CAPÍTULO 4

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NICOLE

La compañía que nos dimos mutuamente fue absolutamente genial. Lorie ya iba poco a poco aceptando su condición y su recuperación iba sobre ruedas. El tema de la visión era algo que no sabíamos a ciencia cierta si iba a recuperar la totalidad de la vista de su único ojo o tan solo un porcentaje de la misma. Para mi sorpresa, ella no cesaba de bromear, recordándome que, si eso pasaba, yo iba a ser una perrita buena llevándola allá donde ella quisiera ir.

—Con tal de ponerme un arnés y correa, te inventas cualquier excusa— Bromee con ella hasta caer las dos completamente exhaustas de tanto reír. Estaban siendo unos tiempos muy difíciles para todos, así que toda brizna de buen humor se agradecía y se le daba la bienvenida. Suspiré cuando la dejé descansar, entre tantas pilas de almohadones y su ahora parche granate, que destacaba entre toda la decoración rosada.

Su voz, tenue pero perceptible, me hizo volver a abrir la puerta para ver qué quería. Sin abrir los ojos, me dijo:

—Creo que es hora de dejar el rosa atrás. He descubierto que hay otros colores que me gustan, así que quiero renovar un poco mi imagen para dejar de parecer una niña pija y rica.

—Nada me haría más feliz que ayudarte. Ya saber que siempre puedes contar conmigo.

—Lo sé y deberá de ser para siempre. Siempre has sido una de los nuestros, incluso cuando eras humana. Supe que tenías potencial para ser un miembro de nuestra familia. Te agradezco que te quedaras, aun a pesar de lo que sucedió con Nicolae.

Aquellas palabras me llegaron hondo, obligándome a volver a entrar al dormitorio para quedarme sentada a su lado. Seguía con los ojos cerrados, pero sabía perfectamente que me encontraba allí con ella. La tomé de la mano que sujetaba uno de sus cojines.

—Tu hermano logró conocerme en tan solo unos pocos meses que conviví con vosotros y llegó a hacerlo tan bien que sabía perfectamente cómo iba a reaccionar cuando supiera lo de que me había convertido además de que todos eráis vampiros. Aquella noticia fue...no puedo decirte lo que supuso para mí porque es algo completamente imposible de explicar. Fue una traición enorme y dolorosa, cuyas razones no comprendí hasta que la situación empeoró y pude ver a los míos en peligro. Ese miedo primigenio a proteger a los que amas... supe ahí lo que sintió Nicolae cuando mis constantes vitales bajaron. Y, aun así, nunca le dije que lo comprendía y que le perdonaba. Pero claro, es tu hermano y me conoce, así que sabe perfectamente que este asunto es agua pasada. Sabe que no soy de esas que confiesa lo que piensa o siente.

—¿Y no crees que le gustaría que se lo dijeras? Precisamente porque sabe cómo eres, lo valorará como una muestra de afecto enorme.

Estuve de acuerdo con ella, pero era más fácil decirlo que hacerlo. Le deseé buenas noches antes de marcharme en dirección al despacho de Nicolae para esperarle y saber si la extraña visita se había adaptado bien a la cabaña y si se quedaría por mucho tiempo.

De camino, me topé con Sebastián, el cual parecía realmente molesto. Le detuve y comencé a preguntarle las razones por las que llevaba esa cara de pocos amigos. Él me respondió con otra pregunta:

—¿Habéis recibido alguna visita recientemente?

—¿A qué viene esa pregunta? — Le respondí. Olfateó ligeramente el aire, escudriñándome con una mirada que denotaba una profunda irritación.

—¡Demonios! ¿Quién ha venido, Nicole?!Necesito saberlo!

—¡Eh, corta el puto rollo! Si hay algo que debas saber, te lo diremos. Hasta entonces, mejor mantén un clima de calma no vaya a ser que te tenga que bajar los humos de un golpe, ¿Entendiste?

Sebastián no dejó de mirarme con dureza, pero decidió mejor marcharse a toda prisa con su mal humor. Pensé en las posibilidades de que él oliese a la visitante, ya que al ser un Alpha, sus sentidos estaban más agudizados que el resto de los miembros de su especie. Aunque, según Antonella, había sido destituido por Ludwig hacía unas horas, así que no sabía si debía decir algo o bien que lo supiera llegado el momento.

Ya había demasiadas cosas por las que preocuparse.

Nada más entrar al despacho de Nicolae, me di cuenta que aún no había llegado. Al mirar el reloj, conté el tiempo que había pasado desde que se marchó: un total de tres horas. No podía quedarme allí como si nada, teniendo en cuenta en la situación que nos encontrábamos.

Salí de la habitación en busca de Peter o Drogo, pero no parecían estar ni en el hall, ni en el comedor, ni en la cocina. En su lugar, mi hermana estaba tomando un vaso de zumo en la penumbra de la noche, con un rostro completamente afligido. Sabía las razones, por lo que decidí preguntar si ya había dado el paso.

—No sé ni cómo empezar. Quise hablar con Drogo, pero se marchó a cazar hace una media hora. Para mi desgracia, Sebastián tampoco me habla demasiado y, cuando lo hace, es con malas palabras o con mala actitud.

—Espera, ¿Te ha hablado mal? —Le pregunté mientras cerraba los puños. Ella pareció arrepentirse de haber afirmado eso, porque sabía perfectamente que podía pegarme con cualquiera con tal de defenderla.

Resoplé con fuerza; estaba cansada de su actitud de mierda. Si no se calmaba, yo misma le daría una patada en el culo y lo echaría de la mansión de forma temporal. No dudé en decírselo a Cathy, cosa que no le gustó en lo absoluto.

—Piensa que es el padre de mi hijo.

—En lo único que puedo pensar es en lo capullo que está siendo contigo. Tú me importas más que él y eso no hay fuerza sobrenatural que lo cambie. Si le pillo diciendo alguna idiotez o hablándote de forma inadecuada, ten por seguro que los infiernos se abrirán bajo sus pies.

Antes de salir de la cocina, Cathy hizo el amago de seguir hablando, pero pronto se quedó callada. Sus ganas de hacer cualquier cosa iban menguando, se le notaba desde que había puesto un pie en la mansión. El ambiente iba caldeándose cada vez más hasta el punto que en el algún momento, explotaría. Para más problemas, teníamos a esa extraña visitante, proclamando sobre un Sebastián que había engendrado hijos con otras de su clan, un Sebastián que esperaba no fuera el que conocíamos, porque entonces tendría que dar muchas explicaciones no muy agradables.

Pensaba en Cathy y en cómo podría encajar una cosa así. En su estado, cualquier cosa que pudiera crearle ansiedad o un estado intenso de nervios, podría ser fatal para el bebé, el cual no tenía culpa de lo que estaba ocurriendo a nuestro alrededor.

Volví a mi asiento, observando por el lugar en el que se fue Nicolae, pensando en cómo había cambiado nuestras vidas. Hacía unos pocos años, mi culo moribundo había entrado a este preciso lugar en busca de un poco de amor y ahora, con el corazón encogido, esperaba impacientemente a que él volviera. Lentamente, comprendía las razones por las que ahora no era un cadáver bajo tierra sino uno bien vivito y coleando. Esa necesidad de proteger, de hacer que los tuyos se queden para siempre, ese egoísmo latente bajo nuestra piel.

Si cualquiera de nosotros tuviésemos la capacidad de que los nuestros fuesen eternos, tomaríamos esa píldora.

The liberation of the beast(Is It Love?Nicolae parte IV)Where stories live. Discover now