que apenas pasaba tiempo aquí o que la época en la que había estado viviendo, ya había pasado a la historia. Las personas como ella me generaban más lástima que otro tipo de sentimiento, pues por experiencia propia, sabía lo que los traumas podían hacerle a cualquiera.

Mi hermano me necesitaba y más si iba a ver a su familia para intentar arreglar las cosas. Sabía perfectamente que lo haría tarde o temprano, por lo que la pelea física estaba más que asegurada. Él necesitaba una portavoz confiable, que pudiera explicar las cosas de una forma creíble, pues por el historial que tenía colgado a sus espaldas, era comprensible que nadie confiara en Víktor.

El estruendo que provocaba a mi paso era ensordecedor, por lo que, si Claudette hubiera estado en las cercanías, ya se habría plantado enfrente de mí con la furia que siempre la caracterizaba. Suspiré y de nuevo seguí caminando hasta salir a pasillo.

Tenía la sensación de que todo se movía como si me encontrara en un barco, aunque la realidad era que yo misma tenía el riesgo de desplomarme de un momento a otro. Las fuerzas me amainaban con dificultad, por lo que me temía no llegar al exterior antes de que me abandonaran por completo.

Recorrí un buen trecho, descansando al pie de las escaleras. Me tocaba un camino un tanto largo y peligroso, por lo que debía de hacerlo del tirón y sin desfallecer ni un solo segundo, porque eso podía significar trastabillarme y caer. Las heridas eran lo peor para un lobo herido, por lo que debía tener mucha precaución.

Coloqué los pies en el borde de la escalera cuando aún estaba sentada en la butaca para así hacer palanca y quitármelos. Era lo mejor para ir más deprisa y ser sumamente silenciosa. Lo que aún me llamaba la atención era la razón por la que Claudette no fue más cuidadosa a la hora de atarme, ¿Por qué no había seguridad? ¿Por qué el lugar no estaba más escondido? Quizás solo pretendía ganar tiempo para hacer algo importante.

Ella sabía perfectamente que no podía dañarme, pues Víktor se lo haría pagar de la peor de las formas. Si la razón era ganar tiempo era porque yo no era el principal objetivo; quizás era una especie de señuelo para atraer la atención de alguien. Y supe que algo maquiavélico había detrás cuando mi teléfono se encontraba junto con mi documentación encima de una de las consolas de la entrada. Había sido demasiado fácil y yo no era estúpida.

Pero no iba a ser aún más estúpida y quedarme a averiguarlo. Me levanté como pude y me apresuré a la cocina en busca de algo afilado con lo que cortar las cuerdas. Aun olía a comida, pues Claudette intentó cocinar algo para mí, aunque terminó en su cara más que en mi estómago. Si se pensaba que iba a aceptarle cualquier cosa, estaba muy equivocada.

Totalmente de espaldas, comencé a abrir los cajones a tientas, palpando cada objeto con cuidado. En uno de esos intentos, un cuchillo me cortó haciéndome sangrar en una casa que pertenecía precisamente a un vampiro.

No podía dejar rastros, por lo que en cuanto me quitara las ataduras, debía de buscar una solución al sangrado. Había paños de cocina que fácilmente se podían rasgar, por lo que en cuanto tuve la ocasión, tomé uno para hacerme un pequeño torniquete.

—Ahora debo escapar de aquí. Víktor me necesita—Dije en voz alta. Completamente exhausta pero libre, tomé mis cosas para salir al exterior a través de una ventana, pues la puerta principal estaba cerrada con llave. El aire fresco cosquilleaba mi nariz, y en cuanto un granjero vio mi aspecto, se ofreció a ayudarme. Pero no necesitaba ayuda, tan solo poder tomar de nuevo un avión para presentarme en la mansión antes de que las cosas se pusieran feas.

Pero mientras que mis pies me llevaban a la carretera, mi teléfono comenzó a sonar.

—¡Víktor! ¿Dónde estás? —Le pregunté conmocionada. Su voz era rota y apenas audible, lo que me hacía sentir una terrible inseguridad al no ser capaz de ayudarle más a liberar esa carga.

—Sophie ha muerto. Tengo la sospecha que escribió una carta antes de morir, pero no la encontré. Me fui pronto porque necesitaba darle descanso...necesitaba darle un poco de paz.

Aquella noticia me hizo frenar en seco. Por mucho que me pesara, no le preguntaría más acerca de aquello hasta tenerlo delante. Mi hermano ahora era muy volátil y cualquier cosa podía ponerle en peligro. Le pregunté varias veces dónde se encontraba, pero al pensar que él deseaba darle un lugar especial a Sophie, pensé en la cripta que él mismo había mandado a hacer. No iba a enterrarla en un cementerio sino en los alrededores de su casa, donde cada día pudiera hablar con ella y sentirla cerca.

Intenté razonar con él para que no cometiera ninguna estupidez.

—Ten paciencia con ellos, comprende que no confíen en ti. Tan solo espera e intenta no empeorar las cosas. Te dije que siempre te sacaría de cualquier lío.

Pero colgó, justo cuando le escuché sollozar. Ni siquiera se permitía eso; era alguien destruido, unas ruinas que apenas se mantenían en pie. Deseaba que el tiempo estuviera de mi parte y, que, por una vez, ambos pudiésemos disfrutar de algo de paz. Pues desde nuestro nacimiento, no sabemos lo que es cerrar los ojos con la conciencia tranquila o con el semblante sereno.

The liberation of the beast(Is It Love?Nicolae parte IV)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon